La década de los años 90’s era una época en que la apertura cultural y social de Chile se hacía sentir. También fue un lapso en los niños nacidos a fines de los 70’s y primeros años de los 80’s, ya comenzaban lentamente a hacerse jóvenes y, por ende, a tener que acceder a la universidad.
La apertura cultural del país dio cabida a que las artes comenzaran a tener un contexto artístico que se convirtió en uno opaco.
Dentro de este proceso, el teatro vio nuevamente cómo los jóvenes de esta época se dirigían en masa hacia las diferentes escuelas de teatro, tanto en universidades tradicionales como las primeras escuelas privadas que abrían sus puertas. Era una generación ciertamente privilegiada, que veía la posibilidad concreta, después de años de censura artística, de realizar su sueño. Pero dentro de todos esos jóvenes que se volcaron a las escuelas de teatro, había una muchacha que destacó tempranamente: Ingrid Cruz.
Nacida en Antofagasta y, a pesar de la negativa familiar, Ingrid Cruz decide emigrar a Santiago apenas cumplió la mayoría de edad y así iniciar sus estudios en la Academia de Teatro de Fernando González. La carrera meteórica y llena de talento comenzaba su rumbo a pesar de las dificultades.
Recién terminada la carrera, Ingrid rápidamente recibía ofertas de televisión, claramente por su capacidad actoral, la que se demostraba, a pesar de su juventud, de una consistencia y solidez particular, donde poco se notaba la inexperiencia y juventud de la novel actriz.
Marparaíso sería la primera producción que vería a Cruz romper los esquemas, situándose rápidamente como una joven promesa real, es decir, alguien que a pesar de estar recién haciendo sus primeras armas, ya era una actriz con la que se podía contar para papeles y producciones importantes. Muestra de esto es que en la citada teleserie su papel de estreno sería el de Sofía Carrasco, la antagonista de la pieza dramática.
A partir de ahí, todo sería un ascenso que poco tiempo después la catapultaría al reconocimiento ya no solo de parte de sus pares y compañeros de trabajo, sino también la llevaría, en parte a la seguidilla de constantes y solidas presentaciones en TV, a ser reconocida por la opinión pública.
Cerro Alegre, Corazón Pirata, Hippie y Descarado, serían la gran batería de teleseries que Ingrid Cruz interpretaría de gran manera, asentándose definitivamente como una actriz de peso dentro del espectro televisivo, además de ser otra de las actrices de su generación que por esos años lideraban al grupo de actores que protagonizaban las producciones nacionales.
Machos y Brujas, las grandes consolidaciones
Canal 13 estaba decidido a volver a la producción de teleseries en el horario clásico de las ocho de la tarde, por lo que decidiría apostar por una teleserie que si bien se notó desde un comienzo su potencial dramático, jamás se pensó que sería tanta su relevancia.
Machos era una historia con varios arquetipos clásicos, pero que a su vez trataba temas que para la época eran considerados como polémicos.
Dentro de esta teleserie, que terminó siendo un trasantlántico de las telenovelas nacionales, Ingrid Cruz, nuevamente, destacó con su personaje de Belén Cruchaga, una joven viñamarina enamorada de Adán, personaje encarnado por Gonzalo Valenzuela.
El personaje de Belén era una pequeña historia en sí mismo. Con sus propias problemáticas, Ingrid Cruz logró mostrar a un personaje que se transitó por esta teleserie, instalando una problemática natural pero que, incluso hoy, es poco hablada en la sociedad: la impotencia sexual.
Si bien ella no era la afectada directamente, en la primera parte de la teleserie hizo propia esta problemática, mostrándola ante los televidentes para luego, muy pausadamente, ir desarrollando su personaje ante una metamorfosis vanguardista donde era posible ver a una Belén Cruchaga que no era (o no tanto) tan mimada como al comienzo o no era tan dependiente de los hombres, empoderándose como mujer, incluso haciéndose cargo de las problemáticas familiares mostradas en la teleserie.
Si bien Machos la catapultó por ser un exitazo casi sin precedentes, su personaje, en gran parte por su notable actuación, era secundario pero con vida propia, pero el gran batatazo vendría después.
Canal 13 decidió reunir a gran parte del elenco que protagonizó Machos en una teleserie que mostraría la realidad de las asesoras del hogar en diferentes contextos: Brujas.
Brujas sería otro éxito rotundo en la carrera de Ingrid Cruz, esta vez, como una las personajes protagonistas, encarnando a Gretel Schmidt, una tímida asesora del hogar que llegaría hasta la casa de los “SaSa”, una peculiar familiar que poco a poco la iría integrando a su núcleo, en parte, debido a la relación que mantuvo con Jason, personaje al que dio vida el actor Juan Falcón.
La evolución de este personaje mostró a una Ingrid Cruz diametralmente diferente a su último papel. Belén Cruchaga, a diferencia de Gretel Schmidt, era una mujer con personalidad, que sabía a lo que iba.
En cambio, su personaje en Brujas era una mujer más tímida y calmada, permitiéndole mostrar en pantalla otro registro totalmente diferente en forma inmediata, logrando así, por merito propio, desmarcarse de un fenómeno masivo, demostrando gran capacidad actoral, ganándose el cariño y admiración de la gente en sus casa y, ya de una vez, pisando fuerte como una de las grandes actrices de Chile.
El tiempo pasó y luego de la teleserie Descarado, Ingrid Cruz puso término a su relación con el ex canal católico, pasando a incorporar las filas de TVN, estación en la que permanecería mucho tiempo, dando un nuevo gran salto.
Esta vez sería Mega, la estación privada contaría con Cruz para el papel de Estela González en Pitucas Sin Lucas, otro éxito a la ya larga carrera de esta actriz que nuevamente se posicionaba como un rostro ya no solo reconocible, pues todos sabían de quien se hablaba cuando se decía el nombre de Ingrid Cruz, sino que también lograba ser querible y entrañable.
Hoy la televisión puede disfrutar de la presencia de Ingrid Cruz a través de Juegos de Poder, una teleserie cuyo formato intenta emular a una serie y cuyo personaje de Karen Franco la ha mostrado en un papel más oscuro y serio, donde ha podido desarrollarse y desarrollar una historia dentro del gran hilo conductor de la obra, destacándose y haciendo destacar al resto.
Siendo ya una actriz consolidada, es posible verla en este papel de una forma más madura, sólida, sin vacilaciones y con un manejo y conducción del drama casi perfecto, logrando así ser un aporte a la línea policial que persigue el guion.
El ascenso casi sin frenos de Ingrid Cruz hoy la tienen convertida en la gran dama de las teleseries nacionales. Con actuaciones sólidas y contundentes, es capaz de demostrar en pantalla que, a pesar de seguir siendo una actriz joven, ya es madura en sus interpretaciones, gestos, intenciones dramáticas y que sabe llevar muy bien a sus personajes, aportando el grueso y a la identidad global de las teleseries en la que trabaja.