“La Generación Beat fue una visión que tuvimos con John Cellon Holmes (1926-1988), Allen Ginsberg (1926-1997), más salvajemente todavía, y yo, hacia fines de la década de los cuarenta. Un grupo de hípster locos, hippies e iluminados, que aparecieron de pronto y comenzaron a errar por los caminos de América, graves, indiscretos, haciendo dedo, harapientos, beatíficos, hermosos, de una fea belleza beat (…)”.
Estas fueron las declaraciones del novelista estadounidense, Jack Kerouac (1922-1969), publicadas originalmente en 1958 en la revista “Esquire” y que, además, forma parte del libro “La filosofía de la Generación Beat y otros escritos” (Editorial Caja Negra).
En este breve extracto, Kerouac, miembro fundamental de este movimiento literario y contracultural, define lo que para él fue la Generación Beat y todo el movimiento cultural asociado, pero ¿qué fue realmente la Generación Beat? ¿Quiénes fueron los principales integrantes del movimiento que agitó a la juventud estadounidense en la década de los 50? ¿Quiénes fueron y qué pasó con sus mujeres?
Generación Beat: más que un movimiento de libros y jazz
La Guerra Fría estaba en su apogeo, las tropas estadounidenses se desplegaban y poco a poco aumentaba el descontento por lo que significaba el desplazamiento de jóvenes que, en lugar ir a buscar un futuro universitario o laboral, eran enviados a morir a los batallones en diferentes puntos del orbe.
La convulsión y el malestar estaban instalados, no obstante a todo eso había que sumarle algo más: la decadencia del extremo sistema neoliberal había llegado y paulatinamente corrompió lo que, según los miembros de la Beat Generation, era “el comienzo del fin de los valores humanos”, debido a los altos niveles de consumismo y comienzo de una escasa vida familiar, que ya en ese entonces hacía estragos en la sociedad norteamericana.
En este contexto de descontento social por parte de la juventud crítica de la década de los 50’s, es que nace la Generación Beat, un grupo de jóvenes escritores, poetas y artistas visuales que cuestionaron toda la base de los valores de la sociedad que los rodeaba. Eran jóvenes necesitados de decir lo que el mundo de la postguerra y el capitalismo salvaje les había generado. Eran jóvenes necesitados de liberar el aullido en el camino.
El grupo primario de este movimiento -en ese entonces, contracultural- tuvo sus primeros encuentros en la Universidad de Columbia (Nueva York, USA), lugar en donde se frecuentaron y establecieron estrechos lazos entre Lucien Carr (1925-2005), periodista estadounidense; Allen Ginsberg, uno de los principales miembros; William Burroughs (1914-1997), novelista y crítico estadounidense, quien junto a Burroughs y el mencionado Jack Kerouac, considerados además como los tres integrantes más icónicos de este movimiento, sumados a la posterior unión de Neal Cassady (1926-1968), sirvió como inspiración para el personaje de “Dean Moriarty” en la novela de Kerouac, “En el Camino” (publicada en 1957) y Carl Solomon (1928-1993), escritor aficionado a quien Allen Ginsberg dedica su afamado poema “Howl” (publicado en 1956) en forma explícita y con quien mantiene una relación amorosa que, incluso involucró a la esposa de Solomon.
El grupo estaba conformado y las ideas, consideradas revolucionarias para la época, comenzaron a expandirse por los rincones del underground estadounidense, principalmente gracias a las andanzas de Kerouac, Ginsberg, Burroughs y Salomon, quienes mantuvieron largos y sostenidos viajes por gran parte de Estados Unidos, pensando, escribiendo y sintiendo el jazz en sus venas. Todo esto plasmado el una las obras de cabecera de este movimiento literario, “En el Camino”.
¿Sobre qué escribían? ¿En qué creían los poetas de esta “alocada” generación de escritores y artistas?
Los años cincuenta y parte de los sesenta fueron el boom de la economía estadounidense, el consumismo y las consecuencias de una sociedad de postguerra, cuando, asimismo, se exacerbaron los valores conservadores propios de la época; eran el escenario propicio para el grupo de jóvenes, ávidos por decir lo que pensaban, cuestionasen todo: familia tradicional, religión y modos de vida.
Dentro de los postulados de la Generación Beat se encuentran la importancia que tiene la filosofía oriental y el uso de drogas recreativas de todo tipo y efecto para alcanzar a saciar, lo que, según Ginsberg, era el “un proceso de liberación espiritual del yo y aquella necesidad de trascendencia”.
Sobre lo que creían y escribían
Respectos a sus motivos de escritura, la Generación Beat en pleno se dedicó a poner el papel lo que pensaban sobre las estructuras convencionales, no teniéndole miedo a los prejuicios del resto. Incluso, manifestaron abiertamente sus inclinaciones por un amor libre, en el que todos pudiesen: hombres y mujeres; mujeres y mujeres; hombres con hombres, experimentar y quedarse con aquello que les quedase más cómodos.
Muestra de ello fueron las constantes relaciones que mantuvo Neal Casaddy, la cuales quedaron retratadas no solo en la memoria de sus compañeros, sino que además es posible ver parte de ellas en el principal libro de Jack Kerouac, manuscrito en el que se muestra la relación que mantuvo con LuAnne Henderson cuando, en un comienzo de esta, ella aún era menor de edad.
El uso de drogas era otro tema fundamental para este grupo de jóvenes, quienes sin los prejuicios clásicos sobre este tema, hicieron uso de todo aquello que hiciera efecto sobre los sentidos (Rimbaud y su carta del vidente), incluyendo marihuana, LSD, anfetaminas y ácidos varios.
El uso de diversas drogas de origen natural también fue parte de la “dieta”, como la ayahuasca, que incluso hicieron que William Burroughs llegara hasta Bolivia para probar la mejor “cepa” de este estupefaciente.
Pero el uso de drogas no solo era una forma de estimular los sentidos e ir más allá de lo evidente para después poder traspasarlo a una obra literaria, sino que era visto como una forma activa de protesta a los valores y creencias preestablecidos por la sociedad que criticaban.
Sin dudas las drogas, la crítica social y la literatura ya eran parte de este grupo de jazzeros que viajaban por los Estados Unidos y que estuvieron en boca de todos, sobre todo cuando con el fin de parodiar y desprestigiar al movimiento, los diversos medios conservadores de la época intentaron establecer una relación entre los términos “Beat” y “Sputnik”, naciendo de esta relación la derivación de “Beatnik” y así poder crear la idea que los pensamientos y conductas de los jóvenes de verso ácido y libre poseían algún tipo de adhesión comunista y “antiestadounidense”.
Las mujeres del movimiento Beat
Sí, la generación Beat fue un movimiento contracultural, cuestionador y rebelde, pero no por lo anterior tendía, en ocasiones, a mantener conductas propias de su tiempo y época y también fueron víctimas las propias mujeres, ¿dónde estuvieron todo este tiempo? ¿Por qué sus mujeres fueron invisibilizadas?
El mismo Gregory Corso (1930-2001), uno de los poetas más jóvenes del movimiento, aseveró que las mujeres sí estaban presentes, pero en menor medida:
“Hubo mujeres, estaban allí, yo las conocí, pero sus familias las encerraban en manicomios, se les sometía a un tratamiento de electrochoque. En los años 50, si eras hombre podrías ser un rebelde, pero si eras mujer tu familia te encerraba.”
Las declaraciones de Corso para una revista literaria estadounidense años después de que el apogeo de este movimiento pasara, dan cuenta de estas acciones, en que las mujeres eran alejadas de las grandes luces que habían obtenido Jack Kerouac, Allen Ginsberg o Neil Cassidy.
Marge Piercy es una de las poetas de la generación beat más activista y un mensaje feminista muy, muy potente. Leer sus poemas es leer una realidad que sigue dándose hoy.
“Nací en Detroit, Michigan, lugar que abandoné al cumplir diecisiete años. He vivido principalmente en Chicago, Brooklyn, Manhattan, San Francisco y Boston… He sido activista política (lucha por los derechos civiles, grupos antiguerra, Estudiantes por una Sociedad Democrática) de 1965 a 1969. Después de 1969 he estado activa en la lucha de las mujeres“. Así se presenta la misma Pearcy.
Las mujeres de la Generación Beat fueron ocultadas, eclipsadas por su tiempo y, ¿por qué no decirlo?, también por el ego de sus compañeros de cama, letras y artes, pero esto no quita que su aporte literario, político y cultural a la construcción de uno de los movimientos contraculturales más importantes del siglo XX.