Columna | El poder del escote: La sororidad se frena en las tetas

El escote, más que una simple prenda, desata juicios sociales y debates sobre feminismo, libertad y estándares patriarcales. ¿Empoderamiento o conformidad? Cada elección de vestuario enciende una reflexión sobre el control social y la percepción de la mujer en la sociedad.

Por Daniela Ginestar (@danielaginestar)

Cuando nos levantamos cada mañana y elegimos nuestro outfit, consciente o inconscientemente, no sólo estamos tapando nuestro cuerpo, ¡sino que en realidad, estamos haciendo toda una declaración de principios! Y esta declaración puede ir desde: “Aquí estoy yo, lista para comerme al mundo” hasta “el mundo hoy me come”. Y es que sí, un simple top con escote puede desatar un huracán de opiniones y juicios. ¿Feminismo? ¡Claro! ¿Libertad? ¡Por supuesto! ¿Roles impuestos por la sociedad? ¡Ahí vamos de nuevo!

Es como si cada vez que abrimos nuestro armario, nos encontráramos en medio de un debate existencial sobre el significado de la moda en la sociedad moderna. ¡Quién iba a decir que elegir entre un vestido o unos pantalones podría ser tan trascendental! Y es que, al final del día, ¿quién necesita filosofía cuando se tiene un closet lleno de decisiones existenciales por tomar?

Hablemos sobre el escote. El escote es como esa persona que a veces te da un boost de confianza y otras te hace dudar si estás jugando según las reglas del juego de los hombres. Si vamos a la historia, el escote ha sido un símbolo de sensualidad femenina, pero también una fuente de juicios. Las mujeres que eligen usar ropa que muestra su escote a menudo enfrentan una disyuntiva: ¿es esta una decisión de empoderamiento personal o simplemente una forma de conformarse con los estándares patriarcales que definen cómo debería ser la mujer?

Algunas ven en el escote una declaración de poder sobre su propio cuerpo, una manera de desafiar las normas sociales que buscan restringir la expresión femenina. Es decir: “me pongo lo quiero, cuando quiero”. Para otras, sin embargo, puede ser visto como una trampa más de la objetivación, donde la atención de la sociedad se desvía de sus capacidades y talentos hacia su apariencia física.

En entornos laborales, la elección del escote se convierte en un tema aún más complicado. A pesar de los avances en igualdad de género, las mujeres todavía enfrentamos una fina línea entre ser vistas como demasiado conservadoras o demasiado provocativas. Hay estudios que muestran que las mujeres que eligen un estilo de vestimenta que se percibe como “demasiado femenino” a menudo son vistas como menos competentes en entornos profesionales dominados por hombres. Por lo tanto, las decisiones sobre ropa no solo afectan cómo nos sentimos con nosotras mismas, sino también cómo somos percibidas y tratadas en el ámbito profesional.

Un estudio publicado en Sex Roles por Koukounas y Letch, analizó cómo son percibidas las mujeres que usan ropa considerada “sexy” en contextos laborales, en comparación con las que se visten de manera más conservadora. Para esto, los investigadores mostraron a un grupo de participantes (tanto hombres como mujeres) fotos de mujeres vestidas con diferentes tipos de ropa: unas con prendas consideradas más sexies (con escote o ajustadas) y otras con ropa más recatada o conservadora. Después, pidieron a los participantes que evaluaran la competencia, profesionalismo, amabilidad, y otros rasgos de las mujeres en las imágenes.

¿Ya te imaginas la conclusión del estudio? Las mujeres que usaban ropa sexy fueron percibidas como muchísimo menos competentes y profesionales en comparación con aquellas que usaban ropa conservadora. Este sesgo se manifestó tanto en participantes hombres como mujeres. Sí, a veces la sororidad se frena en las tetas.

Aquí es donde entra en juego la cuestión del juicio social. ¿Por qué nos cuesta tanto aceptar que una mujer pueda elegir cómo vestirse sin que eso invite a una discusión pública sobre su carácter o intenciones? Es como si el escote fuera el único factor que dicta la moralidad de una mujer. Si muestras mucho, te tachan de p***, y si muestras poco, te llaman mojigata. Nadie entiende ni satisface a nadie.

El análisis del escote, entonces, no se queda realmente solo en la prenda, sino que nos lleva a filosofar sobre el poder que la sociedad ha otorgado a la ropa femenina como motor de control. La verdad es que resulta fascinante cómo una simple abertura en una prenda puede desencadenar un sinfín de reflexiones sobre el poder, la libertad y el juicio social.

La pregunta es, ¿Podremos llegar a un punto donde un escote sea solo un corte en la ropa, sin que cargue con el peso de todas estas expectativas? Hasta entonces, el escote seguirá siendo un campo de batalla donde la libertad y el juicio social se encuentran y chocan constantemente.

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