Durante los últimos meses, la escritora británica, J.K Rowling, autora de la saga de Harry Potter, estuvo en el centro del huracán en las redes sociales y en los medios de comunicación tras haber emitido unos tuits hablando sobre la comunidad transgénero, que incluso tuvo críticas de parte del elenco de la saga cinematográfica, como Daniel Radcliffe o Emma Watson.
Este hecho abrió nuevamente a hablar sobre la llamada “cultura de la cancelación”, una que para 150 escritores, académicos y activistas, entre ellas Rowling, mediante una carta abierta, fue criticada, solicitando que se acabe la expansión de ello.
Margaret Atwood, J.K Rowling, Noam Chomsky, Gloria Steinem y Garry Kasparov, fueron parte de los autores que firmaron esta carta publicada en la revista Harper atacando a la “restricción del debate” en la cultura moderna, bajo el nombre “A Letter on Justice and Open Debate” (”Una carta sobre la justicia y debate abierto”).
“El libre intercambio de información e ideas, el alma de una sociedad liberal, se está volviendo cada vez más restringido”, comienza la carta. “Si bien hemos llegado a esperar esto en la derecha radical, la censura también se está extendiendo más ampliamente en nuestra cultura: una intolerancia de puntos de vista opuestos, una moda de la vergüenza pública y el ostracismo, y la tendencia a disolver cuestiones políticas complejas en una ceguera moral. Mantenemos el valor de la contra-voz robusta e incluso cáustica de todos los sectores”, continúa.
Según el medio estadounidense The New York Times, esta misiva fue liderada por Thomas Chatterton Williams, columnista de la revista Harper y colaborador de The New York Times Magazine, la cual se ideó hace aproximadamente un mes.
El texto amplía: “Pero ahora es demasiado común escuchar llamados a represalias rápidas y severas en respuesta a las transgresiones percibidas del habla y el pensamiento. Más preocupante aún, los líderes institucionales, en un espíritu de control de daños en pánico, están aplicando castigos apresurados y desproporcionados en lugar de reformas consideradas”.
La carta finaliza afirmando:
“Esta atmósfera sofocante dañará en última instancia a las causas más vitales de nuestro tiempo. La restricción del debate, ya sea por parte de un gobierno represivo o una sociedad intolerante, invariablemente perjudica a quienes carecen de poder y hace que todos sean menos capaces de participar democráticamente. La forma de derrotar las malas ideas es mediante la exposición, la discusión y la persuasión, no tratando de silenciarlas o desearlas. Rechazamos cualquier elección falsa entre justicia y libertad, que no puede existir la una sin la otra”.
Por el lado de J.K Rowling, a través de Twitter, afirmó sentirse “orgullosa” de haber firmado esta carta, declarando en este mensaje: “Me sentí muy orgullosa de firmar esta carta en defensa de un principio fundamental de una sociedad liberal: debate abierto y libertad de pensamiento y expresión”.
Sin embargo, la historiadora Kerri Greenidge declaró que la británica nunca apoyó la carta, a pesar de que que se hallaba entre los autores que originalmente firmaron el documento.