“Zurita, verás no ver”, documental del poeta chileno, dirigido por Alejandra Carmona Cannobbio, fue estrenado este viernes en Ondamedia, plataforma de streaming de cine chileno online, donde puede verse de manera gratuita.
En este intimista y conmovedor documental, la cineasta nos sumerge en el mundo poético de Raúl Zurita. El Premio Nacional de Literatura, evoca momentos, zonas de su vida y nos sorprende con una nueva acción poética: “Verás un mar de piedras”. 22 frases proyectadas con luz en las rocas de la costa norte de Chile, donde se encuentra el desierto con el Océano Pacífico. En Pisagua, lugar en que se halló una fosa común con detenidos desaparecidos de la dictadura. 22 frases que solo se leen desde el mar, cuando llega la oscuridad de la noche y se desvanecen cuando vuelve a salir el sol.
La poesía de Zurita se mueve entra la luz y la oscuridad, reúne la vida y la muerte y su directora también. Trabaja con el claroscuro, juega con el blanco y el negro. Desde las primeras escenas percibimos este recurso, con tomas aéreas de un mar negro, oscuro, en contraste saturado con fuertes olas blancas, que revientan en los acantilados de Pisagua, un mar donde muertos flotaron.
“¿Prefieres las imágenes del acantilado en color o en blanco y negro?”, le preguntan a Zurita. Sin dudarlo, el poeta responde: “En blanco y negro”. Zurita acierta con su decisión, la historia de Chile nunca ha sido en colores.
Hacia una poética de la muerte
La cámara siempre desde la omnisciencia sigue a al poeta en “Zurita, verás no ver”. Este camina por el desierto, adentrándose a la inmensidad de una naturaleza dramática, que siempre ha estado inscrita en su poesía. Zurita se hace uno con el desierto y la directora compone escenas donde figura y fondo se funden. En ese desierto donde está la historia de nuestro país, un desierto que, como lo define el poeta, grita.
Sobrecogedora es la escena en que Raúl Zurita camina por el Cementerio de Pisagua. El autor de “Anteparaíso” (1982) se acerca a una tumba abierta, frente a él hay cuerpos momificados de ejecutados políticos de la dictadura militar (1973-1990). El momento pareciera un reflejo de su poema “Canto a su amor desaparecido”.
Primerísimos planos a los ojos profundos, intensos, del poeta, reflejan el dolor de la historia de nuestro país. Sus ojos se cierran. Zurita quien en dictadura fue torturado, llevado al Estadio Nacional y encerrado en un barco, ve en la poesía una forma de convivir con sus heridas, con las heridas de la dictadura. “O me pongo a llorar o hago la obra de los acantilados”. Su directora afirma: “Zurita le ha dado voz al dolor del pueblo chileno”.
La voz en off del poeta reflexiona sobre la existencia y nos conduce a visitar diferentes momentos de su vida. Alejandra Carmona utiliza en “Zurita, verás no ver” el reflejo como recurso en varias de sus tomas.
Locaciones en Valparaíso rememoran su etapa universitaria y el tiempo en el que se desató el golpe de Estado. El poeta evoca la depresión que vivió tras la dictadura y el momento de desesperación en el que se roció los ojos con amoniaco. Tal como enuncia el título del documental: “Zurita, verás no ver“, la historia se mueve en una tensión entre ver o no ver el dolor. Si bien para el poeta arrojarse amoniaco no fue una performance, sino un acto de desesperación, tras ese suceso imaginó las escrituras en el cielo y en el desierto.
Acciones poéticas
El documental revisa estas acciones poéticas. Como cuando en el ’82, escribió sus versos sobre el cielo de Queens, Nueva York. Cinco aviones escribieron con humo blanco, 15 versos de su poema “La vida nueva”, que se encuentra en su libro “Anteparaíso”.
Mi dios es hambre/ Mi dios es nieve/ Mi dios es pampa/ Mi dios es no/ Mi dios es desengaño/ Mi dios es carroña/ Mi dios es paraíso/ Mi dios es chicano/ Mi dios es cáncer/ Mi dios es vacío/ Mi dios es herida/ Mi dios es ghetto/ Mi dios es dolor/ Mi dios es/ Mi amor de dios.
Diez años después el poeta intervino el desierto de Atacama y excavó el verso “Ni pena ni miedo”, frase que solo puede ser vista con distancia, desde lo alto, desde el cielo. Zurita, quien ha usado la geografía para imprimir sus versos: en el cielo, en el desierto y ahora al borde del mar, hace de su obra un avistamiento poético.
En el largometraje también se puede ver la instalación del poeta “El mar de dolor”, en la bienal de India, dedicado a refugiados sirios. Si alguien quería leer las frases tenía que meter las piernas en el agua, en ese mar donde cientos de niños murieron, en el Mediterráneo, para el poeta, el verdadero mar muerto.
Zurita desde sus inicios fue un poeta activista. El documental nos adentra a su labor en el grupo “CADA” (Colectivo de Acciones de Arte), que reunía a escritores y artistas visuales, entre ellos Diamela Eltit. Un colectivo que funcionó en los años 80’s y que proponían hacer un arte público, que ocupara la ciudad y de resistencia ante la dictadura. Memorable fue la acción del colectivo cuando en homenaje al proyecto de Salvador Allende “Medio litro de leche para niños y niñas de Chile”, 12 camiones de leche desfilaron frente al Museo de Bellas Artes, ante un lienzo blanco. O cuando hicieron volar panfletos por el cielo desde aviones, emulando el gesto de bombardeo a La Moneda.
Raúl Zurita no teme hablar de la muerte, ni de la enfermedad. Para él, que desde dictadura ha convivido con la muerte y que, según confiesa, desde niño sufrió de una fragilidad física, concibe el arte y la salud como términos juntos y ve en ese desajuste, la expresión artística. A pesar del Párkinson, que lo aqueja desde hace 20 años, Zurita es un hombre vital. Incluso se adentra a nuevas aventuras como el rock, una faceta que se muestra en el largometraje y donde él expresa “todo poeta ha tenido el sueño de ser cantante de rock”.
Vida y obra del poeta quedan plasmadas en este emotivo y necesario documental. Hacia el final, la cámara tambalea, acompañando el vaivén físico y emocional del poeta. Tomas aéreas de Zurita en el desierto cierran el documental y su último verso: “Y llorarás”.
Premios
Premio del Jurado en FAM, Brasil, 2019
Premio del Público en FAM, Brasil, 2019
Premio del Jurado en FEMCINE, 2019
Premio a Mejor Documental en Working Progress FEMCINE 201
Alejandra Carmona Cannobbio, su directora, en el 2003 estrenó el documental “En algún lugar del cielo“, que ganó el Gran Premio en FIDOCS. El documental explora la relación entre su vida, marcada por su exilio en la República Democrática Alemana, y la de su padre, el periodista Augusto Carmona, miembro del MIR que estuvo en la clandestinidad hasta su asesinato, en 1977.