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La Estantería | “Tomie” y la puerta de entrada a “drogas más duras”

Hoy y para algo totalmente distinto, decidí dejar un tanto de lado los cómics más usuales para La Estantería, puesto que la baja temperatura en Santiago me llevó de vuelta a mis tiempos de liceo, donde una agradable muchacha me recomendaba “Tomie”, del maestro del horror en el manga “Junji Ito” (Hellstar Remina, 2005).

Para interiorizar un poco a quienes no lo conocen, Junji Ito es un mangaka (creador de mangas) fuertemente influenciado por el trabajo de autores como Hideshi Hino (Panorama of Hell, 1984) y H.P Lovecraft (The call of Cthulhu, 1928), entre otros, siendo su primer trabajo publicado Tomie, en 1988. Sus historias principalmente poseen como tema central el terror, la sangre y los personajes perturbados. Como dato, Ito fue parte del equipo creativo que iba a trabajar en el cancelado Silent Hills, junto a Hideo Kojima y Guillermo del Toro.

Bueno, siguiendo con el recuerdo, en esos tiempos no tuve mayor acercamiento al mundo del anime y sobre todo lo que es el manga, más allá de ver Neon Genesis Evangelion o Slam Dunk en el Chilevisión cuando era pequeño. Así que ingresé a un link -totalmente legal- para leer dicho manga, sin saber qué me esperaba. Y vaya que me tomó por sorpresa.

Tomie: la belleza como seducción fatal

“Tomie” comienza con un “paseo de curso”, en el cual se nos presenta a una hermosa y joven muchacha llamada Tomie, quien muere. Ante esto, sus compañeros y el profesor, en medio de la desesperación, deciden colaborar para esconder el cuerpo de ella. Poco sabían ellos que, al llegar a la clase al día siguiente, esta padecida chica los estaría esperando… como si nada hubiese pasado.

Sin embargo, quizá un argumento tan sencillo difícilmente daría para tanto, es por esto que no es la única historia en que esta apuesta muchacha se aprovecha de los demás, ya que los coprotagonistas de este manga siempre son sus víctimas, se ven perdidos ante la belleza de esta chica sin saber que ella será su perdición, llevándolos a una manía obsesiva por la cual van a terminar perdiendo la cabeza (literal en algunos casos).

Bonito.

Para entender bien todo lo que comprende esta obra, se tiene que leer como una antología, es decir una colección de fragmentos. Si bien cada una de las historias tiene a Tomie como tópico central, en un inicio se dificulta entender qué es realmente Tomie, qué es lo que la convierte en un ser tan atractivo, tan bello y que a la vez lleva a sus víctimas a sentir la necesidad innata de asesinarla. Tomie no diferencia entre niños, jóvenes o adultos, va a manipular y controlar a su presa como a cualquier otra.

Al leer esto varios se preguntarán: “¿Por qué alguien en su sano juicio pensaría en disfrutar de algo tan perturbado, grotesco y violento?”. La respuesta se da en el género que brinda un paso más allá del trabajo de Junji Ito, llamado ero-guro (erotic grotesque).

En medio podemos ver a Junji Ito, autor de Tomie, Uzumaki y Gyo.

Este movimiento artístico nace como protesta en contra de los temas tabúes que presentaba Japón (que siguen vigentes), en el cual el lexema “ero-guro” se divide entre “ero” (erótico) y “guro” (grotesco). En los ejemplos que presenta este género, evidenciamos cómo se explotan imagenes de sexo, sangre y gore, llevadas más allá con la inclusión de desfiguraciones, desmembramientos, parafilia y hasta violaciones.

El ero-guro, a pesar de nacer como un movimiento de antes de la guerra, con el tiempo se fue transformando y desglosando también en distintas ramas, siendo una de las más populares en la actualidad el “tentacle rape”. También influyó en parte al movimiento “visual kei”(Flashbacks del Diario de Eva), sobre todo en la banda Cali Gari que adecuó este arte como concepto para sentar las bases de su estética.

Si bien estas temáticas pueden ser extremadamente desconcertantes y totalmente no aptos para todo público y, además, haciendo alusión al título de esta edición de La Estantería, ¿por qué se podría considerar el trabajo de Junji Ito como la “puerta de entrada” a este género tan alienado? Puesto que sus historias e ilustraciones están cargadas de cierto encanto “perturbador” que no deja de llamar la atención a pesar de lo incómodo que resulta.

A continuación, dos ejemplos del arte de Junji Ito.

Para aquel interesado en esta peculiar forma de arte, uno de los puntos por los que se recomienda comenzar es la obra de Shintaro Kago, que se compone de varios one-shots (relatos autoconclusivos) sobre diversos temas, en los cuales toda parafilia es explotada para asquear e intrigar al lector. Un punto fuerte y hasta considerado icónico es The Holes del mismo autor. Aunque mi lectura recomendada siempre es Mai-Chan’s Daily Life (La vida diaria de Mai chan), que cuenta la historia de una sirvienta inmortal que vive como esclava, para satisfacer a los clientes de distinto calibre.

¿Será que nos gusta consumir este tipo de arte por esa atracción que nos genera lo extraño? ¿Será acaso que es el morbo innato dentro de todos nosotros lo que nos hace llamar la atención de cosas prohibidas, asquerosoas o crueles? ¿Qué diferencia hay entre alguien que disfruta del ero-guro con el que comparte por WhatsApp un video de un accidente de tránsito o de brutalidad policiaca? Puede que sea tiempo de hacer la auto crítica entre nosotros y dejar de fijarnos tanto en los demás, así que les dejo la pregunta: ¿Qué le causa morbo a ustedes?

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