‘Exterminio: La evolución’ marca el esperado regreso de Danny Boyle y Alex Garland al universo de los infectados. Veintiocho años después del brote original, la saga da un giro más introspectivo sin perder su intensidad visual, abriendo paso a una nueva trilogía desde los restos de una civilización colapsada. Lee sobre este estreno en Revista La Máquina.
Más de dos décadas han pasado desde que Danny Boyle, el director británico que ganó reconocimiento con Trainspotting (1996) y Alex Garland (nominado al Óscar por el guion de Ex Machina en 2016) revolucionaran el cine de zombies -en este caso, de infectados- con Exterminio (2002), esa película donde Cillian Murphy despertaba en un hospital, caminaba por un Londres desolado y postapocalíptico, y poco a poco se iba revelando que el mundo se había venido abajo por culpa de una mutación del virus de la rabia, luego de 28 días de infección.

Tras una segunda entrega estrenada en 2007 y dirigida por Juan Carlos Fresnadillo —centrada en las implicancias políticas y el control militar luego de 28 semanas del primer brote—, llega Exterminio: La evolución, marcando el esperado regreso de la dupla original de Danny Boyle y Alex Garland. Ambos, tras años alejados del proyecto exterminio (incluso en ese periodo Boyle triunfó en los Oscars por Slumdog Millionaire), revolucionaron el subgénero de zombis al introducir cuerpos veloces y rabiosos, en contraste con la lentitud tradicional del mito zombi.

¿De qué va Exterminio: La evolución?
La historia nos sitúa 28 años después del brote inicial. La isla británica ha sido aislada del resto del mundo y los sobrevivientes han aprendido a vivir entre ruinas y amenazas, que ya no vienen solamente de los infectados. En este contexto, conocemos a Spike (Alfie Williams), un adolescente de 12 años nacido y criado en cuarentena. El protagonista vive junto a sus padres –interpretados por Aaron Taylor-Johnson y Jodie Comer– en una isla llamada Holy Island. Esta solo tiene conexión con el continente por un paso que se asoma cuando baja la marea.
El mundo de Spike está reducido a esa isla, hasta que se aventura al continente junto a Jamie, su padre. Fuera del lugar seguro descubre nuevas mutaciones del virus, comunidades sobreviviendo a su suerte y una humanidad aún más deteriorada que en las entregas anteriores. Pero esto también moviliza al protagonista a la madurez y las ansias de conocer todo esto que le ha sido ajeno.
Y al igual que en la primera entrega, Boyle vuelve a experimentar visualmente. Si en Exterminio (2002) apostó por cámaras digitales baratas que aportaron una textura áspera y callejera, aquí se lanza con Iphones, drones, estructuras multivisión y planos que aumentan la sensación de intensidad gracias a su montaje. No es solo una innovación técnica, sino un intento de capturar el colapso de la civilización. La esencia de esta entrega no se encuentra -tanto- en los infectados. Cobran relevancia las relaciones humanas que se tejen en una sociedad colapsada y aislada de todo lo que ocurre fuera de la isla británica. Entre las relaciones, se incluye a Ralph Fiennes (Cónclave, El Gran Hotel Budapest, La Lista de Schindler, entre otros éxitos) en un enigmático papel.

Exterminio: La evolución no es perfecta, pero es una buena relectura. No repite las fórmulas de los brotes, sino que introduce la pregunta de qué queda después del apocalipsis y cómo se reconstruyen las sociedades. Algo que se percibe muy vigente en un mundo donde las pandemias y las cuarentenas con sus consecuencias dejaron de ser solo una ficción.
Esta película no llega a culminar la saga: la reabre. Boyle y Garland quieren continuar con una nueva trilogía, y esto es evidente. Exterminio: La evolución funciona como una transición, que camina por los escombros de lo anterior. Boyle recupera lo que funcionó en Exterminio (2002) (el caos visual, el tono sucio, la urgencia de los cuerpos) y le suma una arista más contemplativa desde la mirada del niño. Esto se ve potenciado por un guion de Garland cargado de tensión, dilemas morales y algunas sorpresas que dejan en claro que hay material para rato.

¿Qué viene ahora?
Ya está confirmada una segunda parte de esta nueva trilogía: Exterminio: El templo de los huesos, prevista para 2026. Esta no será dirigida por Boyle, pero sí contará con la escritura de Alex Garland. Por lo que asegura la mitad de su esencia. La encargada de la dirección es Nia DaCosta, conocida por la secuela de Candyman (2021) y The Marvels (2023). La tarea de mantener el tono de Boyle es compleja, pero el probable retorno de Cillian Murphy en su papel original ya entusiasma.