En una ciudad tan llena de corrupción, crimen y maldad, eran necesarios héroes. Es por ello que un joven Bruce Wayne con su entrenamiento recién terminado y un Jim Gordon que recibe el ascenso a Comisario de Policía en el Departamento de Policía de Gotham City, traerán justicia a esta oscura ciudad, porque, parafraseando uno de los dichos de Andrew Marshall, “lo único necesario para que el mal prevalezca, es que las personas buenas lo vean y no hagan nada”. Ahí está el meollo de Batman: Year One.
Batman: Year One, fue escrito por Frank Miller y dibujado por David Mazzucchelli, dúo que también trabajó en conjunto para Daredevil: Born Again. Year One se convirtió, con facilidad, en una de las visiones favoritas por los fanáticos de los primeros días del “cruzado enmascarado” y esto se debe a cómo Miller logra convertir estos personajes plasmados en el papel en seres de carne y hueso, con motivaciones y características que te entregan cierto nivel de humanidad a través de la ficción.
En términos de historia de Batman: Year One, su narrativa es sencilla. Comienza en enero, con el relato de Jim Gordon y su nuevo puesto en el DPGC, preocupado por su familia y su futuro en una ciudad tan llena de caos y maldad. Por otro lado, presenciamos el regreso de un joven Wayne, que vuelve tras sus años de entrenamiento que tienen un propósito fijo desde aquella terrible noche en el callejón del crimen: vengar el asesinato de sus padres y ser quien frene la delincuencia en Gotham.
Gracias a estas dos perspectivas, recibimos la historia como una misma narración desde dos aristas. Desde una vereda, vemos el actuar de Bruce como Vigilante, descubriendo cómo el crimen es algo que se presenta a temprana edad en la ciudad y vemos cómo su descuidado primer acto de justicia lo va moldeando poco a poco, vemos sus errores de “principiante”, su agotamiento físico y algo que el Batman que al que estamos acostumbrados no presenta, sus expresiones de preocupación.
Por el lado de Jim, divisamos el actuar de los oficiales de Gotham City, quienes preocupados por la llegada de un “bonachón” que arruine sus actos de corrupción en conjunto de los criminales, sabotean su llegada, “apuñalándolo en la espalda” y, cómo no, golpeándolo cobardemente en grupo y advirtiéndole sobre las decisiones que está a punto de tomar, pero Jim Gordon tiene como principal característica su voluntad inquebrantable y Frank Miller supo aprovecharla en esta obra.
Sin dudarlo, esta historia tiene como protagonista un momento clave para la química entre el comisario y el enmascarado, su primera colaboración. Y es que en una ciudad tan corrupta, a regañadientes el oficial decide colaborar con Batman, porque ambos poseen el mismo objetivo, pero distintos modos de llevarlo a cabo. Ahí es cuando Jim decide confiar más en un hombre cuya identidad es desconocida, en lugar del departamento de policía más corrupto que se ha visto en la ficción, porque el de la vida real, lamentablemente ya sabemos cuál es.
Para concluir, no queda más que recomendar totalmente esta increíble e incluso breve historia del hombre murciélago, que nos presenta incluso leves pinceladas de otros personajes que se convertirían en miembros históricos de la galería de villanos de Gotham City como lo son Selina Kyle y Harvey Dent.
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