La hiperinflación que se vive en Venezuela ha provocado que las editoriales dejen de imprimir y abandonen el país. Dentro de los grandes grupos, solo queda Planeta, luego de que en 2014 Random House y Océano abandonaran el país. Esta situación ha obligado a que alrededor de 80 librerías cerraran y autores nacionales abandonaran el país.
Otro signo de la crisis fue la suspensión hace dos años de la entrega del tradicional Premio de Novela Rómulo Gallegos.
El cierre de imprentas y librerías ha ido de la mano con la suspensión de sitios asociados al Gobierno de Nicolás Maduro, como el del ”Centro Nacional del Libro”, el cual es el encargado de entregar cifras sobre los títulos publicados anualmente. Actualmente se encuentra fuera de funcionamiento.
Hay otros casos emblemáticos de la crisis que vive Venezuela también en literatura. La editorial uruguaya Alfa, que lleva más de 60 años en el país latinoamericano, tuvo que pasar de sobrellevar su situación con la edición impresa a subsistir solo en la versión digital.
Según cálculos de la Cámara Venezolana del Libro (Cavelibro), la producción y venta desde 2015 ha disminuido entre el 80 y 90% . El precio de los libros locales se disparó de 2.000 a más de 10.000 bolívares, es decir entre 399 y 1.998 pesos chilenos (el sueldo mínimo es de 4.500 bolívares en Venezuela). Y durante 2018 se registró el cierre de 80 librerías en todo el país.
Esta situación repercute en, asimismo, en el ámbito educacional, los colegios se ven afectados por la falta de material educativo. Además, editores, diseñadores, ilustradores y escritores han emigrado a países vecinos como Colombia, Argentina, Uruguay y Chile.
“Los colegios se están viendo afectados por la falta de material para poder dar clases”, dijo Ricardo Acevedo, tesorero de Cavelibro, quien asevera que la venta de libros de esta índole han bajado en un 10%.
Los libros extranjeros han dejado de llegar porque resultan inaccesibles; la comida y medicina son prioridad. Planeta ha resistido con mucha creatividad y esfuerzo, pero no podemos hablar de ‘normalidad’ en una dinámica comercial marcada por los controles, la terrible situación económica que supone la hiperinflación.
Vía: Culto.