Con la aparición del instagram @mekano.cl recordé cómo este programa significó parte del armazón cultural televiso de aquellos años. Si bien tuvo una duración de 10 años, yo solo me remonto del 2003 al 2005, siendo los “años gloriosos“y que se encontraron bajo la conducción de José Miguel Viñuela.
Asimismo, Mekano es parte de mi conocimiento encarnado, ya que durante ese lapso seguí su programa y teleseries. De esta manera, mis memorias fueron parte fundamental para la creación de este escrito que busca reflexionar en torno a la construcción de lo femenino por medio de un programa juvenil altamente exitoso.

Comenzemos…
El canal Mega televisó uno de los programas que formó parte de la juventud chilena del 2000. El Team Mekano (grupo de mujeres y hombres que rozaban generalmente la minoría de edad) impusieron ritmos, coreografías, modas, formas de pensar la sexualidad, lo femenino, lo masculino, etc.
Su director, Álex Hernández (altamente misógino), nunca escatimó el tiempo que se debía enfocar a mujeres (cara, senos y trasero), de hecho el show lo reforzaban ellas. Los hombres estaban porque el público del programa eran en su mayoría colegialas y se necesitaba de algún incentivo libidinoso para ellas. Es cosa de comparar la cantidad de bailes que eran hechos solo por ellos respecto a los que hacían sus compañeras. Vergonzoso.
Recuerdo que la voz del director siempre estaba presente; Viñuela mantenía conversaciones con él como si estuviera en el mismo set. Hacía y deshacía. Opinaba sobre los concursos, las mujeres, lo que le parecía bien o mal. Siempre quise saber quién era Álex, hasta que ya más adulta le pude poner rostro y comprender que siempre era el encargado de cualquier concurso o programa que incluyera a mujeres semidesnudas peleando por un título.
También es necesario recordar que su trabajo no acabó en Mekano, posteriormente pasó a Chilevisión y en esta casa televisiva creó YINGO, que repetía basicamente el mismo formato: jóvenes bailando, peleando, compitiendo, enfrentando desafíos absurdos, etc. Era seguir transmitiendo las mismas misoginias que a él le gustaban o encontraba que eran atractivas para el público chileno. ¿Eran exitosas? Por supuesto que sí.

Las mujeres
Poca ropa, bailando, no teniendo opinión y ojalá la cámara sobre ellas lo más que se pueda. Cuando antes aseveré que ellas hacían el programa, es por cosas como lo de la foto de Monti participando del “Miss cuerpo de bomberos”. El programa giraba en torno al cosificar su cuerpo lo más posible. Los hombres siempre eran expectadores.
Yo vi todas estas competencias siendo muy niña y honestamente lo pase súper bien. Recuerdo aprenderme las coreografías, bailar muchísimo Axé y hablar con mis amigxs sobre todo esto. ¿Eso significa que estaba bien? No.
¿Qué retenemos como sociedad al tener este tipo de programas como eje central del horario juvenil? Por ejemplo que las alianzas de colegio tuvieran la categoría show sexi responde a este tipo de cultura.
El espectáculo, el sexo y la mirada masculina como eje central de la aprobación femenina a una pronta edad, ha sido uno de los pilares fundamentales de la televisión chilena. El deseo de pasar y dejar a los hombres cautivados o casi desmayados por lo “rica” o “mina” que se puede llegar a ser, definitivamente ha sido el sueño erótico de muchas cuando eramos niñas/adolescentes.
Por último, hablaré del colaless. Para algunxs cómodos y para otrxs (yo) algo metido muy desagradable.
Observemos la foto anterior. Vemos a un grupo de mujeres bailando que están siendo grabadas. Ellas también visten a la moda y muestran distintas partes del cuerpo. ¿Y el titular?: Colaless.
La construcción de esta ropa interior culturalmente se ha asociado a la sexualidad, al erotismo, la excitación, delgadez, etc. Teniendo esto en mente, la carga valórica/moral que se le da al colaless en una situación como la de “mujeres bailando en un programa juvenil que es transmitido a todo Chile” es altísima. Lo primero es popularidad, una sexualidad “liberada”, madurez, a la moda, entre otras temáticas. Eso es ser una mujer “genial” para niñas y jóvenes. No se trata del purismo de la virginidad, sino de la comercialización de los cuerpos femeninos.
Las chicas bailan al compaz de una canción altamente sexual que vende una idea respecto a los limites de nuestro cuerpo y se concretiza en la ropa que utilizan. El colaless entonces termina siendo un calzón de cabras putas o de mujeres adultas. Siendo niña esa fue mi asociación a la prenda. Cuando jugábamos a bailar esa canción el movimiento de mostrar el colaless era vital… ahí estaba lo “bacán”.

Estos programas si bien significaron algo entretenido en la vida de muchxs, aún persisten siendo así el tumor de la tele chilena. Que Kike Morandé y Álex Hernández sigan existiendo habla de lo intocable e impenetrable que son sus imperios. El control que estos hombres ejercen también se combina con su altísimo patrimonio económico: actual motor social.
Que hoy exista un instagram que rememora Mekano nos debe servir para observar con ojos críticos el pasado que renace en la era digital. En el 2020 podemos considerar al programa como un hecho de “culto” de la programación televisiva, ya que su impacto fue innegable. Personalmente, me quedo con el Axé y con todos los bailes que nos dejó.