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Retrospectiva a Tolkien, Rowling y Martin: ¿Son sagas racistas?

Las semanas pasan y el debate racial en el mundo no parece amainar con el tiempo. De hecho, son cada vez más los nombres que aparecen bajo la lupa inquisidora de los usuarios de Twitter como consecuencia del asesinato de George Floyd.

Los últimos nombres en unirse al linchamiento público fueron los de la exprotagonista de Glee, Lea Michele, y los escritores J.K Rowling y J.R.R Tolkien.

Como niña preadolescente que leyó “El señor de los anillos” a los 12 años, en un tomo heredado de mi hermano y que luego lloró de emoción con la adaptación audiovisual de Peter Jackson en los blockbusters robados de mis papás, esta última acusación me dolió en el alma

Me dolió en el alma porque es una novela que estimo un montón, porque es por lejos una de las mejores sagas que he leído en mi vida y porque jamás en la vida había sido consciente de las alegaciones que ahora leía en esos caracteres limitados de Twitter. 

Intenté justificar la novela y el filme por todas partes. Pero después de una larga conversación con mi hermano, llegué a la desoladora conclusión de que es cierto: Tolkien no solo es machista, sino que es reconocidamente racista (tanto que lo decía abiertamente en la época). Lo interesante es que esto dio paso a una reflexión muchísimo más profunda en torno a cómo se posicionan estos autores en relación a la manera en la retratan sus mundos ficticios. 

Creo que ya está más que claro que no hay absolutamente ninguna obra, película, novela o autor que se salve a la mirada escrutadora de los movimientos sociales de hoy. Si la película incursiona en reflexiones de género, olvida el tema racial. Si entra a retratar la segregación social, se olvida de sus personajes femeninos. Y si desarrolla una reflexión en torno al sufrimiento de las minorías, lo hace con un tono paternalista y de superioridad moral. Siempre hay un pero y, yo al menos, he aprendido a aceptar eso como un factor común en absolutamente todas las producciones que veo.

Tolkien más allá de su obra…

El primer paso en esta conversación con mi hermano Gabriel, que tiene un PhD en el mundo ficcional de Tolkien, fue enumerar los hechos puntuales de la novela que apuntaban a esta idiosincrasia machista y racista.

Mi primer impulso fue obviamente argumentar la importancia y construcción de personajes como Galadriel, Arwen y Éowyn en la trama de la historia. A lo cual él inmediatamente agregó que Arwen solo es mencionada en la saga de “El señor de los anillos” y que siempre se la posiciona netamente como la novia de Aragorn (el resto fue algo que incluyó Peter Jackson en la película), que Éowyn solo tiene su momento con el Názgul (que en la novela tiene una importancia bastante insignificante) y que Galadriel es un personaje que brilla por su ausencia de arco narrativo y desarrollo argumental.

Hizo mención al universo de “El Silmarillion”, en donde hay incontables elfos de la primera edad (igual que Galadriel) a los cuales se les otorga muchísimo más espacio y desarrollo… Todos personajes masculinos. 

Agregado a esto, llama la atención que muchas de las razas en “El señor de los anillos” no tienen una contraparte femenina. Los orcos, antiguos elfos torturados, siguen reproduciéndose quién sabe cómo. Lo mismo pasa con los duendes, criaturas despreciables que solamente hacen aparición en su versión masculina. Los enanos hablan de la existencia de otro género, pero jamás se muestran ni en la novela ni en la película. Por lo que la novela objetivamente carece de personajes femeninos importantes que sean relevantes para la construcción narrativa de la historia.

Luego, en el tema racial había menos argumentos a favor. Gabriel me hizo notar que la única presencia de seres negros en la novela de Tolkien se hizo en “El Silmarillion” y que siempre se les atribuían características negativas. Al investigar apareció el detalle de los Haradrim (esos que en las películas andaban en Olifantes), habitantes de la tierra de Harad que se describen en el libro como personajes de tez morena o negra y que precisamente son aliados de Sauron.

Lord of the Rings - Haradrim Warrior by Chris Vernel - Album on Imgur
Guerrero Haradrim de acuerdo a la representaicón de Peter Jackson en la película.

El resto son todos hombres o seres de tez blanca: Los elfos representan a la raza aria por autonomasia, poniendo hincapié varias veces en la blancura de su piel y en la perfección asociada a sus rasgos finos. Los hombres, también, son todos blancos. E incluso los enanos y los hobbits son todos,blancos. 

La conversación, entonces empezó a derivar en otras famosas sagas y en el análisis consecutivos de sus tramas y personajes.

Harry Potter: ¿un racismo intrínseco?

Gabriel defendía los personajes femeninos de la saga de J.K. Rowling, pero la verdad es que ninguno de sus personajes femeninos tiene mayor relevancia en la construcción de la historia. Hermione es una sabelotodo un poco insoportable que, a pesar de tener una inteligencia claramente superior a la de sus compañeros, nunca es capaz de resolver los conflictos de mayor índole ni en la película ni en la novela.

Bellatrix Lestrange y Dolores Umbridge son personajes que brillan por su falta absoluta de atributos positivos y son seres completamente detestables. Luego está la camada de personajes adorno como Cho Chang, Molly Weasley, Nynphadora Tonks, Fleur Delacour y Petunia Dursley. Ni mencionar a Ginny Weasley que para mí sigue siendo uno de los personajes más blandos e inocuos del universo de Rowling.

Quizás los más interesantes son Minerva McGonagall y Luna Lovegood, quienes se escapan a los arquetipos femeninos que acostumbramos a ver en novelas y películas. Pero la verdad es que ninguno de estos personajes tiene el protagonismo, la relevancia y la importancia que sí vislumbra Harry Potter, Sirius Black, Albus Dumbledore o incluso Severus Snape.

Y me parece extremadamente curioso que una escritora, reconocidamente feminista, no haya querido profundizar u otorgar mayor protagonismo a alguno de estos nombres.

Luego, pasando al tema racial, Harry Potter tampoco presenta muchos avances. Todos, absolutamente todos los personajes son blancos. Por ejemplo, Dean Thomas nunca se describe en detalle en los libros y fue en una edición norteamericana en donde se decidió hacer al personaje negro.

Y esto es algo que también llama la atención, dado que el universo completo de Harry Potter se sostiene bajo la guerra de los puristas magos y los ‘sangre sucia’, mestizos nacidos de magos con Muggles. Es decir, la temática racial está implícita como sostén de su argumento (cimiento que fue capaz de alimentar 7 libros).

A esta altura en la conversación ya habíamos perdido la esperanza, pero en un momento de inspiración llegamos a la pequeña salvación: “Game of thrones” de George R.R Martin.

Game of Thrones…

La saga de “Game of Thrones” muestra un universo ficticio en donde no solo se puso por primera vez a personajes femeninos en roles incidentes y fundamentales para la trama, sino que se les proporcionó complejidad en sus arcos narrativos. Todos los personajes femeninos de esta serie, absolutamente todos, tienen un desarrollo y eso es completamente novedoso, sobre todo en el género de fantasías épicas.

Sin embargo, en el ámbito racial se cae… y se cae feo.

Cuando pensamos en la representación racial de la saga, nos dimos cuenta de que los únicos personajes negros de “Game of Thrones” son los unsullied, guerreros y eunucos utilizados como esclavos en Astapor. Esclavos, que son finalmente liberados por Daenerys Targaryen: una mujer blanca.

History Behind the Thrones: The Unsullied of Essos and Egypt's ...

Por otra parte, en la descripción que hace el autor de Dorn, podemos ver un territorio en donde predomina la mezcla racial, pero, nuevamente, en ningún momento se plantea un mayor protagonismo por parte de esta casa real.

La guerra por el Trono de Hierro es siempre disputada por los mismos: los Starks, Targaryen y Lannister. Todos hombres y mujeres blancos hegemónicos.

La problemática social 

Todo lo anterior devela un problema estructural que va más allá de la época. Quizás en relación a Tolkien se puede argumentar que en 1954 no existía la conciencia social que se tiene hoy, pero bajo ese argumento deberíamos también justificar a los nazis.

Más importante es el hecho de que “Harry Potter” y “Game of Thrones” no tienen ese escudo temporal. “La piedra filosofal” se publicó en 1997 y “A song of ice and fire” en 1996. Lo que nos revelan estos libros y sus posteriores realizaciones cinematográficas, es que la visión de mundo de sus autores es precisamente la del ser humano blanco.

Hay una falta total de reflexión en torno a estas temáticas porque son autores que retratan su propia realidad y sus propias visiones de mundo. Tolkien y Rowling son ingleses y blancos y Martin es estadounidense. Los tres son miembros de potencias mundiales que han practicado una hegemonía en el orden mundial durante el siglo XX y XXI y se han criado con esa idiosincrasia.

Tolkien, Rowling y Martin.

Son universos en los que no se da espacio al protagonismo de minorías y en donde predomina el mismo orden que hoy se está cuestionando tan fuertemente en, a falta de calles, las redes sociales. 

¿Es necesario cuestionar estas obras y a sus autores? Sí.  ¿Hay que desmerecer todo lo que han hecho y eliminar por completo sus obras? Yo creo que no. 

Es importante cuestionar fuertemente estos materiales porque, queramos o no, forman percepciones de realidad. Son referentes y modelos a seguir, ya que son imaginarios que conformaron nuestro universo ficticio.

Cuando pequeña yo quería ser Aragorn o Frodo, jamás quise ser Éowyn. Me imagino que todos se identificaban con Harry o Dumbledore, nadie jamás diría que quería ser Fleur Delacour. Los referentes que se instalan en obras populares tienen la responsabilidad de ser inclusivos precisamente porque crean realidades en sus espectadores. 

Ahora, en cuanto a la segunda pregunta entra otro aspecto que no se ha retratado. Porque así como estas obras tienen faltas, también tienen otros rasgos que son un tremendo aporte.

¿Qué nos aportan?

Tolkien ahonda constantemente en la relación del ser humano con la naturaleza, debate que también ha cobrado importancia en el último tiempo. Una de las escenas más emblemáticas, y a mí parecer la mejor de toda la saga y las películas, es la última marcha de los Ents.

La presencia de estos árboles ancestrales que se unen a la guerra no por ideologías políticas, sino para defender sus territorios atacados y ultrajados por Saruman, revela de manera patente la idiosincrasia del universo completo de Tolkien. “El señor de los anillos” desarrolla una filosofía en donde se vilaniza por completo la producción serial a base de la explotación de tierras, el desarrollo de la industria masiva en donde se elimina al individuo y la ambición desmedida por el poder. Todo esto Tolkien lo materializa en el personaje de Sauron, la personificación sin matices ni salvedades del mal absoluto.

La última marcha de los Ents – “Las Dos Torres”

En cambio, razas como los elfos que han aprendido a vivir en comunión con la tierra son las que más prosperan. Tolkien propone constantemente reflexiones en torno a la relación del ser humano con la naturaleza y la corrupción política de sus personajes debido a la ambición. Ambas, reflexiones tremendamente necesarias en nuestro mundo actual. 

“Harry Potter”, por su parte, ahonda en un mundo de segregación racial que hoy se vuelve tremendamente contingente con el auge de nuevas derechas en diferentes partes del mundo. El argumento de la supremacía de los magos pura sangre por sobre los sangre sucia y el mundo Muggle utilizado por Voldemort, no dista de los argumentos raciales utilizados por la Alemania Nazi o incluso los discursos articulados por Donald Trump en el último tiempo.

La saga de Rowling se enseña en universidades porque realiza una alegoría de las tensiones políticas que marcaron la segunda mitad del siglo XX y que en el año 2020 amenazan con volver a instalarse.

Y, por último, “Game of thrones”, además de posicionar personajes femeninos fuertes (todos queremos ser Daearys Targaryen, Sansa Stark o Arya), también reflexiona en torno a la ambición y la corrupción del poder.

El juego de tronos es precisamente eso: libro tras libro, temporada tras temporada, el espectador va viendo cómo la gran mayoría de sus personajes van cediendo a la tentación del poder. Martin retrata un mundo despiadado en el cual el bueno, el honesto y el fiel acaban siendo decapitados en la primera temporada, un mundo en donde el mal triunfa por sobre el héroe tradicional. Y creo honestamente que nuestra realidad no dista de ello. 

Conclusiones…

Los universos que cada uno de estos autores crearon son complejos y, si bien tienen un montón de falencias, cada uno tiene planteamientos filosóficos intrínsecos que son necesarios revisar actualmente.

Tomemos de Tolkien el amor hacia la naturaleza; tomemos de Rowling la reflexión política que hace del mundo de los magos y el mundo mortal; y tomemos de Martin el empoderamiento femenino y la advertencia del peligro que denota el poder. Pero también cuestionemos de manera profunda las falencias raciales y de género que presentan estas obras, máxime porque son cultura popular. 

Son referentes y se instalan como modelo para todos sus lectores y espectadores. Y así como sus puntos positivos generan reflexión, sus falencias instalan una visión de mundo peligrosa que es necesario erradicar. Todos estos best-sellers se transforman en íconos y en cultura popular…

Y, jamás me canso de decirlo, la cultura popular nos determina como individuos, como personas y como sociedad. 

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