Hace algunos días fuimos invitados a una función especial de Sé lo que hicieron el verano pasado, cinta que revive la franquicia slasher popularizada a fines de los 90 y que también alcanzó notoriedad gracias a las películas de Scary Movie. Esta nueva entrega es la cuarta parte de la saga y nos trae toda la nostalgia de los 2000, conectada con los códigos narrativos de los tiempos actuales.
El filme trata sobre un grupo de jóvenes que se ve involucrado en un accidente y decide no decir nada y ocultarlo todo. Sin embargo, un año después, comienzan a recibir misteriosos mensajes, siguiendo el mismo modus operandi de los asesinatos ocurridos en 1997 en Tower Bay. El asesino del gancho está de regreso y viene por venganza. La película es entretenida y se suma a la ola nostálgica del cine de terror, con personajes incluidos de manera forzada y un cliché siempre presente, pero que cumple con entretener y mantenerte al borde del asiento. Damos la bienvenida al renacimiento de una franquicia.
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UNA CINEMATOGRAFÍA CORRECTA
La directora de la cinta es Jennifer Kaytin Robinson, conocida por dirigir Someone Great y coescribir el guion de la olvidable Thor: Love and Thunder. Ahora se enfrenta a su proyecto más ambicioso hasta la fecha, y sale jugando bastante bien. El montaje de la cinta sigue el molde clásico de un slasher, sin intentar innovar: vemos planos americanos, cámaras rápidas, jumpscares y un asesino suelto cuya identidad intentamos descubrir con cada nueva escena.
El soundtrack es envolvente y acompaña bien los momentos clave, y lo más importante: mantiene la esencia de las entregas originales. En resumen: correcto y funcional.
Sin embargo, el guion presenta algunos reparos. La historia sigue una estructura aristotélica, mostrándonos el accidente que lo cambia todo, para luego, un año después, introducir al famoso asesino del hacha, quien llega a hacer justicia bajo sus propias reglas. Como todo buen slasher: muertes van, muertes vienen, y la cinta gira en torno a develar la identidad de un asesino que siempre está más cerca de lo que se cree.
Es un guion que, si bien mantiene la esencia de las originales y grita nostalgia en cada escena, también revive personajes icónicos de forma brutalmente forzada. Un escrito que no se toma en serio, que abraza el cliché y que, por lo mismo, no busca innovar ni aportar nada nuevo. Slasher puro y duro.
JÓVENES PROMESAS Y PERSONAJES ICÓNICOS
Primero, hablemos de la nueva patrulla juvenil, que ahora lidera esta historia de forma similar a como se hizo hace más de 20 años. Estos jóvenes pertenecen, en su mayoría, a la clase alta y representan todos los clichés del género: la chica rubia y guapa, su mejor amiga, el novio de la primera, el novio de la segunda y la chica que no tuvo mucha suerte en la vida, pero sigue siendo parte del grupo (¿ya intuyes quién es el asesino?).
Madelyn Cline asume un rol protagónico, interpretando a una joven valiente, fuerte y que sobrevive no solo por su apariencia, sino por su determinación. Por su parte, Lola Tung destaca siendo astuta y siempre un paso adelante del asesino. Ambos entregan actuaciones sólidas y conscientes del tipo de película que están haciendo. Saben lo que es un slasher y lo ejecutan con convicción.
No podemos dejar de hablar de Jennifer Love Hewitt, protagonista original y final girl por excelencia, quien regresa como Julie James. Ahora, más madura, decide ayudar a la nueva generación a salir de su infierno personal y se convierte en una heroína inesperada. Love Hewitt se adueña de la pantalla con su carisma, talento e intensidad.
Por último, Freddie Prinze Jr. también regresa como Ray. El actor interpreta a un personaje misterioso, consumido por el pasado, que ha permanecido en el pueblo para asegurarse de que la historia no sea olvidada. Representa con fuerza el peso de los traumas no resueltos y la incapacidad de dejar ir. Muy bien logrado.
Sé lo que hicieron el verano pasado EN PALABRAS SIMPLES…
Sé lo que hicieron el verano pasado no viene a refrescar la pantalla, sino a hacerte viajar a los 2000, entretener y traer de vuelta ese subgénero del terror que ya no parece tener mucho sentido, pero sigue siendo disfrutable. Una cinta ideal para pasar la tarde, que te mantendrá en tensión, aunque en el fondo intuyas el desenlace. Porque, al final, todos sabemos lo que vimos ese verano pasado.