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‘Cabra Chica’: El corto chileno que lucha por un lugar en los Oscar

Dos niñas oriundas de Valparaíso que encuentran un bebé abandonado y su incansable lucha por encontrar a su madre. Aquella es la premisa de ‘Cabra Chica’, cortometraje chileno ganador del festival CINELEBU y que será visionado por los principales jueces calificadores de los premios Oscar.

La cinta, de 15 minutos de duración y perteneciente a la sección de ‘ficción regional’, se impuso a otros 92 trabajos en el certamen más importante del séptimo arte del cono sur y ahora buscará ser seleccionada para competir en la categoría de Mejor cortometraje en la edición de la Academia de 2021.

La Máquina conversó con María Jesús Sáiz, cineasta y directora de ‘Cabra Chica’, quien se refirió a su proyecto, sus sentimientos al haber ganado, sus expectativas y próximos trabajos.

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María Jesús Sáiz, directora y guionista de Cabra Chica.

¿Cómo nació el proyecto de Cabra Chica?

“Es súper abstracto. Una vez estaba con amigos en una quebrada y me quedé mirando a la luna, reflexionando. Estaba pensando en la infancia. Se me ocurrió la imagen de una niña mirando la luna en una actitud reflexiva. Sentía que era una imagen nueva. En el cine a los niños se les atribuye la acción más que momentos de silencio, reflexión o meditación. Es difícil ver a una niña que cuestiona cosas. El personaje quedó en mi cabeza y lo complementé con un reportaje sobre el abandono en el Sename. La infancia y abandono es recurrente en mis historia”.

“Entonces, este personaje que se cuestiona las cosas mirando a la luna se mezcló con este conflicto del abandono constante de la infancia, y cómo nosotros abandonamos a los niños internos que tenemos y olvidamos apreciar la belleza; a encontrar la sabiduría inconsciente de ellos. Se me ocurrió: ‘¿Qué pasa si esta niña encuentra a una bebé abandonada?’ y así nació Cabra Chica. Una niña que en lugar de avisarle a alguien se cuestiona las cosas y la esconde, como quien esconde una mala nota”. 

¿Cómo fue su producción? (tiempo, recursos, trabajo).

Es un corto de escuela de cine. Toda su producción estuvo dentro del margen académico, lo que hasta cierto punto puede ser limitante. Partió como un pitch de una idea, fue elegida entre 3 o 4 y se armó el equipo de trabajo dentro de la clase. La pre-producción era en clases, el guion. La escuela te pasa una parte del dinero y tú tienes que jugártela por la otra parte. Lo que obviamente no te va a alcanzar. Todo lo costeamos haciendo eventos, terminando el guion, diseño de producción, el casting y consiguiéndose el arte. En el rodaje la escuela te pasa equipos por una semana. La más tortuosa.

Las trancas entre el equipo explotan. Habían roces. El estrés se transmitía a las niñas actrices. Durante todo el proceso estuvimos muy solos. Una se equivocaba en algo y los tutores nos nos sabían guiar. Hubo una escena en una feria que tuvimos que grabarla cuatro veces y al final la sacamos de montaje. En la producción el equipo se comenzó a dividir. En el estreno con nota nos pusieron un 3,2. Salimos desmoralizados. Perdí conexión con los chiquillos. Se me pasó un efecto estabilizador y parecía agua la imagen. Terrible. Me dije que no servía para esto. Dejamos el proyecto de lado. Finalmente quise terminarlo de todas maneras. Egresada lo llevé a color, postproducción y otro montaje, aunque no mucho, le di otra vuelta. Al postularlo, salían puras cruces.

Póster oficial de Cabra Chica.

Sobre tu premio en el CINELEBU, ¿lo esperabas? ¿Qué significó para ti ganar la competencia?

Salí desmoralizada del proceso. Todo el equipo. Nadie, ni profesores, ni alumnos, amigos creía que habíamos ganado. Aún no me lo creo. Después de postularlo muchas veces y no quedaba en nada, repentinamente quedó en Lebu. Para mí, sinceramente, solo quedar es lo más alto que aspiraba no solo para el corto, sino que para mi futuro cercano. Era lo más alto que apuntaba en este minuto. No lo esperaba. Significó que el cine no es para unos poco, sino que es de todos. Y más allá de lo que te diga cualquier persona, todo se dio con el corazón. Sin esperar nada, yo no esperaba quedar en nada. Solo quería finalizarlo lo mejor que pudiera. Dar lo mejor de mí más allá de un premio o si alguien lo viera. Escribí pensando en los espectadores, pero finalizar las cosas siempre traerá un fruto más allá de un premio o reconocimiento.  

¿Por qué crees que se impuso?

No tengo idea. Tampoco me gusta pensarlo. Todos y todas llegamos ahí: competir con grandes del cine. El equipo de trabajo más allá de los roces éramos casi solo mujeres. Eso me hizo volver a creer en el cine. En el cine, aunque suene raro, existe competencia incluso trabajando en la misma película. Muchas veces no se quieren pasar la pelota entre ellos. En nuestro caso era una espacio de sororidad. Los roces no eran tanto por competencia. Ellas me enseñaron que el cine no es competitivo, sino que sororo.

¿Qué significa para ti que tu cinta sea visualizada por los jueces de los premios Oscar? ¿Cómo crees que será recibida?

Siento que ya no puedo pedir nada más. Humildemente no espero nada. No sé si decir que estoy emocionada, ya estoy muy agradecida. Es mi anticlímax. No es que no confíe en mi proyecto, es solo que ‘Cabra Chica’ ya ha llegado más lejos de lo que pretendía. Igual los Oscar son gringos…

Según tu experiencia, ¿crees que existe en Chile un apoyo para el cine independiente?

No, para nada. Están los fondos concursables, pero da rabia que sea tan competitivo todo. El mundo del cine es un estrés. El dinero determina si puedes o no hacer tu película. Saber que una macro producción cuesta tanto y aunque ganes todos los fondos concursables de Chile no alcance el presupuesto. Especialmente como mujeres nos tenemos que mover con contactos, conocer gente. Hay un montón de gente en el cine que jamás estudió y está ahí. Son talentosos, pero llegaron ahí por estar en el momento y lugar preciso con la gente correcta. 

¿Cuáles son tus próximos trabajos?

Seguir haciendo cine. Desde el 2015 tenemos un colectivo de cine en Valparaíso donde mostramos cintas amateur en los barrios. También cine mainstream y proyecciones populares. Quiero que eso siga creciendo. Me gustaría comprarme una casa rodante e ir a proyectar películas y cortos por toda Latinoamérica. Seguir escribiendo. También me gustaría hacer clases para niños y de guion para universitarios.

No me gusta pensar mucho en el futuro, porque uno nunca sabe si las cosas resultarán o no. Pero, spoiler: estoy escribiendo un corto-largometraje y serie. Espero que en un futuro alguno llegue a realizarse con un fondo, obvio. 

Cabe recordar que Chile ya ostenta un premio Oscar a Mejor cortometraje animado gracias a ‘Historia de un Oso’, cinta dirigida por Gabriel Osorio que se quedó con la estatuilla en la edición de 2016.

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