Carmen Disa: “Siempre he sido muy crítica de los sistemas concursables, porque el financiamiento termina en proyectos que muchas veces incluso los actores no los saben hacer”

La destacada actriz chilena Carmen Disa conversó en exclusiva con Revista La Máquina acerca de su reciente papel protagónico en el premiado cortometraje “Chañar”, que además incluye un microdocumental que indaga en pasajes de sus memorias, con grabaciones en San Pedro de Atacama, al norte de Chile.

También Carmen Disa compartió sus opiniones acerca de los proyectos culturales del actual gobierno de Gabriel Boric, del retorno a la presencialidad en los teatros chilenos, lo que le provoca su entrañable rol de Olguita Marina en “Sucupira” y cuáles serán sus próximos pasos en los escenarios.

“Chañar”: Un proyecto único para Carmen Disa

¿Cómo surgió el proyecto de “Chañar” y la invitación para que lo protagonizara?

Fue súper loco, porque estábamos en plena pandemia todavía. Con el director Gonzalo Sepúlveda ya nos conocíamos, porque había estado conmigo en algún montaje teatral y me llamó de un día para otro, diciéndome que viajara a Elqui, que tenía este proyecto que había escrito. En esa época, había estado súper enferma, producto de todo el encierro. Pero partí. Primero entendí que era un documental. Pero en realidad es un docuficción.

¿Qué fue lo más desafiante de este cortometraje?

Entender lo que el guion estaba queriendo decir. Al principio, no comprendía si era solamente Chañar el personaje de la leyenda de Añañuca o la narradora. Mucho de eso se fue dando conmigo en escena y llegamos a la conclusión de que era un todo. Vi “Chañar” de nuevo y entendí la importancia de la imagen y la sensación con la que tú vas quedando. Se habla acerca del abandono, la soledad, el desaparecer en la historia, del recuerdo, lo que ocurrió y la leyenda. Todo se empieza a plasmar, de alguna manera, con las imágenes, con el relato, con este personaje y con lo que la narradora está contando. Desde ese punto de vista, siento que se logró y es un mérito grande de Gonzalo, porque él está partiendo con esto.

“Lo conocía como productor y de pronto me doy cuenta que está escribiendo eso, después que hizo “Luna en cáncer”. Esta es su ópera prima y creo que tiene un gran valor y por alguna razón acaba de ganar en el Festival de Cine en las Montañas en Colombia. Está llena de cosas, de sensaciones, sentimientos e historias, que te atrapa desde distintos lugares y desde distintos lenguajes. “Chañar” es súper redondo, emotivo, las imágenes están preciosas y estar allá era muy impresionante. Estando en esos lugares, permitía que la emoción fluyera sola. Si se me ocurría llorar, tenía toda la libertad de hacerlo, por ejemplo, mirando el río. Fue súper extraño, incluso a nivel energético”, agrega Carmen Disa.

¿Alguna anécdota que recuerde acerca del rodaje de “Chañar”?

Fueron cinco o cuatro días en que filmamos en el valle, durante el 2021. Estábamos en pandemia. Elegimos lugares donde anduviera menos gente, aunque pasara una que otra camioneta. No era verano y subimos hasta lugares muy riesgosos, pero había que hacerlo. Gonzalo ya la tenía en su cabeza súper armada, pero también la fuimos armando ahí. Lo conversábamos, pero fue un producto de equipo muy bonito y el lenguaje audiovisual de “Chañar” habla mucho. De hecho, Gonzalo ya tiene un proyecto en el cual voy a estar.

Si se me ocurría llorar, tenía toda la libertad de hacerlo, por ejemplo, mirando el río. Fue súper extraño, incluso a nivel energético

Carmen Disa en La Máquina

Su personaje representa a una de las últimas descendientes de la cultura diaguita en Chile. ¿Tuvo que investigar acerca de este pueblo para asumir este papel?

No mucho. La idea no era representar a un diaguita, sino que tomar algunos elementos, cosas mínimas, y hacerlo absolutamente neutral. La cultura diaguita también vivió en Argentina, entonces sabíamos un poco acerca del arrastre de las erres. Con Gonzalo hicimos un trabajo muy experimental y para ser su primer proyecto, lo hizo increíble. Él tiene muchas ganas de escribir y dirigir otras cosas. Estrenó otro proyecto del cual sé poco, pero se viene más adelante. Mediante su trabajo, él rescata nuestra cultura, nuestro país, en este caso, el norte de Chile o la influencia de Gabriela Mistral. Es muy interesante su búsqueda artística y eso para mí, es tremendamente válido.

Además del cortometraje, con el director Gonzalo Sepúlveda realizaron un microdocumental, ¿cómo surgió esa instancia?

Estábamos en San Pedro de Atacama y él me propuso hacer algunas cosas. Hablábamos de mi trayectoria, me hizo algunas preguntas mientras grababa y me creó una cuenta en Instagram, que yo no tenía.

Carmen Disa en el corto “Chañar”.

Redes sociales, actualidad y visión crítica

¿Cómo ha sido incursionar por primera vez en las redes sociales?

Siempre he sido reacia a ellas. No tenía Instagram, hasta ahora. Es un proceso en el que está Gonzalo, donde le digo que sí a algunas cosas y a otras no. Reconozco que tampoco soy una persona que esté conectada. Gonzalo cree que yo debiese estarlo por la historia y las cosas que yo he hecho. Me han comentado que la gente se interesa por esto y, además, el tema de la Olguita Marina también ha sido bien fuerte. Fue hace veintisiete años, pero también tengo que reconocer que el personaje ha sido aprendido por todos lados. En la medida que he podido, comparto, pero otras veces no.

¿Qué le parece que todavía continúe tan vigente aquel personaje de la teleserie “Sucupira”?

Es muy satisfactorio para mí. Ha sido súper entretenido interactuar con gente que me dice que sigue la teleserie y que le encanta Olguita Marina, o que digan que son Olguitas Marinas u Olguitos Marinos. En mi último viaje a San Pedro de Atacama, conocí a gente que bromeaba con que la Olguita Marina se había arrancado para el norte de nuevo, porque le dio el ahogo. Me han ofrecido hacer otras cosas con la Olguita, pero he respondido que eso ya fue, que ya pasó. No termina de impresionarme todo lo que tenga que ver con “Sucupira”, porque siempre que la repiten le va súper bien. Hay quienes la han visto por segunda o tercera vez, y eso es muy entretenido. Está tan bien hecho y tan bien escrito ese guión de origen brasileño, que todo lo que pasó con esa teleserie fue un revuelo. Pero yo diría que más ahora, que antes. Tal vez, en esa época, estaba todo más apagado. Como estaba planteado en comedia, yo creo que eso era lo que gustaba. Siento que en la televisión actual hace falta comedia, pero buena comedia. Aquí en Chile hay muy buenos actores. Yo creo que principalmente faltan buenos guionistas. Teniendo buenos guionistas, se podrían hacer cosas muy entretenidas. Hace falta reírnos. Somos un país bastante bajón y nos hace falta entretenernos, relajarnos y olvidarnos un poco del diario vivir. Hay otros países donde tú vas y te das cuenta que a pesar de todo lo que les pasa, igual tienen un espíritu más alegre. En Chile, en general, tiramos para abajo todo. Hay que reírse, porque es un buen remedio.

¿Qué opina acerca de las medidas o proyectos en materia de cultura que ha impulsado el gobierno del presidente Gabriel Boric?

Todo lo que sean políticas culturales que empiecen a ampliarse un poco más, de lo que hemos tenido hasta ahora, yo creo que es bueno. Siempre he sido muy crítica de los sistemas concursables, porque el financiamiento termina cayendo en manos del grupo que lo gana, después que pasas por una serie de limitaciones, de proyectos que muchas veces, incluso los actores, no lo saben hacer. Entonces, terminas en un trámite burocrático y, en mi opinión, a pesar de que hay categorías, también a veces ganan grupos y equipos en los que es inevitable pensar: “¿Por qué no ganó este otro?”.

“El actual proyecto no lo conozco específicamente. Pero entiendo que se va a ampliar más. La ideología que hay detrás del gobierno del presidente Boric, tiene que ver más con un aspecto solidario. Un concepto donde todos tenemos derecho a participar de las cosas, muy distinto al sistema subsidiario que tenemos. Por lo tanto, yo creo que, desde ese punto de vista, vamos partiendo bien. Ahora, esto es súper reciente. Son leyes que hay que ir aplicándolas de a poco. Ahí en el camino vamos a darnos cuenta qué tan efectivas han sido. Pero hasta ahora, lo que ha ido pasando con los fondos concursables era bastante complicado. Mucha gente quedaba fuera, con platas que, por lo menos, en el teatro implicaba un montaje, pero no producción, que es lo más importante”, complementa Carmen Disa.

La actriz termina diciendo: “Tú puedes tener una obra, pero ¿cómo se produce y llega al público a verla? Es uno de los aspectos más complejos que hay en el teatro. Producirla, llamar la atención, y que vaya gente a verla. A veces quedaba reducido a la escenografía y a un pago para los actores. Más allá de eso, si uno lo piensa mejor, hacer teatro siempre ha sido difícil. O sea, cuando yo entré a la escuela de teatro, a mí me dijeron: “Vas a ser actriz y vas a ser pobre toda tu vida”. De alguna manera, siempre hemos sido quijotescos los que nos dedicamos a hacer teatro. El arte, en general, se aparta de la sociedad. Es distinto a otros países donde financian los montajes, donde el Estado se hace cargo de esos montajes y de los actores. En ese sentido, en Chile estamos completamente desvalidos, a diferencia de países europeos. Yo felizmente he trabajado con distintos directores en el Teatro de la Universidad de Chile y en el Teatro de la Universidad Católica, que son teatros más establecidos. Con grupos independientes y con directores jóvenes. Entonces, gracias a Dios he tenido una buena y bonita carrera teatral y definitivamente es lo que más me gusta”.

¿Qué opina acerca de la actualidad del teatro chileno, ahora que estamos a mediados de 2022?

He estado saliendo bastante al teatro, últimamente. De hecho, estoy ensayando una obra, y me ha sorprendido gratamente ver las salas llenas. Estuvimos tantos meses presos de un tiempo tan oscuro, con todo lo que pasó con el COVID y con las salas cerradas, que de repente, empiezas a ir al teatro y te das cuenta que las salas están llenas. Eso quiere decir que es un lenguaje que a la gente le gusta. He visto distintos tipos de obras en distintas salas y todas están con público. Es una alegría para el alma. Yo que soy una amante del teatro, que me formé en el teatro, y que, desde hace muchísimos años, siempre que puedo estoy trabajando en el teatro, me encanta. Fui a ver a la Gaby Hernández al Teatro de la Católica, en su monólogo, porque hicimos una película con ella hace poco, y la sala estuvo llena. Ha sido muy gratificante, después de todo lo que ha pasado, ver que las salas se repleten. Ver colas de gente que quiere ver teatro. Ha sido muy bonito, pero reabrir las fue un proceso que demoró muchísimo. El aforo en el teatro fue como uno de los últimos lugares en que se relajaron las medidas. Yo no entendía por qué abrían gimnasios y el teatro continuaba cerrado. Parecía un castigo demasiado largo. Si tú vas con tu PCR o mascarilla, no tiene por qué pasarte nada dentro de un teatro. Subimos a los aviones, la gente entra a los restaurantes, y aún así, el proceso para reabrir los teatros fue muy lento. Hubo compañías y actores que estuvieron pésimos. Siempre se hablan de los actores de la tele, cuando hay una gran cantidad de actores chilenos que viven del teatro y obviamente, la situación para ellos estuvo sumamente difícil. Ahora que, por fin, después de todo lo que ha pasado, estén empezando a abrirse los teatros, es súper bueno y la respuesta está ahí en el público. Sobre todo, ahora que empieza la primavera. Pero he ido a ver teatro en días muy helados, e igualmente la sala ha estado llena.

Siempre he sido muy crítica de los sistemas concursables, porque el financiamiento termina cayendo en manos del grupo que lo gana, después que pasas por una serie de limitaciones, de proyectos que muchas veces, incluso los actores, no lo saben hacer.

Carmen Disa y su visión de la cultura en el gobierno de Boric.

Hace algunas semanas falleció la actriz Fedora Kliwadenko, a quien usted conoció y trabajó en teatro, como en televisión. ¿Cómo fue enterarse de ese deceso para usted?

Nosotras nos veíamos con ella, pero hacía mucho rato que no. Sabía que se había ido a vivir a Viña. Pero para nosotros, como ex compañeros de escuela, fue impactante. Nunca nos pudimos enterar a tiempo de su muerte, como para poder ir a despedirla. Nos afectó no haber sabido si la Fedo estaba enferma o no. Porque estábamos muy incomunicados. Habían muchos compañeros que hablaban con ella por Facebook y nunca comentó si estaba enferma o no, entonces quedamos todos en shock, cuando supimos lo que le pasó. Fue todo muy triste. Con la pandemia, yo siento que muchos ex compañeros nos alejamos mucho y todos nos aislamos. Retomar de a poco o salir de a poco, ha sido muy difícil para cualquiera. Max Corvalán murió el año pasado en plena pandemia y apenas vimos su carroza pasar. Fuimos muy amigos e hicimos teatro juntos, al igual que con Fedora, pocos años después de la escuela. Las dos fueron pérdidas muy dolorosas.

¿Hay algo que espera hacer en el teatro, que todavía no haya hecho?

Me gustaría hacer un monólogo y estoy buscando cuál podría ser. Creo que ya estoy en condiciones de tirarme con algo así. Es un tremendo desafío actoral ser capaz de tener al público agarrado durante una hora. Es increíble y sumamente difícil. Mientras más exigente sea lo que tenga que hacer, más me gusta. Aunque alguna vez hice una especie de monólogo que se llamaba “María versus Callas”, que era la historia acerca de María Callas. Yo hacía de María Callas “la mujer” y había una cantante lírica que hacía a María Callas “la soprano”. Un encuentro entre ella y la famosa María Callas, con todas sus contradicciones. Fue un trabajo bien particular que dirigió y escribió Pedro Vicuña. De igual forma, tengo ganas de subirme al escenario y hacer un monólogo más seco. Creo que es súper atractivo actoralmente. Tampoco he dirigido ni he incursionado en la dramaturgia y creo que, por ahora, no lo haría. Felizmente he tenido una carrera donde trabajo como actriz, ya sea en teleseries o en teatro. Hace poco hice una película y siempre he estado como en eso. Tampoco se me ha dado la oportunidad. A lo mejor, si se presentase, lo haría. Pero lo mío siempre ha ido por el otro lado. Hacer clases tampoco me ha llamado la atención. Dejo que la vida y las cosas que pasan me sorprendan. En todo caso, he estado muy satisfecha respecto a lo que ha sido mi trabajo. Donde he podido vivir de lo mío tranquilamente y amar mi profesión.

Además del cortometraje “Chañar”, ¿tiene alguna otra incursión en el cine para más adelante?

No. En este momento, no tengo proyectos en televisión y en cine menos. Terminé de hacer la teleserie “Amar profundo” y quedé súper cansada. En teatro, aparte de lo que estoy haciendo, probablemente en enero estaré en un montaje que se va a dar en el GAM. Empecé a ensayar una obra con Los Contadores Auditores, con quienes he hecho tres montajes y hasta trabajos online durante la pandemia. Me gusta mucho su trabajo y su búsqueda estética es bien interesante. Trabajé con ellos en un proyecto en la Católica, hace muchos años atrás, cuando eran escenógrafos de ese montaje. Yo me acomodo muy bien a lo que Felipe y Juan Andrés quieren. Me gusta mucho trabajar con ellos y supongo que si me llaman es porque están contentos con mi trabajo. En la actuación, todo lo que para mí implique buscar y aprender, es factible.

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