Los Psiconautas -o “viajeros de la mente”, según su significado-, es una de las tantas bandas emergentes que luchan por un lugar dentro de la industria musical chilena, con la particularidad de que esta debe deshacerse de los prejuicios que irremediablemente los privilegia o perjudica en relación a otros conjuntos, pues dentro de su conformación están Daniel y Juan Pablo Narea, hijos de Claudio Narea, mítico guitarrista de Los Prisioneros, e Isaí Astorga y Matías Parra.
Conformados en noviembre de 2018, Los Psiconautas han publicado cinco de seis singles que dan vida a su primer EP como banda: “Venir a jugar”, “Magia”, “Libertad”, “Nadie es como tú” y su más reciente éxito: “Respirar”. Canciones con marcadas influencias en el rock anglo, indie y chileno, con las que, en palabras de su vocalista, Daniel Narea, “buscamos la belleza y patrones de melodía que proyecten emociones, sobre todo de nostalgia y melancolía”.
Pese a las inminentes luces que provoca su directa relación con Claudio Narea, Daniel reconoce que con Los Psiconautas quiere crear un sello, estilo propio y desligarse del privilegio de “ser hijos de (…) y colgarse del apellido y la fama de Los Prisioneros”; lo que, en su opinión, es un arma de doble filo.
La Máquina tuvo la oportunidad de entrevistar a Daniel Narea, quien se refirió a los inicios y actualidad de Los Psiconautas, el peso de llevar su apellido dentro de la industria musical, sus influencias desde pequeño (incluso con miradas al anime) y sus experiencia personal con la ayahuasca, una bebida tradicional indígena usada en Sudamérica por muchos pueblos amazónicos en Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Perú.
N.E.: Esta entrevista se realizó de manera remota, debido a las precauciones dictadas para evitar la propagación del coronavirus covid-19.
–¿Cuáles fueron tus primeras conexiones con la música previo a Los Psiconautas?
Desde pequeño con mi hermano convivimos con la figura y las influencias de nuestro padre, entonces en mi casa se escuchaba harta música chilena y también rock anglo, como Los Bunkers, Los Tres, The Beatles, Blur, The Smiths y Franz Ferdinand, que después sirvieron como inspiración para Los Pisconautas.
Cuando chico no me gustaba mucho la música porque tenía otros intereses, de hecho mi papá me incentivó a tocar un poco a la fuerza. Además, la música que yo escuchaba era Linkin Park y System of a Down y a él no le gustaba, siempre le criticaba. Pero un día de la nada me picó el bichito por tocar bajo y la primera canción que saqué fue “Paramar” de Los Prisioneros. También fue muy importante la música de los videojuegos y de animes como “Slam Dunk, Dragon Ball Z y Detective Conan“.
–¿Cómo y cuándo inicia el proyecto de Los Psiconautas?
Yo y mi hermano teníamos nuestras propias bandas y muchas canciones guardadas en un baúl, que finalmente vieron la luz en 2018 cuando conocimos a Matías Parra (batería y coros) en un carrete y a Isaí Astorga cantando en una micro. Ya como Psiconautas, comenzamos a tocar en lugares a beneficio y a recorrer la ruta musical santiaguina.
–¿A qué se debe el nombre de su banda?, ¿quién los nombró?
El nombre significa “viajeros de la mente” y se me ocurrió luego de una experiencia de sanación natural que tuve fuera de Chile en una ceremonia con la planta de ayahuasca, la cual afortunadamente dejé el vicio del cigarrillo y sané los problemas de salud que ya tenía a los 24 años.
–Háblanos sobre tu experiencia con la planta, ¿cómo fue?
Los medios han demonizado la planta con la triste noticia del asesinato de un bebé por parte de un loco como “Antares de la luz”. En países como Perú, Bolivia y Brasil la ayahuasca se usa como medicina natural para la sanación de enfermedades físicas y mentales. La planta activa la atención plena que permite surfear dentro de los pensamientos. Es como viajar a través de tu mente y conocerse a uno mismo, darme cuenta quién soy yo en realidad y da cuenta que existen otros planos dentro de la tierra.
–¿Cuál es el estilo? ¿De qué trata su propuesta musical?
Siempre hemos tenido como principales influencias el rock anglo, chileno y el punk. Clasificarnos es un poco complicado, pero te diría que encajamos en el rock indie y alternativo, también un poco en el pop.
Nuestra propuesta espera entregar una variedad de colores y arreglos proactivos que sean pegajosos. Buscamos la belleza y patrones de melodía que proyecten emociones, sobre todo nostalgia y melancolía. “Respirar” es dolor atrapado, pero siempre con un dejo de esperanza. “Nadie como tú” transmite lo mismo, pero en un tono un poco más dramático.
–¿Ayuda a la banda que ustedes sean hijos de Claudio Narea, exguitarrista de Los Prisioneros?
Sí, por supuesto que ayuda. Pero como Los Psiconautas no queremos colgarnos del apellido ni la fama de Los Prisioneros, pero indudablemente muchos medios dentro de la industria nos van a ver con interés solamente por “ser hijos de…” Sacarse ese estigma es parte del camino de trabajo que tenemos como banda. No es algo que me complique asumir.
Muchas veces nos han dicho que somos malos sin siquiera escucharnos. Y yo me río, pero a la vez es fome que no nos den oportunidades. De todas maneras, entiendo que somos privilegiados al nacer en una familia de músicos con el apellido Narea, es obvio y comprensible que a algunos les pueda molestar. La otra forma de verlo es que estamos mayormente sujetos a críticas. Los Prisioneros se separaron en duros términos y mi padre no quedó muy bien parado con los fans.
–¿Cómo los ha afectado personal y musicalmente la pandemia por el coronavirus?
Personalmente no afecta a todos, porque estamos lejos de nuestros seres queridos y nos extrañamos. En la parte musical no nos hemos podido juntar a ensayar como banda, pero sí he aprovechado el tiempo con mi hermano para hacer más canciones. Tenemos siete temas con una estructura, acordes, melodía y letra, solo nos falta preparar el estudio en casa para grabarlas. Queremos lanzar un nuevo EP el próximo año.
–A pesar del tiempo que llevan como banda, ya tienen 5 sencillos como Los Psiconautas. ¿Cuál ha sido el balance dentro de la escena musical?, ¿es difícil adentrarse en ella?
La gente en el mundo moderno sufre de ansiedad y nosotros como músicos no somos ajenos a ello. Nosotros empezamos en noviembre de 2018, llevamos entrecomillas dos años como banda y siempre está la sensación de haberlo hecho mejor, por lo que lo veo como un proceso de aprendizaje.
Nos hemos formado y entendido que durante este tiempo hay muchos elementos y herramientas que no consideramos y que son fundamentales si queremos vivir de la música. Si queremos crecer tenemos que invertir y planificar bases de datos de gente de la industria, mandar correos de comunicados de prensa, crear canciones periódicamente, etc. Esas son cosas que no habíamos abordado con suficiente profesionalismo. Es un camino que gran porcentaje de los músicos chilenos han tenido que recorrer.
Durante estos dos años hemos tocado en muchos lugares bacanes como La Batuta, el Estadio Víctor Jara, Santo Secreto y lugares no tan piolas donde te cobran por tocar y no te dan ni siquiera una chela.
Hay de todo en la ruta de la música y la experiencia nos ha enseñado a rechazar tocar un martes a la noche cuando no hay nadie, en un local donde tienen el descaro por cobrarnos. No corresponde.
Sin embargo, saco cuentas buenas, tenemos harto camino por recorrer y estamos a punto de publicar la sexta y última canción de nuestro primer EP llamada “Quiero creer que es verdad”.
–Algún sueño o meta a corto y largo plazo. ¿A qué aspiran?
Como pequeñas metas, queremos que esta campaña se expanda y crecer en seguidores en redes sociales y en Spotify. Seguir difundiendo “Respirar” y preparar un video para “Quiero creer que es verdad” y presentarla con bombos y platillos.
A largo plazo, Los Psiconautas tienen el sueño de tocar por todo Chile, como en la Trotamundos en Valparaíso o la Blondie en Santiago. También en festivales como Woodstaco y Lollapalooza. Y en distintos países como Argentina, Perú, Colombia y México, donde nos escuchan mucho. De hecho, “Nadie es como tú” se ha reproducido más en México que en Chile.
Aun así, nos han cerrado muchas puertas de locales y radios. Tenemos que sudar la gota gorda y trabajar. No vamos a tirar la toalla.