A las 16:00 horas estábamos reunidas. Mientras sus cuidadores alistaban todos los detalles para nuestra entrevista, me dediqué a observar. Nunca había visto un Copihue de Oro y ahí estaba, sobre la esquina derecha de un mueble de madera acompañado de un cuadro que ojalá supiera el nombre del artista. Me imaginé un museo o esas casas antiguas que huelen a calidez. Así empezaron mis ansias por hablar con Delfina Guzmán.
Al rato apareció. Con actitud y elegancia, por supuesto. Me confesó algunos secretos que contaré más adelante y que, lo primero que haría si la pandemia desapareciera mañana, sería abrazar a sus nietos.
Delfina Guzmán tiene 92 años y un enorme camino recorrido en las tablas y frente a cámara. Recientemente fue reconocida por el Festival de Cine Chileno, FECICH, por su trayectoria cinematográfica frente a la cual se siente muy agradecida, pues “uno se siente muy bien cuando la gente la apoya”, expresó.
Cuando le pregunté por su película favorita del festival -las cuales van desde clásicos como “Tres Tristes Tigres”, de Raúl Ruiz, hasta últimos estrenos, como la cinta de Sergio Castro San Martín, “El Negro”– Delfina aseguró que “es difícil elegir favoritos. Depende de los estados de ánimo y las etapas de vida. Uno se guía por los resultados de las encuestas o las opiniones de las personas”.
El festival que finaliza este 29 de enero ofreció más de 30 películas en su programación y, al igual que otros eventos que se han desarrollado durante la pandemia, el FECICH se celebró de manera online.

— ¿Cómo le ha afectado este cambio? ¿Ha podido adaptarse a estas nuevas modalidades?
No reconozco todavía los méritos del cambio, no significa que no lo haga después, pero el público es irremplazable. No es lo mismo que estar frente a una pantalla. Me ha costado, este es un camino de alternativa porque las salas están cerradas y me parece muy inteligente haberlo hecho.
Al igual que muchos de sus colegas, Delfina Guzmán también ha incursionado en estos nuevos formatos, a pesar de no encontrarse fascinada. El año pasado participó en la obra de teatro “Click y Llega”, la cual fue escrita por Flavia Radrigán y dirigida por Karim Lela.

*
Como parte de su rutina diaria Delfina lee todos los diarios día a día, sin embargo, lo hace con rabia “porque no informan lo que uno necesita saber: la verdad. Me enoja mucho, pero igual los leo porque necesito estar al día de lo que sucede en este país”.
Criticó la desinformación que existe en los medios de comunicación tradicionales de nuestro país y también aseguró que “existe un juego muy demoníaco” detrás de todo lo que se decide o no informar, haciendo referencia al revuelo que ha ocasionado el tema de las vacunas.
— ¿Usted se vacunará?
Por supuesto que sí. No me voy a poner yo a enseñarle a los científicos cómo hacer una vacuna.
A pesar de su opinión anterior sobre los medios, Delfina Guzmán también se percató de que hace un tiempo a esta parte, los medios también se han interesado por saber cómo la pandemia ha afectado al sector artístico. “Ni te digo la cantidad de entrevistas que doy. Hay mucho interés en saber cómo la estamos pasando nosotros los actores y eso lo encuentro de mucho cariño y expresividad. Siendo que en general los chilenos no son muy así”, afirmó la artista.
— Claro. La pandemia ha demostrado que las artes y las culturas son necesarias en la vida diaria. Todos nos hemos refugiado en la música, el cine o la literatura el último año…
Tal cual. Se nos echa de menos y la gente se está advirtiendo que exista esta actividad. No digo que antes no se supiera, pero siento que ahora las artes son las grandes acompañantes de la soledad.
— ¿Cómo avizora el panorama para el teatro nacional? Teniendo en cuenta de que dependiendo de la realidad de las salas y la fase en la que se encuentren será su reapertura. ¿Cree que las medidas con respecto al arte han sido acertadas?
Es una incertidumbre total. La vida humana se ha transformado en un acertijo. Creo que el apoyo estatal es toda una discusión. Se tienen que preocupar día a día. Son unos irresponsables, ¿no? Los artistas no necesitan que los compadezcan, necesitan que los ayuden y los apoyen.
Le pregunté qué debería tener la nueva Constitución en materia artística y cultural. Su respuesta me sorprendió…
“¿Tú sabes que los artistas no tienen jubilación? ¿Qué te parece? Eso es un detalle y uno no tan chico. He tenido la suerte de poder seguir trabajando, hacer entrevistas. Muchos compañeros se han vistos con el cinturón apretado”.
— Frente a esa situación, ¿cómo se han organizado? ¿Cuál ha sido el rol del Sindicato de Actores?
El sindicato de actores, Sidarte, es una maravilla. Chileactores y Santiago a Mil también. Hay muchas instituciones que han estado al pie del cañón, dándole la importancia que tiene, no solo lamentando. La gente está moviéndose, no está resignada.

*
Lo que más extraña Delfina de su vida antes de la llegada del Covid-19 es su relación permanente con familiares y colegas. “El aislamiento es una cosa muy dolorosa y negativa”, expresó. Sin embargo, reconoció que todo esto ha servido para afiatar lazos, ser mejores personas y que se ha convertido en una oportunidad para un posible cambio de actitud frente a la vida.
Contó que el contacto con sus compañeros de trabajo y amigas es constante, aunque le costó acordarse de algunos nombres. “Después te acordarás de mí”, me dijo entre risas.
Antes de que tuviéramos que despedirnos le pregunté cual sería la palabra para resumir el 2020. Sin pensarlo mucho, me respondió: “Mierda”.