Anoche, en medio del silencio de las estrellas y las estrellas luminosas del oscuro cielo, una esfera del dragón se elevaba en el firmamento. Era un gran dragón que después de dar la pelea contra el covid-19 dejaba este mundo. Un dragón conocido en el mundo terrenal como Ricardo Silva.
Para muchos de nosotros (20 a 45 años), Dragon Ball Z, y en especial Chala head chala, son himnos, iconos de una generación que creció con las aventuras de Goku, Vegeta y demás guerreros y personajes. Esa música, precisamente esa canción, para varios significa la tonada de la hora de once/cena, de correr desde el colegio a la casa, de la hora a la que había que salirse de la piscina en verano para ver, con un pan con palta, la pelea de Goku vs Freezer o cómo Gohan decidía dejar su pacifica forma de vida para derrotar a Cell.
Ricardo Silva es esa voz y ese compañero que estuvo siempre y que ya no estará más, por mucho que podamos escucharlo en YouTube o los capítulos que están desperdigados por internet. Ayer se fue un “amigo” que siempre acompañó momentos entrañables de nuestra infancia y pre-adolescencia, muchas veces, quizás, siendo el octavo guerrero Z de esta historia que, a pesar de no ser la mejor del anime, sí tiene un espacio desde lo emocional en nuestros corazones.
No queda más que agradecer esas incontables jornadas de la mano de Ricardo Silva, el actor de doblaje y músico que además se dio el lujo de tener en su currículum los opening de Slam Dunk, Digimon 2 y Bob, El Constructor.
A partir de anoche el dragón Shen-Long ha recibido a un nuevo guerrero Z que tantas alegrías nos dio durante años.