Con una atormentada película con más postergaciones que la llegada de la alegría a Chile, el grupo que nacía como una serie “hermana” de Uncanny X-Men por los 80’s, llamada “The New Mutants”, es un cómic que pasa bastante inadvertido por los lectores “mainstream” de Marvel; mal que mal, esto se debe a la avasalladora popularidad de los superhéroes en el cine, donde Spider-Man, Superman y Batman demostraban que el salto del papel a la pantalla era posible y que se podía ejecutar de manera excelsa gracias al trabajo de Christopher Nolan y, en cierta medida, al UCM.
A pesar de que en La Estantería evito con demasía tocar las cintas basadas en cómics, principalmente porque, al igual que con los libros, el que se vio el filme cree que se leyó el libro y se termina conformando con una pelea canera en un aeropuerto en lugar de una batalla campal en una prisión para superhéroes en la Zona Negativa. Aunque eso también puede ser algo bueno, ya que algunos pocos deciden adentrarse en el material de origen y se acercan al cómic del cual se tomó inspiración para ver una escena postcréditos.
Si bien The New Mutants fue una serie que, pese a ser escrita por Chris Claremont, un prócer en cuanto a escribir a los X-Men se trata y tanto “Days of the Future Past” como “God Loves, Man Kills” (con una revisión aquí) pueden demostrarlo, no logró atraer tanto a los lectores como lo hacía Uncanny X-Men y no fue hasta la llegada de Bill Sienkiewicz, un artista cuyo particular estilo atrapaba a cualquiera que le pusiera los ojos encima, que se convirtió en una serie que dejaría marca.
La trama se centra en Dani Moonstar y las constantes pesadillas que tiene con el Demonio Oso que asesinó a sus padres en el pasado. Ahí es donde adelantándose al demonio, decide enfrentarse a él, con resultados casi mortales para ella. Entonces vemos cómo Magik, Cannonball, Wolfsbane, Magma y Sunspot tendrán que enfrentarse al monstruo que hirió a su amiga y que los va a mantener al filo de lo real, lo ficticio, la vida y la muerte.
El guion de Claremont en este breve arco de The New Mutants está centrado en el temor a lo desconocido y al mal que está acechando en la oscuridad. El primero de tres números que conforman la historia comienza como una aventura típica de los X-Men, vemos al grupo de jóvenes entrenando en la Danger Room, tal como hacía el equipo principal, y lentamente nos vamos adentrando en las pesadillas de Moonstar. La segunda parte entrega una sensación claustrofóbica y oscura, en un hospital donde el equipo hará todo lo posible por acabar con el Demonio Oso que busca terminar con la vida de Danielle, para que todo concluya en el tercer capítulo, donde la batalla se lleva “más allá”.
Durante toda la historia se presenta la sensación de estar ante un thriller, que transita en una película slasher donde el asesino acecha al grupo que debe combatir un horror desconocido. El encierro del hospital y la amenaza de los demonios se siente muy bien gracias al trabajo de Sienkiewicz a la hora de ilustrar la aventura, mostrando a los protagonistas con tonos claros y heroícos, mientras que los demonios yacen en la oscuridad, como figuras deformadas y amenazantes.
Pero ¿por qué parar con estos tres números y ya? En lo personal, recomiendo encarecidamente leer a “The New Mutants”, sobre todo la etapa de Bill Sienkiewicz como ilustrador, debido a que conoce cómo dar esa sensación turbia y de oscuridad que representan estos personajes.
Post-Script: Para cerrar mi introducción, salida de mi odio a la creciente explotación de las adaptaciones cinematográficas, “cortes del director” y dios sabe con qué otra cosa irán a salir, estoy muy ansioso por ver “The New Mutants”. Sí, la película. Porque además de mi amor a los cómics y al terror unido por esa película, amé totalmente la atmósfera que entrega el trailer, se siente casi intacta la esencia del pincel de Bill en esas escenas que pudimos ver en los avances y es algo que también espero de la secuela de Doctor Strange, la dirección de Sam Raimi, padre de Evil Dead y la premisa de “película de terror” que entregaron, sabe mantenerme al pendiente, a pesar de lo desgastado que se siente ya el cine de superhéroes, porque si algo logró esta pandemia, fue hacerle notar al mundo que ya no necesitamos cintas de superhéroes.