“Camina o muere” adapta el “primer” libro de Stephen King, dirigida por el mismo cineasta detrás de Los Juegos del Hambre.
Llega a salas chilenas la última adaptación cinematográfica de una historia de Stephen King, “Camina o muere”, una propuesta que incomodará e inquietará a más de un espectador. El filme presenta un futuro distópico, en el que un centenar de jóvenes deben recorrer una extensa ruta, arriesgando su integridad física y mental, con tal de obtener un único deseo que podría cambiar tanto su destino como el de toda una nación.
Ray Garraty (Cooper Hoffman) es un adolescente que sobrevive junto a su madre (Judy Greer) en un contexto hostil y totalitario que se ha apoderado de Estados Unidos. El joven perdió a su padre a manos de uniformados, lo que marcó profundamente su vida. Sin embargo, el nuevo mundo que Ray está aprendiendo a conocer lo sorprende nuevamente cuando es elegido para participar en La larga marcha.
Esta actividad anual es promocionada por el régimen de El Comandante (Mark Hamill) y convoca a cerca de cien muchachos de la edad de Garraty. Todos compiten por un premio millonario y la promesa de cumplir cualquier deseo. Solo habrá un ganador. La regla principal es clara: nadie puede dejar de caminar dentro del rango de seis kilómetros por hora, sin importar las condiciones físicas, el estado de la ruta o los cambios climáticos. Si alguno se detiene y desobedece tras tres advertencias, será ejecutado a sangre fría por los soldados que custodian el recorrido.

Durante La larga marcha, Ray entabla una fuerte amistad con Peter (David Jonsson), Arthur (Tut Nyuot) y Hank (Ben Wang), además de vínculos más complejos con Gary (Charlie Plummer) y Stebbins (Garret Wareing). Sin embargo, el cansancio físico y mental, sumado a la violencia constante que deben presenciar y esquivar, pondrá a prueba a este grupo de jóvenes, obligándolos a cuestionar no solo su entorno, sino también sus propias convicciones y límites.
Aunque no fue la primera novela publicada por Stephen King, esta fue la primera obra que escribió, incluso antes de Carrie, que Brian De Palma adaptó al cine en 1976, dando inicio al extenso vínculo entre el escritor y el mundo audiovisual. Que ahora se estrene Camina o muere, tras varios intentos fallidos de llevarla al cine o la televisión, resulta curioso y simbólico, como si se cerrara un ciclo dentro de la trayectoria literaria de King, aunque su legado todavía está lejos de agotarse.

La dirección está a cargo de Francis Lawrence (Constantine, Soy leyenda, Los juegos del hambre: En llamas), con guion de JT Mollner, en esta adaptación de The Long Walk (1979). La primera parte de la película puede parecer débil o demasiado introductoria, pero el interés de los espectadores se intensifica a medida que el baño de sangre crece en pantalla.
Un irreconocible Mark Hamill encarna una figura cercana al Gran Hermano de George Orwell, con mayor presencia en la película que en la novela original. Por su parte, Cooper Hoffman y David Jonsson logran transmitir de forma convincente la amistad nacida en un escenario adverso, incierto y desolador, mientras que los demás actores enriquecen la dinámica del grupo, evocando la esencia de producciones como It (1990 y 2017) y Cuenta conmigo, ambas inspiradas también en relatos de King.
Quizás donde más falla este largometraje es en la creación de la atmósfera multitudinaria y morbosa que debería acompañar la caminata letal. Aunque en algunas escenas se muestra a lugareños observando el paso de los jóvenes, no se logra transmitir de forma del todo creíble la atracción casi enfermiza que debería generar La larga marcha ni la angustiante desaparición progresiva de sus participantes.

Si buscan una película que los mantenga al borde del asiento, pero que al mismo tiempo los invite a reflexionar sobre temáticas como las ambiciones personales, el sacrificio, el sentido del triunfo y las privaciones de la libertad civil, Camina o muere no los decepcionará. Puede que no alcance la recepción de las adaptaciones más clásicas del novelista estadounidense, desde los años 70 hasta inicios de los 90, pero vale la pena darle una oportunidad.
Porque a veces, incluso en una historia cargada de acción, lo que más inquieta es el eterno cuestionamiento sobre los límites que el ser humano está dispuesto a mantener o traspasar en un contexto extremo de pura supervivencia.