Crítica | ‘Ghostbusters: El Legado’: Una agradable sorpresa cargada de nostalgia, entretención y mucho “fan-service”

Al parecer a la industria cinematográfica le cuesta dejar “morir” a algunas de sus más taquilleras sagas. Si bien pueden llegar a ser grito y plata en concepto económico (la nueva trilogía de Star Wars recaudó miles de millones de dólares) corren el riesgo de matar la esencia de la película y que las nuevas cintas solo sean un relleno vacío, soso y olvidable, como lo que sucedió con la siempre interesante saga de “Saw” o con la interminable saga de “Freddy Krueger”. Ahora llega a los cines la cinta “Ghostbusters: El Legado”, que es la secuela directa de la malograda segunda parte del clásico.

“Ghostbusters: El Legado” cuenta la historia de una madre soltera que es desalojada de su casa con sus dos hijos y debe ir a vivir a la granja que le dejó su padre Egon Spengler. Luego, los siempre curiosos niños comienzan a investigar y descubren las armas, la camioneta y todo lo que le pertenecía a los famosos “Cazafantasmas”. De ahí hacia adelante comenzarán a investigar sobre el origen de los extraños sismos que ocurren en el lugar y se darán cuenta de que deben luchar contra un espíritu que ha llegado para hacer desaparecer a la humanidad.

LA CINEMATOGRAFÍA NO DECEPCIONA

La película está dirigida por Jason Reitman, conocido por haber dirigido la impecable cinta “Juno”, quien con este trabajo no decepciona. Entrega la película que estaban esperando, ni más ni menos. Es justa, precisa y no falla en el ritmo de la comedia. Tiene planos bastante interesantes y los efectos especiales nos quieren llevar a esa sensación de la primera cinta. Si bien puede correr el riesgo de caer en el ridículo, no lo hace y hasta te producen ternura los fantasmas y los “marshmallows” que cobran vida.

Otra historia es el guion. Aquí esa pieza tan importante para una cinta tiene todo lo que un filme de comedia exige. Los textos son rápidos, enganchan y, por sobre todo, entretienen. Tienen una broma cada 5 minutos y también se llena de nostalgia a mencionar a la banda original. Si bien no hay giros de trama y todo es inmensamente predecible, no se le puede exigir más a una cinta que solo busca que esta saga continúe con vida.

El vestuario y utilería son calcados de la primera cinta y eso se agradece. Si buscan apelar al recuerdo con pequeños detalles, lo lograron, ya que cuando aparece la camioneta, las armas y los vestuarios a todos se les forma una sonrisa. No falta ni sobra nada y tampoco nacen artilugios nuevos para cazar a los peligrosos fantasmas. Todo se recicla. Como debe ser en una cinta secuela que se hace más de 20 años después.

EL ELENCO: ENSAMBLE PERFECTO ENTRE LO NUEVO Y LO VIEJO

Para que el guion y la comedia funcionen, el elenco debe tener el timing perfecto en cámara para hacerlo. Y en general, este equipo lo cumple con creces, aunque como siempre, unos brillan más que otros.

Primero partamos con la protagonista indiscutible, Mckenna Grace. La actriz se luce con el papel de Phoebe, la hija introvertida que termina descubriendo y desenredando todo este problema. La chica es un danzar de emociones y pasa de contar aburridos chistes a estar llorando por su abuelo en no más de 10 minutos. Conoce el timing de comedia y lo maneja muy bien. Pero eso no hubiera sido posible gracias al gran partner que tuvo al lado. Hablamos del pequeño Logan Kim, que con su personaje de niño travieso, creador de podcast y adicto a los temas sobrenaturales, supo hacerse un espacio en esta “Ghostbusters: El legado” y así hacerse notar. Es rápido, gracioso y causa placer verlo en pantalla.

Posteriormente viene Finn Wolfhard, que, si bien no está de todo mal, le falta manejar los tiempos de comedia y se nota que está en una tecla distinta. Los demás responden a lo que se le pide como por ejemplo Carrie Coon y Paul Rudd, que logran tener química aunque todo parece suceder muy rápido.

Mención honrosa para la aparición de la banda original. Si bien era obvio que aparecerían, los “Cazafantasmas originales” no han perdido su brillo y solo el tiempo ha pasado por ellos. Los actores Bill Murray, Dan Aykryod y Ernie Hudson siguen manteniendo la candidez de sus personajes y nos confirman que sólo ellos serán “Los Cazafantasmas”.

NOSTALGIA Y “FAN-SERVICE”: EL MOTOR DE LA CINTA

Si quieres comprar tickets para ver esta cinta, debes asumir algo: La nostalgia está a la orden del día. Este tipo de películas están hechas para eso, tratan de buscar a ese fan siempre fiel y atraer a un nuevo público. Lo bueno de “Ghostbusters: El Legado” es que no abusa del recurso y todo parece estar bastante bien ocupado. Por ejemplo, pudieron tener a los cazafantasmas originales toda la cinta o explotar el tema original, mas decidieron irse por lo seguro y cliché y hacer que todo eso apareciera al final de la cinta.

No es malo hacer un largometraje que apele a la nostalgia, pero debes tener una buena razón para hacer que estén ahí. En este caso, era porque si no aparecían los originales, el mundo no se iba a salvar. Si bien es una decisión drástica, también bordea lo absurdo. Pudo haberse ejecutado de otro modo.

Y otra cosa es el “fan-service”. Y esta película tiene mucho de eso.

Bien se pudo concretar una historia sin nada de lo ya mencionado, no hubiera servido y las criticas hubieran sido lapidarias, ya que este filme está mentalizado para los fanáticos y para atraer a uno que otro nuevo espectador. Se asume que está orientado para hacernos recordar, pero tampoco bordea lo extremo como lo que sucedió con la última parte de la nueva saga de Star Wars: “El ascenso de Skywalker”. El “fan-service” es el justo y necesario. No molesta, sin embargo pudo haber sido más original.

GHOSTBUSTERS: EL LEGADO EN PALABRAS SIMPLES…

“Ghostbusters: El Legado” cumple con todo lo que nos vendió. Entretención, toques de comedia bien ejecutados, un buen elenco y la nostalgia y el “fan-service” que no tenía que faltar. No se le puede exigir ni pedir más a un tipo de producto que llegó para quedarse en la industria. Pero lo bueno es que no abusa del recurso, y eso que es una película que no tenía ninguna expectativa que llenar.

Se estrena este jueves 18 de noviembre en salas de Chile.

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