No voy a descubrir yo lo que significa para la historia del cine la existencia de uno de los filmes más trascendentales de la época contemporánea de la realización audiovisual. Más allá de las apreciaciones personales que como espectador se tengan, es un hecho casi innegable que “The Goodfather” (El Padrino) de 1972, cinta realizada por Francis Ford Coppola (Detroit, 1939), quien estuvo a cargo de la dirección y realización del guion junto a Mario Puzo -autor de la novela homónima- y producción de Albert Ruddy, marcó para siempre parte del cine y sobre todo de la ola noir y las historias de mafias, muy presentes por la década de los 70.
La película protagonizada por el legendario Alfred James Pacino, más conocido como Al Pacino (1940), Marlon Brando (1924-2004) y Diane Keaton (1946), lleva a terrenos de ficción las crónicas de las familias de mafiosos que comenzaron a consolidarse a comienzos de los años 20.

El Padrino: una realidad retratada con dolor
El argumento de la cinta comienza celebrándose la boda de Connie, hija de Vito Corleone (Brando) y Carlo. Vito es el líder de una de las cinco familias que maneja la “Cossa Nostra” en Nueva York. Al mismo tiempo, se conoce la vida de Michael, hijo menor del jefe, quien nunca ha querido involucrarse mayormente con los negocios de la familia; por otro parte, está Santino, el hijo mayor y heredero de los negocios y conexiones de los Corleone; Fredo, el hijo de en medio, quien solo vive de lo que su familia ha generado por años y por último está Tom, el hijo abogado de la familia Corleone, quien además es adoptado por don Vito.
El Padrino, tanto en su versión literaria como audiovisual, funciona como una excelente manera de retratar las costumbres que la mafia italoamericana, su poder, influencia, cultura y formas de actuar adoptaron para hacerse de un poder que por décadas causó estragos en el bajo mundo de diferentes ciudades de Estados Unidos, especialmente en las grandes metrópolis como Nueva York, Chicago y, en menos medida, San Francisco.
The Goodfather no es solo una representación incluso románticamente realista de lo que era el gran poderío de la mafia, precisamente, entre los años en que la novela de Puzo transcurre, sino que es una muestra cronológica de la vida de un mafioso todopoderoso como lo fue don Vito Corleone y su familia en la época.
¿Quién es don Vito?
Mafioso de alta estirpe que ha logrado crear lazos y establecerse como uno de los líderes del bajo mundo estadounidense, con una gran capacidad de manipulación psicológica y de imponerse fieramente a sus adversarios. Mafioso de estilo limpio, utiliza su carácter más que las balas, aunque por contraparte también es un padre comprensivo, tierno y amigable que da todo por sus hijos.

La mafia, más allá de Al Pacino y Vito Corleone
Enmarcada como una de las mejores películas y sagas del cine, El Padrino, posee un trasfondo que retrata casi a la perfección el funcionamiento y las formas de cómo era la mafia en suelo norteamericano.
Pero ¿de dónde provienen los orígenes de tan poderoso grupo?
Y es que las familias Corleone, Tattaglia, Barzini, Cuneo y Strazzi son el calco de lo que en la realidad eran las cinco familias más poderosas e influyentes de todo el bajo mundo: los Bonnano, Colombo, Gambinno, Genovese, Lucchese, temidos por los más recios y duros ladrones, estafadores y maleantes, en muchos casos, rendían pleitesía por las consecuencias que oponerse a su poderío podía ocasionar.

Las andanzas del verdadero Corleone, quien en realidad es un cúmulo de personalidades e historias de diferentes mafiosos de la época, en los albores de la década del 20 se comenzaron a formar en los primeros grupos liderados por los inmigrantes italianos que traían las costumbres de su natal Italia.
Bajo el manto de la Familia Gambinno, la Cossa Nostra inició su periplo y control de los bajos mundos en aquellas zonas donde la administración formal, es decir el Estado, no lo hacía, dejando a merced a sus habitantes. En un principio, las mafias prestaban servicios de protección, pero rápidamente la violencia iría aumentando, no solo física sino que en intensidad debido al rápido ascenso de poder que experimentaron estos clanes.
Todo inició formalmente cuando en 1920, a raíz de la promulgación de la ley seca dictada por el gobernador del Estado de Nueva York, los en ese entonces meramente “vigilantes”, vieron la posibilidad de incursionar ilegalmente en el tráfico de bebidas alcohólicas, lo que rápidamente generó en ellos no solo grandes ganancias para la época, sino que también el comienzo por la disputa de territorios, mercenarios y espacios donde pudiesen ampliar su poder administrativo y financiero. Lo que más temprano que tarde derivó en contactos con las altas esferas de poder.

Con el fin de mantener el poder, estas nuevas familias que asentaban de buena vez la presencia de la Cossa Nostra en suelo norteamericano, comenzaron a aplicar los viejos los códigos que la mafia tenía en la península itálica, quedando demostrado con el asesinato del primer mafioso, de origen italiano puro, como lo fue Albert Anastasia a manos de Carlo Gambinno (1902-1976), quien daría un golpe de timón al ampliar los círculos de influencias y negocios de la familia a juegos de azar, chantajes, sobornos, sicariato, eso sí, manteniéndose alejado del tráfico de estupefacientes.
Este proceso de “innovación de la industria” permitiría a los Gambinno posicionarse como la familia más poderosa de la época, situación que se acrecentaría a partir de la década de los 60s, generando conexiones políticas y del espectáculo, entre otros con el expresidente estadounidense John F. Kennedy y el cantante Frank Sinatra (1915-1998), quien mantuvo grandes lazos con diferentes mafiosos de la época.
El poderío de los Gambinno, una de las mayores influencias para la narración escrita como audiovisual de El Padrino, duraría hasta mediados de la década de los 90, cuando los lazos de la familia con diferentes políticos, entre ellos la denominada “Comisión”, un ente de seguridad estatal que estaba dedicado especialmente al combate contra las mafias, se debilitaron y finalmente los hijos de Carlo Gambinno – muerto por un infarto al corazón-, Thomas “Tommy” Gambino, Joseph Gambino, Carlo Gambino y Phyllis Gambino Sinatra, quienes se encargaban de diferentes áreas administrativas del “negocio familiar”, fueron apresados y actualmente cumplen condena, incluso por delitos que en la práctica fueron cometidos por su padre. Todos ellos fueron sentenciados a pagar con cadena perpetua en cárceles de máxima seguridad.

El poderío de la mafia italoamericana se fue acrecentando luego de la prohibición de venta de alcohol (más conocida como Ley Seca) en 1920, escalando a esferas políticas, religiosas y que tuvo, precisamente, su apogeo entre las década del 50 al 80, donde paulatinamente su poder iría mermando, entre otras cosas, por la consolidación de una nación sumida totalmente en el consumismo y superficial, sumado a las constantes campañas, acciones judiciales y policiales por parte de diferentes gobiernos, tantos Conservadores como Demócratas, que se han hecho a lo largo de los años, convirtiéndose de todas maneras en una fuente casi inagotable para el imaginario literario y cinéfilo.
Mario Puzo, el autor
Mario Puzo (1920-1999), más conocido como el “autor de la mafia” o el “guionista de la Cossa Nostra”, no solo fue el creador de la obra magistral de El Padrino tanto en su versión novelesca como fílmica, también logró comprometerse intelectualmente con clases dadas en la Universidad de Columbia – la que además es su alma máter- con charlas y clases sobre el mundo de la mafia, espacio que no solo conocería gracias a su obra y tres películas sobre Corleone encarnizado por Brando o sus demás obras, entre las que destacan: El siciliano (The sicilian) (1984); La cuarta K (The fourth K) (1991); El último Don (The last Don) (1996); Omertà (1999), y Los Borgia (The family) (2001) (publicada en forma póstuma).
Asimismo, lo haría por su relación medianamente cercana con estos bajos mundos cuando él era un adolescente gracias a su abuelo, don Franceso Puzo (sin data), quien sería un miembro menor de la pandilla de matones de Vito Genovese (1897-1969). Puzo, quien sería alejado por su familia núcleo de las andanzas matonescas y actividades del bajo mundo, se dedicaría, siempre atraído por este mito familiar, a estudiar de cerca sus orígenes, costumbres, accionares, lo que se le facilitó al tener material reciente (en su época) sobre diferentes crímenes cometidos, sobre todo en la etapa de oro de estos clanes familiares.
A pesar de ello, Puzo nunca mantuvo contacto directo con la mafia, creyendo firmemente en que eran un mal para la sociedad.
![Mario Puzo [Autor destacado]](https://www.centrobibliotecario.cl/wp-content/uploads/2019/07/8.5-Puzo-GettyImages-51075660.jpg)
Puzo, quien crea este estereotipo de clan familiar basado en aquellas fuentes, también lo hace como una crítica sociopolítica hacia los propios gobiernos de Estados Unidos, quienes, según él, se protegía a más a los criminales que a la gente común, lo que provocaba que personajes como Corleone – quien según sus propias palabras en diferentes entrevistas era una personaje que le causaba miedo-, por lo que decidió no solo dar a conocer este mundo y su crítica al sistema, también romantizándola. Según el propio Puzo en la revista Times «Si hubiera estado en la mafia, jamás habría tenido que escribir».