Para nadie es un misterio que si hay un medio, un lugar, un espacio al que le cuesta mucho generar un recambio y entregar oportunidades a los talentos jóvenes para ir poco a poco generando un recambio generacional que posicione a diferentes enfoques de la sociedad en la pantalla, es la televisión. ¿Cómo? Sencillo: al dar la opción a que un joven talento se consolide, no solo se le entrega un cupo para que se desarrolle profesionalmente, sino que también de entregar otra manera de comunicar.
Corría el año 2008, los espacios juveniles se reformulaban en la tevé y hacía su aparición el ya extinto Calle 7 (TVN), programa que devino, con la conducción de Martín Cárcamo, en un franjeado diario de competencias, música y entretención para adolescentes y jóvenes. Especial para la hora de once o después de hacer las tareas.
Al lado del ya conocido rubio natural, se encontraba un joven, podríamos decir, atípico en cuanto a actitud y apariencia, sin embargo se imponía por saber conectar con el entorno general y hacer bien el trabajo.
Jean Philippe Cretton (35) hacía su aparición en masa, aunque no la primera en la caja negra, pues su debut televisivo había sido como notero en CQC (Mega). Pero esto era distinto, era un paso adelante en un género que en nuestro país ha sido catalogado como icónico y hacerse cargo de él, aunque fuese como coanimador, era una tarea a la que al nacido en Victoria, La Araucanía, nunca le quedó pesada ni mucho menos grande; al contrario, cumplía con creces.
El programa avanzó y consolidó su posición programática dentro de la parrilla del canal estatal, siendo uno de los caballitos de batalla junto al matinal de la época y las noticias, el reconocido noticiario 24 Horas.
Con ello, llegaba la hora de que el animador, Martín Cárcamo, tuviese que abandonar el buque que había conducido casi por tres años. Y el momento donde las cuerdas de este rockero comenzarían a sonar con más fuerza, pues se haría cargo de la conducción íntegra de un espacio que le había catapultado y ayudado a aparecer con bastante fuerza. Ya era un rostro reconocible en las casas. Prontamente, eso sí, el programa comenzó a disminuir su sintonía y a quedarle chico aquel espacio donde la diversión y el jolgorio eran básicamente las grandes premisas, por lo que la hora de cambiar de escenario llegarían y, con ello, también el fin del programa.
Ya fuera de TVN, Jean Philippe asumiría el ascendente y cada vez más grande buque de conducir Mentiras Verdaderas, un programa de tono más serio y rígido que el anterior, en el cual la capacidad de conexión requería saber tocar otras notas para que la interpretación fuese la más apropiada. Y bueno, lo logró.
Aun no cumpliendo los 30 años, Cretton se instalaba como uno de los mejores entrevistadores del país, permitiendo grandes confesiones, sobre todo de índole política, que marcaban las portadas y generaban cola luego de ser las entrevistas emitidas. Ahí fue cuando Jean Philippe dejaba ser una promesa de la televisión y de los medios en general, para pasar a ser una figura potente, en la que se podía y puede confiar, sabiendo que será capaz de adaptarse y a su vez optar por las mejores decisiones para que el programa que tenga a cargo se convierta en, a lo menos, un producto confiable.
La buena racha de Mentiras Verdaderas (La Red) no paraba y los rumores de la ya vieja “Grúa televisiva” lo colocaban en otro escenario. Pasaba de tocar en un Estadio Santa Laura a hacerlo en el Nacional, con público lleno y grandes expectativas. Apenas sobrepasaba los 30 años y ya Canal 13 era su destino.
En 2016, la curva ascendente sería cortada abruptamente, incluso con varios meses sin pantalla. El paso por Canal 13 se convertía en un paso en falso, donde apenas pudo desarrollar sus ya conocidas capacidades como entrevistador y también como un presentador lúdico, que era capaz de hablar de tú a tú con el Presidente y al mismo tiempo echar la talla en un programa más relajado. Esa capacidad, casi camaleónica de adaptación, no la tiene cualquiera y la ex estación católica se la perdió.
Pero como el talento, la capacidad y la gracia no se pierden, Jean Philippe supo reinventar su carrera llegando a Chilevisión, casa televisiva que a cuentagotas ha ido entregándole los espacios, los tiempos y los programas para que este individuo, que supo romper aquella estructura rígida y que a pesar de los años sigue refrescando la TV, desplegara sus cartas, jugase una buena mano y pudiera ganar el juego en el que está involucrado.
Porque Jean Philippe, incluso con un “fracaso” a cuestas, se ha convertido en el rostro joven más confiable de la televisión local, consagrándose como una cara versátil capaz de reírse a carcajadas con Felipe Avello en “La Noche es Nuestra” de Chilevision, como también puede asumir materias más serias y duras como en Mentiras Verdaderas o las veces que debe ejercer un remplazo en el matinal de su actual canal empleador.
Jean Philippe dejó de ser esa joven promesa hace rato, consagrándose y siendo un animador adulto, pero con la misma naturalidad de cuando empezó masivamente en Calle 7. Es, sin dudas, el conductor y animador del futuro.
Su otro gran amor: la música
Nunca lo ha escondido, al contrario, se le nota en la actitud que mantiene sólidamente en pantalla: es un rockero de tomo y lomo, llevando su amor por la música mucho más allá de coleccionar vinilos, discos o casetes o tocar la guitarra por diversión, sino que JP ha profesionalizado y dado rienda suelta a su amor por el sonido y las melodías en dos instancias.
Una pasada como lo fue la banda Rey Puesto y otra más actual, con Crettino, proyecto que lo tiene enfocado, mostrándose además como un comunicador en todas sus fases y posibilidades, donde no necesariamente el micrófono debe estar orientado a seguir patrones televisivos sino que también puede usarse como herramienta para expresar sentimientos e ideas mediante la música.
Revisa nuestra última columna: