Era enero del año ’96 y se transmitía el primer episodio de Rurouni Kenshin (o Samurái X), anime basado en el manga homónimo de Nobuhiro Watsaki, quien nos mostraba por primera vez “en vida” las aventuras de este espadachín errante con la marca de una X en su mejilla izquierda, que ocultaba una historia repleta de sangre a sus espaldas.
Eso, aunque verídico, es la historia de ficción detrás de lo que realmente ocurría con un Ronin o samurái errante, condición que, además, era determinada por un contexto histórico especifico y mucho más amplio y de carácter estructural en la que se desarrollaba la serie y el manga.
Siendo una de las obras más vendidas por la reconocida editorial Shonen Jump, la historia comienza en el año 11 de la nueva Era Meiji, un espacio histórico convulsionado, lleno de hechos de sangre, venganza y situaciones que tanto de manera ficticia (en la serie y manga) como en la vida real, se transformaron en eventos que han marcado mucho de la atracción cultural que occidente tiene hacia tierras niponas. Por ejemplo, la serie de cómics escrita por Frank Miller, Ronin, está directamente influida y ambientada en el destino y las consecuencias que sufrieron los samuráis en los inicios de esta era, donde el porte de espadas fue prohibido.
¿Qué fue la Era Meiji?
A mediados del siglo XIX, el mundo occidental experimentaba los primeros golpes de la instauración casi sin contratiempos del sistema capitalista y las bondades en avances tecnológicos que la industrialización traía consigo.
Este, a grandes rasgos, fue el contexto en que el 3 de febrero de 1868 asumía el Emperdor Mutsuhito, dando inicio al periodo de la Restauración Meji, subperiodo que se caracterizó por la transición y posterior fin de lo que fue el gobierno feudal liderado simbólicamente por la familia feudal del Shogunato Tokugawa. Así se ponía fin a 268 años de batallas entre feudos y ostracismo, incluso con el resto del continente asiático.
A pesar de que la resistencia era clara a este cambio de modelo, se logró promulgar la Carta de Juramento de 1868, iniciando formalmente el lapso que buscaría entregar, por fin, estabilidad a un Japón que durante casi toda su historia había sufrido de constantes turbulencias de índole político, económico y militar, donde siquiera los propios señores feudales tenían asegurada su protección.
Gracias a eso, por ejemplo, es que la familia Tokugawa logró establecerse como el feudo más importante e imponente de la época pasada, absorbiendo muchas veces a otros feudos mediante su poder bélico y económico, convenciendo a los soldados (o samuráis) más leales.
¿Qué era la Carta de Juramento de 1868?
Como se dijo, con la promulgación de este juramento a mediados del siglo XIX se daba por comenzada la Era Meiji. En consecuencia, este documento -que podría considerarse algo parecido a una constitución moderna- estableció cinco estatutos principales:
- Establecer asambleas deliberativas
- Integración de clases para el beneficio del Estado
- Sustitución de las malas costumbres del pasado siendo reemplazadas por el orden justo de las leyes de la naturaleza.
- Todas las personas, no menos que los civiles y los oficiales militares, tendrán derecho a seguir y adoptar sus propias decisiones para que no haya descontento.
- Se buscará el conocimiento a través del mundo para fortalecer el régimen imperial.
Tras la promulgación de la Carta de Juramento, las reacciones entre el pueblo nipón no se hicieron esperar, sobre todo por parte de aquellos guerreros -ninjas y samuráis- junto a miembros de una “aristocracia” que verían sus privilegios y beneficios sociales amenazados por el nuevo régimen de una monarquía constitucional, iniciándose así una serie de enfrentamientos bélicos en diferentes puntos del Japón.
De esta manera, se acercaría a la parte medular del desarrollo tanto de la serie como del manga, en donde el rol protagónico de los samuráis sería el foco esencial de atención, lanzándose al conocimiento público la existencia de guerreros superdotados con una gran habilidad con la espada.
Dentro de este proceso que podría considerarse revolucionario, junto a la presencia de guerreros samuráis y ninjas, fue posible evidenciar el alzamiento de campesinos y trabajadores artesanales que en ocasiones prestaban, además, refugio a niños desamparados por la muerte de sus padres a consecuencia de la guerra.
Precisamente, a raíz de estos sucesos, es que se comienza a desarrollar la historia de Kenshin Himura (cuyo nombre verdadero es Shinta), aquel niño que tiempo después desenvainaría su espada en los diferentes conflictos bélicos ocasionados por las guerras civiles y el convulsionado contexto político, creando consigo la leyenda del asesino más temible.
Tratado de Harris y la Crisis Perry
El contexto mundial de la restauración sería, quizás, la principal causa motor de este periodo histórico, donde el mundo de Occidente comenzaba a ver cómo las bondades del sistema mercantilista y el levantamiento del Imperialismo como fuerza de dominio mundial extendían sus redes hacia territorios que por ese entonces (mediados del siglo XIX) parecían ajenos a una cultura de avances tecnológicos y comerciales, llevándose consigo la consagración de diferentes acuerdos y tratados, entre ellos el Tratado de Harris.
El tratado de Harris, celebrado y consagrado el 29 de junio de 1858, posibilitaría dentro del proceso de expansión comercial y de influencias de los Estados Unidos, la relación con el Japón, permitiendo que los puertos de Edo (principal puerto de época) y otras cuatro ciudades costeras tuviesen acceso a la comercialización estadounidense, garantizando la entrada de capitales de dicho país a tierras japonesas además de brindar extraterritorialidad a quienes llegasen al archipiélago.
A pesar de lo propiciado por las nuevas autoridades de la Era Meiji, había quienes se encontraban en contra de la apertura brusca y casi sin pasos previos del comercio hacia Occidente, generando así la denominada “Crisis Perry”, denominada así gracias al apellido del Almirante Comodoro Perry, parte estadounidense del acuerdo.
Esta consistió en una serie de enfrentamientos políticos y de levantamientos populares debido a la inseguridad causada por los antecedentes que parte de la población japonesa tenía sobre lo ocurrido en China, quien tras la guerra del Opio en 1840, finalmente terminaría subyugada e intervenida.
A raíz de esto, los japoneses, temerosos de perder su independencia y tradiciones culturales, se oponían a la celebración de los términos de este tratado, colocando así la primera piedra para lo que serían las constantes situaciones de rechazo al nuevo gobierno.
Rebelión de Satsuma
La restauración Meiji, este proceso histórico donde se pretendía dar inicio a una nueva forma de gobierno y acabar, entre otras cosas, con el ostracismo del que Japón había sufrido durante más de dos siglos, no estaría exenta de hechos de sangre, traumáticos y que marcarían -sobre todo en el manga/anime- la historia de los personajes involucrados, llegando incluso a ser considerado como un punto de inflexión entre el antiguo régimen japonés y las nuevas formas de vida que, en parte gracias al tratado de Harris, se intentarían imponer en la isla. Este hecho sería conocido como la Rebelión de Satsuma (enero de 1877).
Los samuráis, ya al tanto de todo lo que en Kioto se estaba tramando por parte de las máximas autoridades que habían iniciado el proceso de la restauración Meiji, convencidos de que nadie podría arrebatarles su hegemónica y tradicional forma de vida, decidieron unir fuerzas en un levantamiento armado que los concentró y unió en la localidad de Satsuma 11 años después de iniciado el proceso de “renovación” social.
Liderados por Saigo Takamori (1828-1877), la rebelión de los ya considerados como ex samuráis y ninjas leales a los antiguos shogunes -principalmente a Tokugawa- se darían cita para iniciar un ataque concertado hacia las fuerzas policiales y militares de la nueva era.
En total, se estima que se reunieron tanto en la batalla principal (desarrollada propiamente en Satsuma) como las batallas de montoneros se reunieron 110.000 personas, divididas en los bandos del gobierno ( 70.000) y los rebeldes de Satsuma (40.000), comenzando consigo la última de las batallas de insurrección hacia el régimen Meiji.
En la batalla, cerca del 60% de las fuerzas rebeldes cayeron en combate (22.000, aprox.), marcando el hito de la “desaparición” de los samuráis como figura preponderante en la sociedad japonesa, esto contrastado con los poco más de 9.500 heridos o muertos por parte de las fuerzas restauradoras quienes se alzaron con la victoria.
Personajes reales
Kenshin Himura: El personaje de Battousai está inspirado en Kawakami Gensai (1834-1871) un samurái, monje y fiel seguidor del emperador de Japón, y uno de los cuatro principales hittokiri (destajadores) de la restauración Meiji.
Hajime Saito (1844-1915): Capitán de la tropa nº3 del Shinsegunmi (aparato policial del shogunato), y considerado uno de los más fuertes espadachines del grupo. Ocupo cargos de policía y de inteligencia para el gobierno.
Toshimichi Okubo (1830- 1878): Ministro japonés, y uno de los principales precursores de la restauración Meiji. Fue responsable de una serie de leyes, entre ellas, el porte ilegal de armas en público por parte de los samuráis.
La historia de Samurái X, el destajador que alguna vez aterrorizó al Japón entero, es más que la historia de un samurái vagabundo que se enamora de Kaoru Kamija, una instructora de kendo, sino que encierra en sí misma y los trazos de su cicatriz una historia real, donde la sangre y los nombres y hechos verdaderos ocurrieron, siendo parte alguna vez de este mundo.