En la actualidad, el material original de varios cómics ha sido adaptado, pero la mayoría de las veces siendo solo inspiración para quienes plasman su visión de los personajes a la pantalla grande o chica, como lo es con Daredevil. A veces esta libertad que se entrega a los directores para jugar con los personajes termina terrible, como la visión de Zack Snyder de Superman en Man of steel o la de Cathy Yan sobre las Birds of Prey.
Sin embargo, en ocasiones los planetas se alinean y somos testigos de algo hermoso, una adaptación que, si bien no es 100% fiel al material original, lo trata con respeto, con dedicación y vemos obras como la tristemente cancelada -hasta ahora- “Daredevil” de Netflix.
Por eso y más, en La Estantería revisaremos el material original que sirvió de guía para esta serie de Marvel: The Man Without Fear, de Frank Miller y John Romita Jr.
Daredevil: sin miedo del miedo
De Frank Miller se podrán decir muchas cosas, sobre todo respecto a sus trabajos actuales que no hacen más de desear que el hombre se retire pronto, pero de que su legado tiene un peso increíble, lo tiene.
El autor de la excelsa The Dark Knight Rises (que hablamos acá) también trabajó con anterioridad con el “Diablo de Hell’s Kitchen”, que es considerado uno de los mejores trabajos de Marvel Comics, Daredevil: Born Again. Esta obra no solo salvó al personaje de naufragar para siempre de la editorial, sino que le permitió al autor volver a comandar el navío que seguía las aventuras de Matt Murdock, es por esto que se le permitió entrar nuevamente en el canon de Daredevil entregándonos The Man Without Fear.
¿Qué tenemos entonces ante nosotros? Una historia de origen, que nos muestra los inicios de Matt Murdock, como era un chico que se metía en problemas, pero que sabía salirse con la suya. Esto hasta que, al salvar a un anciano, recibe una quemadura química en sus ojos, quedando ciego. Criado por un padre soltero que debía recurrir al crimen para mantenerse a sí mismo y a su hijo, Matt comenzó a tener jaquecas debido al ruido de la ciudad, una que gritaba injusticias; ruido que se generaba del hartazgo de las personas que no podían defenderse, llenando de inspiración al niño, quien decidió que crecería para estudiar las leyes, entregándole justicia a la ciudad que nunca duerme.
La travesía del joven ciego sería percibida desde las sombras por quien se convertiría en su mentor, Stick, el ciego veterano en que le ayudaría a Matt a controlar los sentidos que aún tras un altercado con los matones que lo contrataban, el pugilista Jack “Battlin” Murdock encontraría su destino final en un callejón, en el cañón de un revólver. Quedando lleno de ira y frustración, el joven Murdock sabía que tenía quien era el asesino de su padre, así como también sabía que era el único que podía darle justicia a su difunto protector.
Esta historia dejó el nombre de Miller grabado en la editorial, ya que no solo es de una excelente factura, sino que no tiene miedo en tocar temas crudos y maduros para ser una historieta de superhéroes.
Al igual que en el cómic “Born Again”, este número se contempla el tema de las adicciones, aquí vemos tráfico de drogas, de menores y todo lo que suele quedar fuera del alcance de la justicia, contando con Matt como el diablo guardián que golpeará con fuerza a todos aquellos que se mueven en las sombras.
Entre los personajes que vemos, tenemos las bases de todo lo que supone a Daredevil, su entrenamiento con Stick, su breve y tormentoso amorío con Elektra, su juventud con Foggy y, por supuesto, su primer enfrentamiento cara a cara contra Wilson Fisk, el Kingpin.
Estos factores lo convierten en una de las lecturas más sólidas de no solo Daredevil, sino de Marvel. Donde un hombre que perdió su vista, a su familia y a su mentor, también pierde el miedo.