Reseña de teatro “PA$$$TA (YO) BA$$$E!!!”: El delirio social detrás de la adicción

Hace algunas semanas fuimos invitados a ver una función de la exitosa obra de teatro “PA$$$TA /YO) BA$$$E!!!!”, de la compañía Teatro del Amor en el Teatro del Puente. Su segunda temporada agotó todas sus funciones, tal cómo lo fue la primera. La obra nos muestra la historia de un adicto a la pasta base que es crucificado en la comuna de Pudahuel, en un poste de luz. Desde ahí comenzamos a adentrarnos en la caótica mente del pastero, en un delirio que combina megalomanía, violencia y crítica al consumismo. El monólogo no solamente habla de las adicciones a las drogas duras sino que también de cómo la sociedad está sumida en su propia adicción y que, llena de simbolismos, nos vomita incómodas verdades. Muy buen trabajo.

La dirección de la obra recae en Nicolás Bascuñán y en éste unipersonal vemos una propuesta fragmentada y caótica. No es un montaje realista y tiene tintes de dirección expresionista, teatro físico y hasta inmersivo. Cuando hablamos de dirección expresionista es cuando las emociones internas del personaje es lo que prevalece y que suele utilizar la distorsión para representar ciertos estados. A su vez trata de entablar cierto diálogo con el público e incluso lo acerca al escenario, ya que la obra comienza con un preset de 12 minutos, en dónde los espectadores están alrededor del pastero crucificado. Una decisión que busca la completa atención del espectador y que también es un símil de lo que sucede a diario, siendo espectadores de un adicto que pide ayuda a gritos y que nos cuenta su historia, pero que luego le damos la espalda al sentarnos y presenciar su caída. Pero todo esto no sería posible sin una buena dramaturgia.

Nicolás Bascuñán también está a cargo de la dramaturgia y ha asegurado a distintas entrevistas que se inspiró en su historia personal y su propio consumo de pasta base. El escrito es un vómito verbal, que bordea la corriente de la conciencia. El pastero nos adentra en su caos. Pero su caos tiene profundidad y significado. Nos pone en contexto y nos relata como Augusto Pinochet introdujo la pasta base a las poblaciones y si bien hay un personaje que le agradece hay otro que lo odia por haberlo convertido en esto. Gracias a la fragmentación del texto podemos ver que no sólo habla de drogadicción sino también de megalomanía, de un “yo por sobre todo” y de ser “el mejor actor del mundo”, una frase que está presente a lo largo de la obra y que no habla del actor en sí, sino de un ego del pastero descontrolado y que quiere que todo gire en torno a él.

El texto también habla sobre el poder, las influencias y el consumismo. Todo esto en la imagen de una supuesta “Angelina Jolie y Brad Pitt” quiénes son conocidos narcotraficantes de la zona. Éstos personajes representan el abuso, el poder y el miedo a enfrentarse a ellos, ya que son los “dueños de la población”. Además hay signos reconocibles cómo las múltiples latas de Coca Cola, que si bien siempre se ha sabido que se puede consumir la droga desde la lata, también es el símbolo máximo del consumo, ya que es la bebida más consumida en el mundo y una de las más dañinas. Pero uno de los temas más importantes del texto es que no blanquea, no justifica. Te muestra la realidad de una vida destruida por la pasta base. Claro ejemplo es el intento de violación hacia la supuesta “Angelina Jolie” por parte del pastero que lejos de justificar su actuar por el consumo de droga, reafirma su pérdida de conciencia, perdiendo el control cuando algo no sale cómo el lo desea. El rechazo y la marginalidad provocan un estado de alerta en él, porque siempre ha sido rechazado y ya no sabe reaccionar de otra forma. Un texto caótico y que tiene el mayor de los sentidos.

La escenografía es bastante simple. Vemos una especie de poste y un centenar de latas de coca-cola. También hay cajas alrededor del poste y desde ahí salen los focos de iluminación. Además hay recursos audiovisuales que reafirman el caos y el tono pesadillesco de la obra. Pero uno de los elementos más importantes de la obra es su diseño de iluminación. Francisco Jara es el encargado de crear atmósferas y lo hace a la perfección. La iluminación de la obra es prácticamente un personaje más. Nos guía, nos transporta y también apoya la transformación del personaje. Crea un atmósfera caótica, una pesadilla en el teatro. Con un fuerte uso en la luz estroboscópica, el diseño de iluminación logra hacernos conectar con todo el montaje.  En cuánto al vestuario, es preponderante en la propuesta escénica, ya que el actor se viste en escena y gracias a sus capas podemos ver el cambio de estado y de personaje. Y la música está teñida por canciones cumbieras y villeras, que son reconocibles al espectador y que forma parte de la cultura popular.

Y éste unipersonal sólo se sostiene por actuación. Y Felipe Zepeda logra sostener una hora de monólogo a punta de talento, trabajo, entendimiento y un arrojo brutal. Su trabajo vocal es impecable para poder diferenciar entre uno y otro personaje. También su estupendo trabajo y manejo corporal, en dónde vemos los estragos que la droga ha hecho en él. Con movimientos claros y precisos, el pastero se mueve con la seguridad que sólo alguien que lo ha perdido todo puede tener. Brutales cambios de estado, caótico y visceral hacen que este monólogo sea un viaje a los infiernos. Te ríes, empatizas y luego hasta sientes lástima por ese pobre hombre, que es el reflejo de muchas cosas más. Muy bien actuado.

LA OBRA TUVO EXITOSAS TEMPORADAS EN TEATRO DEL PUENTE, EN EL FESTIVAL DE TEATRO DEL BIO BIO Y DOS FUNCIONES EN BARCELONA.

 

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