El rubro artístico está pasando por una crisis sin precedentes gracias a la pandemia de COVID-19 y a las nulas ayudas del Gobierno hacia el sector cultural. Cines y teatros han cerrado sus puertas hace ya más de un año y, si bien se han trasladado al formato online, no es suficiente para mantener un teatro o cine abierto y que no corra el riesgo de cerrar sus puertas para siempre. Tal ha sido el caso del renombrado Teatro La Memoria.

El mítico Teatro La Memoria corría el riesgo de cerrar en forma permanente e incluso (y cómo se aprecia en el comunicado emitido en sus redes sociales) “sólo tenían recursos para pagar bienes esenciales por un mes más, y así cerrar el teatro, a lo que se suma el despido de 6 de nuestros colaboradores y suspensión indefinida de actividades”.

Pero luego de que el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio hiciera correr la lista de espera de los fondos concursantes (FONDART), salieron beneficiados y podrán continuar con sus labores en el teatro, con el que llevan más de 25 años en funcionamiento, y continuarán ofreciendo sus Seminarios de Formación y las becas para creadores/as más vulnerables, continuar con el Programa de Residencias en Solidaridad en Compañías que no cuentan con un espacio y promover la asociatividad con Compañías y Colectivos de Regiones.

Y a pesar de haberse adjudicado el Fondo, lanzaron uan fuerte critica a esta forma de financiamiento, que obliga a los artistas a concursar por fondos en plena pandemia. “FONDART es un sistema de asignaciones de fondos perverso, azaroso, ineficiente y complejo por toda la burocracia que exige y que exceden las capacidades de cualquier Compañia, Espacio Cultural o Colectivo artístico”

Sin ir más lejos, el espacio cultural “exige una subvención permanente de espacios, subvención para creadores y colectivos y también aumentar considerablemente los recursos asignados a la cultura”.