“Los Casablanca”: una teleserie nocturna que entretiene y demuestra que la ficción chilena aún tiene mucho que ofrecer. Por Fipi TV.
Me gusta mucho la teleserie actual Los Casablanca, que Mega transmite de lunes a jueves en horario prime. Me gusta porque el desarrollo del arco dramático de sus personajes es coherente y progresivo dentro de su universo.
Un ejemplo es la violenta escena que ocurrió en la subtrama de Juan Pablo y Luciana, con un intento de femicidio. Esto no pasó de un momento a otro. Desde el comienzo se nos plantó a Juan Pablo como alguien trepador y ambicioso y, con el paso de los episodios, hemos visto su lado agresivo cuando sus planes no funcionaban como él quería.
La teleserie tiene personajes que me parecen interesantes. Alexandra, la hija mayor y supuesta favorita del patriarca de Los Casablanca, es fuerte y arrogante, pero también tremendamente competente y directa. Es pesada, sí, pero eso parece ser un pecado solo cuando se trata de una mujer. Aun así, y pese a todas sus credenciales, fue desplazada por su padre para darle paso a su hermano, quien no tiene la experiencia necesaria para llevar el negocio familiar.
También me gustan sus diálogos. Me parecen verosímiles, como algo que realmente diría alguien que estuviera en esas situaciones y no como algo forzado. Es cierto que la historia es de una de familia pituca, pero yo tengo mi propia hipótesis de por qué se usa este recurso más allá del componente melodramático (podemos hablar de eso después jiji).
Pero por sobre todo, Los Casablanca me parece una teleserie entretenida. Me entretiene verla y eso es lo que más valoro.
Vivan las nocturnas
Sé que hay personas que piensan que las telenovelas de antes eran mejores que las actuales, sobre todo por la época dorada del horario vespertino. Pero no quiero discutir sobre eso.
Si hay un formato que ha mejorado con el tiempo, ese es el de las teleseries nocturnas. Estos melodramas han abierto espacio para tratar temas que en otros horarios no se pueden mostrar: crímenes, drogas, violencia, abusos, infidelidades, diversidad sexual e incluso comedia con otro tono. Esta evolución se puede ver desde Ídolos (2004, TVN), pasando por ¿Dónde está Elisa?, Los 30, y otras más recientes como Perdona Nuestros Pecados, Demente o Generación 98’.
Las nocturnas son una buena alternativa para disfrutar ficción nacional de calidad sin darle tantas vueltas a qué ver. En lo personal, me gusta ese ritual de acostarme y poner la tele como compañía mientras descanso o reviso el celular.
Valoremos lo bueno
Las nocturnas por lo general tienen buen elenco, buena producción y buena música. Es cierto que hoy Mega es la única que potencia el área dramática. Hace poco, Canal 13 intentó competir con Secretos de Familia, pero tristemente la movieron a un mal horario y no la promocionaron con la fuerza que necesitaba. El valor de la industria creativa no puede depender solo de la audiencia, sino también debe nacer de los propios canales.
Esta semana Los Casablanca superará los 90 episodios. La historia avanza y se nota que se están preparando los clímax de cada una de sus subtramas (qué emoción).
Sin embargo, hay algo que me preocupa y que espero la teleserie resuelva. No puede ser que la razón principal del odio de Iván hacia su hermano Raimundo –el conflicto central- sea simplemente que sus papás lo querían menos. En una nocturna con tantas cosas buenas, un argumento tan débil podría arruinar la historia.
De todas maneras, la seguiré viendo y celebraré cuando caiga el chanta de Juan Pablo.