En la vida todas las personas tenemos miedos, algunos asociados a traumas explicables y otros, a cosas irracionales, que nunca sabes por qué le tienes miedo o fobia.
En mi caso, tengo miedo a los cocodrilos… Que alguien me explique el porqué un chileno, que nunca ha viajado a un lugar cocodrilos o caimanes, teme de ellos. Digo, la araña de rincón debería darme más miedo, las alturas, al rechazo social (a ese todos lo tenemos, ¿no?) o a los payasos que ahora están de moda con It (puedes leer nuestra reseña acá).
Son todas cosas con que realmente sufrirás en un frente a frente, pero mi miedo a los cocodrilos no. Debería viajar a un lugar como Miami e ir directo a un sitio donde estos estén, pero obviamente por mi temor no voy a ir. A cambio de eso, hago lo mismo que gran parte de las personas hacen: ir al cine a transmitir ese miedo como forma de entretenimiento.
Fue así como me enteré de Crawl (Infierno en la tormenta), producida por Sam Raimi, director de la primera saga de Spiderman, y dirigida por un nombre un tanto desconocido pero a la vez reconocido por los críticos del cine de terror, Alexandre Ajá, quien nos trajo la aplaudida “The Hills Have Eyes” hace más de 10 años (2006 fue hace ¿13 años?).
En este caso, la cinta con nombre original “Crawl” venía de cosechar críticas no tan malas como uno pensaría para una cinta sobre cocodrilos asesinos, llegando a conseguir un respetable 82% de aprobación por parte en la crítica y un 76% por los usuarios en la página Rotten Tomatoes. De esta manera, me animé en verla sin ningún prejuicio, queriendo asustarme por los cocodrilo asesinos.
No volverás a acercarte a un cocodrilo
La cinta inicia con una breve introducción de los personajes, protagonizados por Kaya Scodelario, Barry Pepper, Morfydd Clark, Ross Anderson, y sus “conflictos” personales, los cuales, en realidad, no son muchos, siendo esto raramente un punto a favor, debido a que, a medida que va avanzando la trama, el intentar enfocarse constantemente en esos conflictos internos le hubiesen quitado mucho peso y ritmo al simple hecho de estar sufriendo porque hay una maldita tormenta afuera.
Obviamente, la implementación de esto, junto a actuaciones no tan creíbles sentimentalmente, opacan en alguna medida a la acción que posee la película, pero es perdonable viniendo de una película que sabe muy bien a qué va dirijida. A asustar y desesperarte en cada instante.
Sorprendentemente, la primera media hora resultó ser bastante sosa, siendo incluso este el contexto en donde hacen aparición los temidos cocodrilos. No mentiré diciendo que “es el ritmo apropiado para introducir todo el contexto detrás de la cinta”, porque en realidad no hay mucho contexto: somos tú y yo, encerrados en un ático con cocodrilos asesinos mientras hay una horrible tormenta afuera y eso hay que aprovecharlo ahora ya.
No obstante, lo que vemos en los primeros 20 minutos es, con suerte, una tormenta que fue grabada mediante efectos especiales decentes y la utilización de grabaciones reales montadas satisfactoriamente en el metraje, logrando así conocer en realidad el verdadero peligro de esta película (puntos por la traducción no literal de Crawl a “Infierno en la tormenta”).
Los primeros minutos, a pesar de hacer presencia mortalmente estos prehistóricos animales, lo único que pensaba era “cuántas infecciones van a tener cuando salgan de ahí, si la mordedura de un cocodrilo tienen muchas bacterias y la humedad y los hongos y… En realidad divagué mucho en el inicio, pero a medida que la película dejaba de jugar con los clásicos jump-scare e iniciaba más con un suspenso en alza, la cinta aumentaba su calidad.
La lluvia no se apacigua y el agua empieza a subir en el ático en que están encerrados los protagonistas, aumentando así la tensión, debido a que es el escenario ideal para los cocodrilos, pues estos no escucha bien fuera del agua pero dentro de esta, son unas verdaderas maquinas de matar.
Es durante este recorrido en donde la tensión empieza a ser manejada meticulosamente y de buena manera, usando los clásicos clichés que tienen todas las cintas de terror, que nos hacen pensar “por qué mierda hace eso”, pero gente, esto es justamente lo que quieren que piensen, aunque resulta ser un arma de doble filo: o lo aceptas como yo, sabiendo que es cine y estas decisiones erróneas no estropean el suspenso, o te carga ver como estúpidamente hacen cosas irreales que tan solo restan en la crediblidad de la historia, y por lo tanto, en el ritmo que percibes de esta.
Yo elegí seguir creyendo en la película, logrando así entretenerme en la última media hora, en que por muchas malas y estúpidas decisiones, se defendía la película bastante bien en hacernos creer que lo que estaba sucediendo era real.
Por mucho que no se note, la edición de la cinta es bastante correcta, siendo cohesionada en todas sus débiles intenciones, con una fotografía que funciona de igual manera, nada extraordinario, ya que en realidad no recuerdo tomas espectaculares, pero sí se destaca como gracias a las distintas filmaciones, generaban en nuestro imaginario el espacio y el encierro en que se encuentran los protagonistas.
Por último, mención a la producción y efectos especiales, pues, a pesar de no ser los mejores (principalmente en los cocodrilos), sus 13 millones de presupuesto no se hacen notar en la tormenta, la cual merma los cimientos de la casa a medida que el agua empieza a elevar su nivel.
Si tuviese que resumir esta cinta en un palabra es “equilibrada”, en el buen y en el mal sentido. No está ni cerca de ser la mejor cinta de terror de este año, pero para nada es la peor.
Crawl posee bastantes elementos que, es muy probable, satisfagan al público que sabe con que intenciones verla, o en simple palabras, sabe mantener la tensión y terror en la parte final de una manera bastante estable.
Obviamente nos encontraremos en el transcurso de la película con distintos errores que nos harán pensar al final del filme “por qué no hicieron esto o lo otro”, pero creo que esas serán “Preguntas que jamás obtendrán respuesta”. Yo me quedo con la sensación de ver una película satisfactoria dentro de su credibilidad y mundo de cintas de bajo presupuesto que terminan siendo horribles… Este no es el caso.