Desde marzo hemos observado, vivenciado y acuerpado un modo distinto de vivir. ¿Hace cuánto que no consumes fast fashion? Yo no lo hago desde marzo. Obviamente esta relación está sujeta al encontrarnxs “encuarentenados”, por lo que podría crear una falsa idea de sustentabilidad.

Hecho similar es el que podemos ver en la alta moda. Marcas han manifestado su preocupación respecto a la velocidad de este mercado que ha reproducido durante los últimos años el mismo ciclo de entrega continua solo con la esperanza de vender más. Declive.

Como alguien apasionada por el sistema de la moda, que se revelen las vulnerabilidades de estas corporaciones encarceladas en un calendario, flashes y pretensiones, no solo me parece necesario sino también un piso mínimo para avanzar al cambio.

Asimismo, ¿qué ocurrirá con el mercado de los cuerpos? Si esto no se contempla en el cambio, entonces únicamente estamos presenciando greenwashing. El daño no solamente es ambiental, tambien es social, psicológico y emocional. Mirarte al espejo bajo la luz maldita del probador de Zara “comprendiendo” que el cuerpo habitado no pertenece a la hegemonía y que, por tanto, me encuentro más lejos que cerca de la belleza moderna.

Por otro lado, hace una semana aproximadamente, se comunicó al mundo que París Fashion Week regresa en gloria y majestad. ¿Irán a participar todas aquellas casas de diseño que manifestaron su acongojado pesar? o ¿simplemente se rendirán a la hipocresía de siglo XXI?

La Fédération de la Haute Couture et de la Mode, comunicó que este evento se llevará a cabo del lunes 28 de septiembre al 6 de octubre. La nueva normalidad contemplará desfiles sin público pero serán transmitidos por una plataforma online. Por primera vez en muchos años, diseñadorxs deberán repensar su interminable lista de invitadxs y locación alias el corazón y cerebro de sus shows.

Mis emociones se encuentran entremezcladas. Por un lado, me parece antiético presentar una semana de la moda cuando se ha comunicado de manera sistemática la posibilidad de un rebrote del coronavirus. Es una desconexión que sólo el dinero y el narcisismo pueden plantear. Pero también, ¿qué es lo correcto?

El otro lado es expectativa. Me emociona ver de qué trata esta nueva moda híbrida que se encuentra ad portas de “nacer”. Sin dudas, desafiará la relación que nosotrxs tenemos con ella. ¿Desde donde la apreciaremos? , ¿qué significa que a pesar de todo el sistema no pueda detenerse?, ¿nos lo están imponiendo?

Observar/nos es lo que depara el futuro cercano ya que, honestamente, no se aprecia el fin del metarrelato creado por los millonarios holdings. La necesidad de una narrativa que siga facturando y moviendo a este sistema que simplemente no quiere asumir ni escuchar a la realidad que tiene ante sus ojos.