¿Qué seriamos sin la memoria?: una hoja en blanco esperando a ser rayada.
Con el paso de los años, el cómo conservar una buena memoria es un hecho bastante serio. Sin embargo, cuando somos jóvenes no le prestamos mayor atención a este tema, ya que creemos que se mantendrá así a la larga, lo mismo que creemos con nuestro cuerpo. En ella no solo conservamos recuerdos -buenos y malos-, sino que también almacenamos funciones que nos ayudan día a día.

De la misma manera que los músculos del cuerpo, la mente se beneficia con un buen ‘entrenamiento’, algo que la estimule, como por ejemplo: leer.
Leer demanda que prestes atención y pongas la menta a trabajar, ademas de exigir una mayor concentración, la cual no sucede cuando estás frente a un televisor. Claro, es más fácil estar frente a una pantalla mientras hablas con otra persona o comes, cosa que no sucede al leer.
Cuando leemos un libro, “nos fuerza a construir, a producir una narrativa, a imaginar,” según Maryanne Wolf, directora del Center of Reading and Language Research en la Universidad de Tutfs, Massachusetts. “Normalmente, cuando lees, tienes más tiempo para pensar. Leer te da acceso a un botón de pausa único para la comprensión y el conocimiento.”

Según estudios publicados en la revista “Neurology”, es la última evidencia que demuestra que la lectura ralentiza el deterioro cognitivo en la vejez, independientemente de las enfermedades neurodegenerativas comunes relacionadas con la edad.
La clave para mantener nuestro cerebro fuerte a largo plazo tiene que ver con ejercitarlo: leer y poner a funcionar nuestra mente. Y lo mejor es empezar temprano.