Reseña | ‘Mis hermanos sueñan despiertos’: Una sensible crítica al horror del Sename y al abandono de Chile con la juventud sin esperanzas

“Mis hermanos sueñan despiertos” (de la cual hemos hablado en extenso acá) es el segundo largometraje de la aplaudida directora chilena-mapuche Claudia Huaiquimilla, quien ha logrado posicionarse en el circuito nacional tras su exitoso filme “Mala Junta”.

El malestar de Chile tiene diversas causas. Desde el “estallido social” del 18 de octubre de 2019, probablemente, hemos tenido como sociedad mayor conciencia de la mayoría de ellas, siendo manifestaciones o dimensiones de un gran conflicto.

Más allá de las frases desafortunadas (“esto no prendió”, por ejemplo) que desconcertaron y golpearon a la ciudadanía de manera humillante, existen abusos, colusiones, clases de ética y un largo listado de situaciones indignantes. Lo que sucede con el vapuleado Servicio Nacional de Menores, SENAME, es una de ellas. Uno de los horrores de nuestra democracia. He ahí está el meollo de “Mis hermanos sueñan despiertos”.

Ángel y Franco cumplen un año en la cárcel juvenil. A pesar de su situación, conforman una red de apoyo con distintos jóvenes en igual situación que ellos. La llegada de Jaime y los eventos en el centro, tensionan su estadía con una oportunidad de escape, al parecer la única alternativa para recuperar su libertad y su vida.

Inspirada en un caso real del año 2007, en que 10 jóvenes murieron en un recinto del SENAME en Puerto Montt, el segundo largometraje de Claudia Huaquimilla (Mala junta), es una historia repleta de empatía, que visibiliza la injusticia y sufrimiento de la infancia y adolescencia que se encuentra abandonada por sus familias y el Estado.

Con una dirección y guion confluyen en buen ritmo el relato personal de Ángel y Franco con lo que sucede en el centro y sus pares. La cinta desde la ficción nos permite brindarle realidad a los innumerables horrores que hemos conocido en los últimos años en estos recintos.

“Mis hermanos sueñan despiertos” también ofrece un nuevo ejemplo de lo que reconocemos en el sello cinematográfico de Huaquimilla, relatando temas conflictivos, con una mirada crítica pero cercana, narrando desde personajes con alta carga de prejuicios y convirtiéndolos en empáticos y reflexivos.

Esto puede explicar que la infancia y adolescencia es representada desde la necesidad de afecto, la vulnerabilidad del abandono y la fraternidad por la construcción de su identidad y bienestar. Un modelo cargado de significado y tensionante para el espectador.

Por otro lado, “Mis hermanos sueñan despiertos” ofrece la experiencia de sentir sus miedos, anhelos y fantasías. Esto, regala la opción de darle realidad a los números de los abusos. La dedicatoria final mencionando las cifras ya conocidas por la ciudadanía, opera en modo de recuerdo o memoria por la infancia y adolescencia maltratada.

Estas dimensiones estructurales, son interpretados de manera magistral por el equipo de jóvenes actores, quienes realizan un trabajo impecable que favorece en todo momento, la empatía y la conmoción de la que hablamos. Sin morbo, sino más bien, repleta de emoción y sentido.

Iván Cáceres y César Herrera, configuran una relación de hermanos fraternal, que intenta luchar con la violencia de su entorno. Una relación herida y desesperada, pero necesaria para su supervivencia. En particular, el trabajo de Iván Cáceres (premiado en el Festival de Guadalajara), debutante y dando materialidad a un modelo de masculinidad distinto y logrado consistentemente.

En este equipo, vale mencionar a Sebastián Ayala y Andrew Bargsted (2 conocidos y habitualmente destacados). Pero también encontramos a Julia Lubbert, Belén Herrera, René Miranda y otros, en roles secundarios. Su trabajo aporta dinamismo y nuevas capas de significado a la realidad de los jóvenes en centros SENAME. Una adolescencia plural, fluida y atractiva, muy lejos del prejuicio de la delincuencia.

“Mis hermanos sueñan despiertos” es una historia de empatía y realidad. Es una ficción que emplaza y pone en pantalla aquello que evadimos o invisibilizamos. No solo pone rostro, sino que alma a jóvenes que no son solo cifras en un informe, son realidades con sueños truncados a los cuales les hemos fallado como democracia.

La primera cinta chilena estrenada en cines en casi dos años, es oportuna para el momento de reconstrucción de nuestra sociedad. Terapéutica para el duelo y la memoria de los miles de jóvenes e infantes que han pasado por el horror del SENAME.

“Mis hermanos sueñan despiertos” en salas de cine desde el 21 de octubre.

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¿Dónde verla? Acá te lo dejamos:

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