Desde el cierre de las salas de cine en Chile en el comienzo de la pandemia, con una cortísima apertura de las salas a finales de 2020 de 3 semanas en ciertas comunas, no se había manifestado tan directamente el rubro de la distribución cinematográfica en nuestro país. Eso hasta hoy, quienes en conjunto manifestaron su molestia por las medidas adoptadas por el Gobierno ante el cierre constante de los espacios.
Los representantes de las distribuidoras Andes Films, Cinecolor Films, New Century Films y BF Distribution explicaron, en una declaración conjunta y pública, sus discrepancias con las medidas que ha tomado la autoridad en los últimos 15 meses y por qué estiman que “para reabrir las salas de cine no es necesario esperar el cambio en las condiciones sanitarias”.
“La medida estipulada de cierre total en marzo de 2020 contó con un respaldo unánime. No teníamos más información sobre el virus, ni había unanimidad en la comunidad científica en torno a las medidas de prevención de contagio. Ante la amenaza y las posibles consecuencias -y por supuesto entendiendo que la salud debe primar como criterio, ante todo- era consecuente cerrar la totalidad de cines del país”, señalan en un principio sobre el cierre de salas de cine en Chile.
Para justificar una apertura gradual de los centros a lo largo del territorio nacional, las distribuidoras pusieron de ejemplo a naciones como Colombia, Argentina, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y México, que “reabrieron sus puertas con atención rigurosa a todos los protocolos aceptados internacionalmente”.
Asimismo, en la declaración se expone: “El desarrollo de medidas como CinemaSafe, estandarizó protocolos exigibles a estos recintos para funcionar con seguridad. A pesar de que no existe hoy en día ningún contagio registrado en salas de cine, y que por trazabilidad no se ha consignado un solo brote en una sala cinematográfica; se desarrollaron altos estándares para permitir su funcionamiento controlado. Uno de ellos y que Chile cumple a cabalidad, es el sistema de ventilación”.
Con el fin de argumentar por qué las salas de cine en Chile no serían un foco de contagio, mencionaron:
“Existe en los cines 112 centímetros de distancia lineal respecto de otras personas a sus costados mediante el sistema de bloqueo de butacas y, al menos, a 110 centímetros de distancia lineal hacia delante y atrás de dicho espectador; todos miran a la pantalla, minimizando la interacción a cero entre el público; hay silencio en la sala, reduciendo en un 90% los riesgos de emisión de partículas que se expulsan al hablar, existe aforo reducido al 50% que permite cumplir con la normativa actual de distanciamiento al interior de la sala entre clientes que no pertenecen a una burbuja social (parejas, grupo familiar, etc)”.
La misiva fue firmada por Gianni Gentili (Andes Films, que distribuye películas de los estudios Universal, Paramount y Sony), Patricio Fuentealba (Cinecolor Films, a cargo de los filmes de Disney), Jorge Licetti (New Century Films, la compañía que estrena los filmes de Warner Bros.) y Carlos Hansen (BF Distribution, que lanza las cintas de Lionsgate), la declaración identifica una “arbitrariedad” en el cierre total que se explicaría, a su juicio, por “la falta del desarrollo de una política para un rubro golpeado y en riesgo inminente, que no ha recibido ningún tipo de atención”.
“Una situación financiera crítica que podría llevar al cierre definitivo de una actividad cultural que el año 2019 convocó más de 29 millones de espectadores, convirtiéndose así, en la actividad que congrega mayor cantidad de público en Chile”, confiesan en la carta, cerrando: “El causante de su crisis no es el virus, es la ausencia de políticas efectivas la que tiene a la industria del cine en Chile como uno de los únicos países de América Latina y de los pocos a nivel mundial, condenado a un cierre injustificado”.