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Opinión: Delfina Guzmán, la gran señora de las Artes Escénicas de Chile

Cuando el teatro chileno aún estaba en pañales, hubo una mujer que incluso contra lo que su familia y sociedad le decían aun así cumplió su sueño, teniendo, incluso, que abandonar a sus propios hijos. Hoy es ella misma la que, de manera esporádica, se mantiene activa, siendo selectiva con los trabajos en los que participa, mantiene vivo ese amor, pasión y alto profesionalismo que la ha llevado a mantenerse por más de seis décadas vigente, ya sea en teatro, cine o televisión: Delfina Guzmán Correa (92) es la gran señora que aún se mantiene vigente de nuestro Teatro chileno.

Parte de la generación que egresó de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile el año ’56, Delfina Guzmán se ha definido gracias a su trabajo, trayectoria y largo aliento en las diversas formas de representación como una de las actrices más importantes de nuestro país, incluso siendo parte de la primera gran generación de actores y actrices que comenzaría a dar vida a la industria teatral, cinematográfica y televisiva a lo largo y ancho de Chile.

Quienes han trabajado con ella la han calificado como una actriz de una presencia imponente; y sí, cualquier elenco o producción integrados por Delfina Guzmán es altamente atractivo, pues la jerarquía y años de oficio, donde coloca a disposición los años en el Teatro ICTUS, Área Dramática de TVN y su rol como docente y directora de teatro.

Delfina es sinónimo de teatro y de gran talento, de realismo y de sabiduría actoral; es, sin dudas, una de las más grandes actrices de nuestra historia escénica, dándose el lujo de transitar por todos los espacios, épocas, etapas y momentos de la historias de las producciones que ha enfrentado nuestro país. De pionero y rupturista, pasando por conocer de lleno la etapa de oro, hasta el éxito de la televisión como plataforma de entrega de contenidos de ficción.

Muy probablemente un símil de Guzmán, además de profesionalismo y cercanía con los más jóvenes, sería la de una especie de Biblia que es capaz de contar y transmitir la esencia de aquellos primeros días, las crisis de la industria y de la bonanza televisiva, pues, con sus años de oficio, hay pocos y cada vez menos y tenemos la suerte de poder seguir disfrutándola, aun con el paso de los años.

Entre los papeles más ensalzados por la audiencia y sus mismos colegas, sobre todo en la televisión nacional, son: Estúpido cupido de 1995, Sucupira de 1996, La Fiera de 1999, Romané de 2000, Pampa Ilusión de 2001, El circo de las Montini de 2002 y Cómplices de 2006, entre otros. Roles que han dejado más que claro que su talento trasciende plataforma, tema y género artístico.

Como mencioné antes, pocas veces podremos ver a alguien con tal capacidad de relato, cercanía con la realidad y conocimiento pleno de lo que es el teatro, pero más aún, de lo que es la actuación. Merecido tiene su premio Caleuche a la Trayectoria del año 2019, pues es un reconocimiento a esto mismo: a sus largos años al servicio del Teatro y la cultura chilena. Como Delfina Guzmán, pocas y casi nadie, porque es el teatro vivo y la expresión propia de cómo la industria de las artes escénicas han ido evolucionando, representando y adaptándose a la tiempos.

Disfrutemos hoy de lo que podamos de esta gran actriz, porque el tiempo no pasa en vano y tenemos la suerte de tener relato vivo, consciente y que con tan solo movimientos, gestos y sentires, puede ser mejor maestra que cualquiera academia de teatro.

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