Los realitys (o específicamente, en este caso, un docureality) suelen ser un pequeño semillero donde aparecen personas anónimas que buscan una oportunidad para darse a conocer y probar suerte, intentando hacerse un espacio como “rostro juvenil” en la televisión.
Al igual que los programas juveniles, ya extintos, estos espacios solían servir para potenciar nuevos y jóvenes rostros que dieran un aire fresco a la pantalla. Lamentablemente, suelen ser rostros efímeros y que, salvo contadas excepciones, más temprano que tarde, terminan desapareciendo y volviendo al punto de donde salieron.
Todo lo vivido queda como una anécdota y algunas veces vuelven a algún programa del canal que los cobijó para rememorar esos tiempos. Claro que hay excepciones.
El docurreality “Perla, tan real como tú” presentaba precisamente la historia de Perla, una gitana vanguardista y que intentaba romper en la medida de lo posible las barreras de idiosincrasia y diferencias culturales que existen entre el mundo gitano y el chileno.
Y sí, el personaje como tal era atrayente y de hecho quedó demostrado con la continuación, pero alrededor de ella había un grupo de jóvenes, todos con historias y orígenes disímiles que, a su vez, se potenciaban entre sí para el desarrollo de un guion de un programa que en su época marcó cifras de rating deseadas en la pantalla chica hoy.
Dentro de este grupo de jóvenes tan desiguales, había alguien que, si bien no mantuvo una carrera televisiva como tal, sí ha demostrado capacidad para ser más que aquella ex chica reality y ha desarrollado una constante carrera comunicacional, independiente y autogestionada en relación a ser ella misma una plataforma para decir y hacer cosas y realizar contenidos.
Conny Molina ha logrado dar el salto y ser ella misma quien se muestre como una mujer y persona capaz de crear sus propios contenidos; utilizar de muy buena forma las herramientas que brindan las redes sociales y transformarse en una plataforma en sí misma para la expansión de lo que a ella le interesa, de lo que a ella la mueve; dejando entrever a una persona capaz de jugársela por lo que quiere, interesada en la innovación, el arte, la creación y la expresión humana.
Las luces de lo que alguna vez fue un éxito masivo como Perla no fue un “hasta aquí nomás llegamos”, sino que demostró su capacidad de realización, emprendimiento al fundar y manejar los hilos de “Michelando la vida” además de realizar trabajos y colaboraciones como fotógrafa, producción audiovisual y en el mundo de la publicidad.
Quizás, a veces, no es bueno ser tan categórico, pero este es uno de esos casos en que esa, digamos, advertencia debe quedar de lado y realizarse la afirmación que corresponde: Constanza Molina puede ser una de las grandes realizadoras y comunicadoras de los medios, sobre todo si consideramos hoy la relevancia de los medios externos a la televisión, o al menos de la televisión convencional, porque es capaz de idear, crear e innovar, entregando un contenido que podría transformarse