Crítica de “Amores Materialistas”: Una correcta y romantizada fábula que se paga con tarjeta de crédito

“Amores Materialistas” nos enseña que las conversaciones incómodas deben tenerse, para saber si una relación tiene futuro o no. Ya en cines.

Gracias a Andes Films es que pudimos asistir a la Avant Premiere de la esperada cinta Amores Materialistas, la nueva película de la destacada directora Celine Song. Aquí nos presenta la historia de Lucy, una exitosa casamentera de Nueva York, destacada en su trabajo, pero cuya propia vida amorosa se ve alterada cuando conoce a Harry, un resuelto y próspero hombre de negocios que hará todo por conquistarla. Sin embargo, el corazón de Lucy pareciera tener dueño… o, al menos, no ha logrado olvidar un vínculo especial: su exnovio, un actor de teatro que aún no ha alcanzado el éxito que esperaba. Así, Lucy deberá decidir entre una conexión emocional profunda o un amor que le ofrece seguridad financiera.

Si bien la cinta se promociona como un “triángulo amoroso”, nunca se siente ni se presenta como tal. Es un dramedy moderno sobre la nueva visión del amor, que pone sobre la mesa un tema tan tabú como incómodo: el peso del dinero en las relaciones. Una buena película que opta por un enfoque más romantizado que realista, pero que logra mantener su profundidad temática.

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UNA CELINE SONG MÁS SIMPLE QUE NUNCA

Celine Song se consolida cada día más como una de las mejores directoras de la nueva camada de cineastas. Y si bien Past Lives fue un debut más que destacado, ahora da el salto al cine hollywoodense y comercial con Amores materialistas. Siempre bajo el alero de A24, ofrece profundidad, cinematografía y una trama con su sello distintivo.

La cinta cuenta con un montaje interesante y muestra todo el estilo y elegancia de la ciudad neoyorquina. Su cinematografía parece dividirse en dos mundos: la elegancia y fastuosidad, y lo cotidiano y precario. En la primera predominan las cenas elegantes, los colores oscuros, los vestidos y los planos americanos; en la segunda, destacan los edificios antiguos, tonalidades grises y primeros planos a los detalles que construyen el personaje de Evans. La banda sonora también está en su punto, y los momentos de silencio son cruciales. Buena cinematografía.

El guion, escrito por la misma Song, es uno de los elementos que hacen de esta película una de las mejores de la cartelera actual. Se trata de una narrativa lineal y aristotélica, que incluye un flashback para contextualizar la relación amorosa. Presenta a tres personajes principales sin caer jamás en un típico trío amoroso: no hay infidelidad ni traición.

Y aunque la historia es más comercial y romantizada, no deja de abordar temas profundos, como el peso del dinero en una relación y cómo este puede llegar a quebrarla. También cuestiona la falta de conexión emocional en vínculos supuestamente estables, donde todo parece estar cubierto financieramente, pero falta lo más importante: el amor. Incluso el final, aunque romantizado, plantea una reflexión realista: la felicidad nunca es completa y siempre falta algo. Nadie ni nada es perfecto.

Además, sin profundizar demasiado, se instala una potente verdad contemporánea: el peligro de las dating apps y lo que puede suceder cuando nos encontramos con alguien que en realidad no conocemos. La directora lo aborda de manera sorpresiva pero real, mostrando cómo en ese mundo virtual, ciertos comportamientos son normalizados, pese a ser inquietantes. Muy bien tratado.

UN TRÍO PROTAGONISTA QUE EXPLOTA EN QUÍMICA

Dakota Johnson es la protagonista clave, ya que los personajes masculinos giran a su alrededor. La bella y talentosa actriz interpreta a Lucy, una casamentera neoyorquina que promete encontrar “al amor de la vida” de sus clientes. Pero ella misma no ha encontrado el suyo, y luego de un quiebre que afectó profundamente su autoestima, decidió no apostar más por el amor… hasta ahora. Su personaje es materialista y fría, pero también profundamente realista: una mujer que sabe que el factor económico puede ser decisivo en una relación, lo que no la hace superficial, sino consciente. Plantea un tema incómodo y lo hace muy bien. Aporta empatía y humanidad. También se da cuenta de que un vínculo emocional es tan importante como lo material, y que en el amor todo es 50/50. Esta vez, el amor lo pudo todo, y fue gracias a ella. Muy buen trabajo.

Chris Evans interpreta a John, un actor de teatro en sus 30, que aún no ha alcanzado el éxito esperado. Vive con compañeros de departamento y no tiene ingresos estables. Evans lo interpreta con naturalidad y logra transmitir empatía y frustración, al no poder darle a su pareja lo que necesita ni alcanzar su sueño profesional. No propone un personaje lastimero, sino que se empodera desde su realidad, ofreciendo la contención emocional que Lucy necesita. Muy bien logrado.

Y Pedro Pascal. Una vez más, el chileno deslumbra en la cartelera nacional con su papel de Harry, un exitoso empresario millonario que busca a la chica adecuada. Superficial y siempre con una respuesta rápida, Pascal construye a un Harry elegante, apasionado y correcto. Pareciera ser el hombre perfecto, salvo por un detalle: carece de conexión emocional. Todo lo resuelve con restaurantes caros y viajes lujosos. Pero guarda un gran secreto, y ese será el detonante para que su castillo de naipes se desmorone. Correcto en su rol.

Amores Materialistas poster
Amores Materialistas poster

AMORES MATERIALISTAS EN PALABRAS SIMPLES…

Amores Materialistas es una película más comercial, romantizada y sencilla, pero logra mantener la atención en todo momento. Con un desarrollo sólido, actuaciones precisas y una historia que quieres seguir hasta el final, Amores Materialistas nos enseña que las conversaciones incómodas deben tenerse, para saber si una relación tiene futuro o no. No se puede tener todo en la vida, pero el amor —auténtico y sincero— debería ser lo más importante.