“El tiempo que tenemos” no huye de las emociones, sino que las enfrenta de una manera cruda y auténtica, para que el espectador reflexione sobre la importancia de vivir el presente, valorar lo que realmente importa y aceptar el dolor como parte de la experiencia humana. Sin duda, tiene todo para ser parte del team “películas que te harán llorar”.
Cuando pensabas que las historias de amor ya no podían escapar del terreno del cliché y que nada lograría emocionarte, “We Live in Time” o “El tiempo que tenemos” llega para recordarte lo que significa vivir una verdadera conexión humana. Esta película del exitoso estudio A24, que se estrena el 28 de noviembre en las pantallas nacionales, deja una marca profunda con las excepcionales actuaciones de Andrew Garfield (Tobias) y Florence Pugh (Almount), en un drama que, sin duda, te hará sacar unas cuantas lágrimas.
En Revista La Máquina te contamos qué nos pareció la cinta.
Sinopsis de “El tiempo que tenemos”
Almut y Tobias se conocen en un encuentro inesperado que cambiará por completo sus vidas. A lo largo de su historia, acompañamos sus momentos más íntimos: se enamoran, construyen un hogar y forman una familia, mientras se enfrenta a una dura verdad que amenaza con destruir todo lo que han construido. En su viaje, que desafía los límites del tiempo, aprenderán a valorar cada instante de este atípico y emotivo amor que abarca más de una década.
Un guion maravilloso
Desde el principio, la película se apoya en una de sus mayores fortalezas: la química entre Garfield y Pugh. Andrew Garfield, con su mirada que logra decirlo todo, y Florence Pugh, con su increíble humor, logran transmitir una complicidad tan íntima que te absorbe por completo en esta hermosa historia.
Los diálogos son otro punto clave, aunque en ocasiones dolorosos, son lo que realmente da forma a la complejidad de su relación. Las conversaciones entre los protagonistas, cargadas de sentimientos profundos, nos arrastran a través de momentos difíciles y sumamente emotivos.
Tobias es un hombre apasionado y abierto con sus emociones, mientras que Almount, aunque más reservada, enfrenta las situaciones con una firmeza que desafía la fragilidad de sus sentimientos. Esta diferencia crea escenas de vulnerabilidad emocional entre ambos, incluso de tensión. En ciertos momentos, el tono puede recordar a otras obras cinematográficas como “Historia de un matrimonio” o “Blue Valentine”, por la honestidad cruda con la que se muestran las complejidades de una relación.
Pese a que la película es profundamente emotiva, su guion también incorpora toques de comedia, lo que mantiene el ritmo entretenido y logra sacar un par de risas en el cine, equilibrando la intensidad de sus momentos más dramáticos.
Excesivos saltos de tiempo
Una de las características más distintivas de “El tiempo que tenemos” es su narración fragmentada. La película no sigue una cronología lineal, en cambio, nos lleva a través de una serie de saltos temporales que se entrelazan de manera intencionada. En cada escena, el tiempo parece moverse hacia adelante y hacia atrás; si bien este enfoque puede resultar confuso en un principio, refleja de manera efectiva cómo los recuerdos y las emociones se mezclan en la mente cuando uno se enfrenta a una pérdida inminente.
Esta estructura narrativa refleja la manera en que el tiempo se distorsiona ante una tragedia, y aunque podría desconcertar a algunos espectadores, ayuda a profundizar en la psicología de los personajes y en la complejidad de su relación. El enfoque no lineal también resalta el impacto de los momentos compartidos, sugiriendo que cada segundo juntos, por pequeño o fugaz que sea, tiene un valor inmenso.
El toque de John Crowley
“El tiempo que tenemos” es dirigida por John Crowley, un cineasta conocido por su habilidad única para contar historias de amor. En obras anteriores, como “Brooklyn”, Crowley demostró su capacidad para mezclar nostalgia y esperanza en relatos románticos. En esta nueva entrega, regresa con un enfoque igualmente emotivo, pero esta vez explora una historia más dolorosa. En un mundo cinematográfico a menudo dominado por el cinismo y la oscuridad, Crowley ofrece una historia que, aunque amarga, irradia una calidez humana sincera y profunda.
La película aborda un tema delicado, la salud de Almount, quien recibe un diagnóstico devastador que pondrá a prueba no solo su relación con Tobias, sino también su percepción del tiempo y del significado de la vida. La forma en que se retrata este paseo emocional, de descubrimiento y aceptación, es lo que eleva a “El tiempo que tenemos” más allá de la típica historia de amor condenada.
¿Un nuevo clásico del romance?
Si bien “El tiempo que tenemos” se inspira en los grandes dramas románticos del cine contemporáneo, como “Antes del amanecer” o “El diario de una pasión”, también ofrece una nueva perspectiva dentro del género. La película no huye de las emociones, sino que las enfrenta de una manera cruda y auténtica, para que el espectador reflexione sobre la importancia de vivir el presente, valorar lo que realmente importa y aceptar el dolor como parte de la experiencia humana. Sin duda, tiene todo para ser parte del team “películas que te harán llorar”.
Revive el tráiler de “El tiempo que tenemos” aquí
No olvides que podrás disfrutar de esta hermosa cinta en las grandes pantallas a partir del 28 de noviembre.