‘Dinosaurios en mi ventana’ es un monólogo con una experiencia sonora envolvente que nos hará sentir que hay temas que nos quedan grandes.
Comienza la temporada teatral, y gracias a los amigos del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), fuimos invitados a una función de la obra Dinosaurios en mi ventana, monólogo protagonizado por Rodrigo Pérez, dirigido por Daniel Marabolí y escrito por Raúl Riquelme. La obra nos muestra a un solitario personaje a quien le aterra el futuro, la muerte y todos sus derivados posibles. En ese contexto, comienza a ver dinosaurios en su ventana, que luego desaparecen. Así, se obsesiona con contactarlos y preguntarles acerca de la muerte, la extinción y el fin de la humanidad.
La obra nos hace reflexionar sobre la muerte y la soledad en un profundo viaje a través del texto y la voz del actor. Altamente recomendable.
En Revista La Máquina te contamos más. El montaje tendrá funciones hasta el 6 de abril, los viernes y sábados a las 20:00 hrs y los domingos a las 19:00 hrs. Las entradas están disponibles en Ticketplus.
UNA ATMÓSFERA SIMPLE, PERO ATRAPANTE
Al entrar a la sala, vemos un espacio con una escenografía simple, donde destacan el uso de micrófonos en escena, cables visibles y dos técnicos que acompañan al actor en vivo. Sin embargo, al analizar esta puesta en escena, nos damos cuenta de que no es tan simple como parece. Los focos están dispuestos en una especie de semicírculo, creando una sensación de encierro, de prisión, de oscuridad y soledad.
El actor deambula por este espacio, al que llama “su habitación”, y donde da rienda suelta a sus pensamientos. Los micrófonos están presentes en todo momento, convirtiéndose en un personaje más, ya que distorsionan la voz hasta crear un eco envolvente.
Luego está la dramaturgia de Dinosaurios en mi ventana, el gran motor de esta obra. El texto, interpretado magistralmente por Rodrigo Pérez, nos sumerge en un viaje de tres a cuatro actos, donde exploramos diferentes facetas del personaje. Primero, nos habla de su soledad y su familia; luego, de estos dinosaurios que aparecen en su ventana y a los que intenta contactar de cualquier manera. La aparición de una ouija para comunicarse con ellos es un recurso clásico pero también gracioso, mientras el personaje busca respuestas incesantemente a sus pensamientos más radicales.
La dramaturgia también ofrece una mirada reflexiva sobre la muerte, la extinción y la posibilidad de desaparecer por completo. Un texto profundo y con muchas capas, que nos recuerda que la muerte siempre es un tema fascinante.
El mundo sonoro de Dinosaurios en mi ventana es crucial, al punto de convertirse en un personaje central. Nos guía y nos transporta en esta experiencia teatral, donde, gracias al sonido, podemos sentir diversas emociones: la angustia del personaje, su sorpresa al lograr una comunicación y su convicción de que no todo tiene respuesta. Ecos, distorsiones y efectos sonoros encajan perfectamente en esta propuesta audaz y bien construida.
UN ACTOR QUE SOSTIENE LA ESCENA
Rodrigo Pérez es el pilar fundamental de Dinosaurios en mi ventana. Al tratarse de un monólogo, el montaje recae completamente en él, y logra transmitirnos un sinfín de emociones. En 50 minutos, nos muestra a un personaje solitario, con dudas existenciales y la sensación de no ser comprendido. Luego lo vemos angustiado y, finalmente, decidido: decidido a buscar respuestas, aunque sean imposibles de encontrar.
En el último acto, Pérez se acerca al público con una emotividad palpable, interpelándonos directamente sobre la muerte, la extinción y la posibilidad de convertirse en un fósil para siempre. Y nunca más salir de ahí. Juega en el escenario, se relaciona con él, con el eco, buscando a alguien en la completa soledad.
El vestuario también juega un rol clave en la construcción del personaje. Su ropa es holgada, amplia, pareciera quedarle grande, como las respuestas que recibe. Cada nueva chaqueta simboliza una nueva emoción y marca el cambio de acto. En la escena final, lo vemos con una chaqueta gigantesca, que lo hace lucir diminuto, una clara metáfora de cómo, a veces, nos sentimos inmensos, pero hay cosas que siempre nos superan. Un excelente detalle.
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En resumen, Dinosaurios en mi ventana es un monólogo que invita a la reflexión, con una experiencia sonora envolvente que nos hará sentir que hay temas que nos quedan grandes.