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Opinión| Loreto Aravena, el diamante más resplandeciente que nunca

La televisión chilena está entrando ya en su sexta década de funcionamiento, proceso en el cual ha marcado diferentes hitos de programación, siendo parte importante de la vida de los chilenos, logrando penetrar y reunir a las familias en torno a contenidos específicos que generan gran grado de significación en el público.

Ellos por sí solos no existirían si no fuese por las personas involucradas en su desarrollo, que en definitiva logra marcar un precedente y permanecer en la memoria colectiva de la opinión pública.

En esta faceta, la ficción ha sido clave, permitiendo el posicionamiento de grandes, reconocidas y recordadas figuras del espectáculo nacional. Antes fue el turno de Gloria Munchmeyer o Claudio Di Girolamo, con Romané y, en tiempos más actuales y de forma aún más potente dado el contenido con el que su carrera explotó, Loreto Aravena (36), con la ya mítica serie Los 80.

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Los 80 (Canal 13)

Loreto Aravena -6 de agosto de 1983-, egresada de la Universidad de Chile, ya había realizado unas primeras incursiones en la pantalla chica, específicamente en las recreaciones hechas en el extinto Historias de Eva, espacio en el que comenzaba a demostrar sus capacidades profesionales.

Después de eso, la carrera de Loreto entró en un pequeño bache, muy normal, por cierto, cuando se es actor y haces tus primeras armas: yendo de casting a casting, hasta que de pronto… el destino le tenía preparada una sorpresa.

Los 80, (mucho) más que una moda

La historia cuenta que apenas llegó a realizar el casting y se presentó ante cámara, los encargados del mismo descubrieron a la persona que estaban buscando. Loreto Aravena se encontraría su camino profesional con un personaje entrañable, de una serie entrañable y que incluso hoy, a más de diez años de su estreno, deja un cierto vacío: “Claudia Herrera López”. Y sí, ella, en el fondo, era Claudia Herrera.

El personaje de la hija mayor de los Herrera, esta familia de estereotipo clásico chileno, transitaba por diferentes etapas, procesos y circunstancias típicas de la época y de su realidad socioeconómica y cultural que aún son visibles en nuestro país, dotando al personaje casi de vida y alma propia.

Aravena rápidamente lograba hacer propia una historia que comenzaría a marcar hitos gracias a su fiel, precisa y delicada representación del Chile y las familias de la época.

Cómo olvidar la escena en que, diario en mano, todos se enteran de que sería la primera en poder entrar a la universidad a estudiar medicina o cuando, ya estudiando, se venía encima el fantasma de “cómo pagamos esto”. Todo aquello era -y es- cierto para familias como de los Herrera y en ese registro preciso y acucioso de representación, Loreto avanzaba capítulo a capítulo con un trabajo actoral que comenzaba a tomar ribetes de históricos.

Loreto Aravena como Claudia Herrera, Los 80

La serie avanzó, con ella lo hacían las inquietudes y los sucesos históricos, hechos marcados por lo que era aquel contexto dictatorial y, por supuesto, “Claudia” no se quedaba fuera de estos fenómenos.

Llegaba el momento de tener que tomar decisiones. Y en uno de los instantes más esenciales de la serie, nuevamente las emociones, capacidades y esfuerzos se veían comprometidos y puestos a prueba. Hablamos de aquella secuencia en que Claudia deja una carta avisando, post fiesta de año nuevo, que dejaría el hogar, partiendo junto a Gabriel (Mario Horton), en lo que sería este camino de reivindicación y apoyo a la lucha armada que, en principio compañero de universidad y carrera, daba continuación, entrelazando la ficción y los hechos reales.

Esta etapa es quizás la más recordada y compleja de la serie: una Claudia autoexiliada, lejos de su familia y yendo de allá para acá, intentando mantenerse al margen de la luz pública para que la Central Nacional de Inteligencia (CNI) no la encontrara. Ahí fue cuando la capacidad de entender las verdaderas sensaciones de lo que fue la vida de un exiliado o perseguido político (según sea el caso), cobraba vital importancia. Loreto Aravena lograba encarnar a la perfección, consagrando en este etapa a un personaje icónico de la historia de la ficción chilena de los últimos años.

La escena de la silla

Dicho por la misma actriz, aquella escena donde Claudia es descubierta luego de pasar meses escondida de la CNI por aquel agente que hacía pasar por hermano de “Juan”, interpretado por Daniel Muñoz, terminando encerrada y maniatada a una silla con serias sospechas de incluso poder ser sometida a torturas, es su escena favorita de la serie. Y claro que tiene todo para poder serlo.

Aquella escena, de alguna manera, es un resumen vivencial de la serie en sí misma, donde la trama se centra en gran parte en las emociones que ocasionaba el vilo de no saber qué es lo que pasaría con la mayor de los hermanos Herrera. Es una escena en que se entrelazan emociones, sentimientos y recuerdos tanto ficticios como reales que debían ser expresado a gran escala en la pantalla, siendo esto logrado gracias a una excelente, pulcra y limpia actuación.

Más allá de Claudia

Y como todo tiene un final, el papel de Claudia Herrera, después de 7 temporadas, llegaba a su fin junto a una serie que marcaría un antes y un después en la realización audiovisual chilena, dando paso a nuevos retos y desafíos para Loreto Aravena, quien debía comenzar a desmarcarse -sin necesidad, obviamente de olvidarse de él- del papel de Claudia, y para ello era necesario un giro total en el siguiente papel al que debía encarnar.

La comedia era el siguiente camino de Loreto, deslumbrando en una exitosa teleserie de Canal 13: Soltera Otra Vez, con su rol de Sussy, una desordenada y audaz corredora de propiedades, rol que pondría en jaque la opción de quitarse o no el personaje entrañable de Claudia. Y sí, lo logró. Era “otra persona”.

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Luego de eso, siempre en Canal 13, su papel nuevamente sería un protagónico, esta vez con Preciosas y el personaje de Lorena Martínez. Nuevamente, el drama se hacía presente en su carrera y lograba un papel redondo, diferente a lo que había hecho, compaginándose y yendo en línea con lo que el guion y producción en general exigían.

Loreto Aravena, quien si bien ha sido marcada fuertemente por un personaje en específico, también ha logrado crear una carrera más allá de las barreras que significan ser parte de un hito tan relevante como lo fue la ya mencionada serie, descubriendo y ejecutando diferentes opciones, registros y posibilidades de actuación. Hoy por hoy es una de los grandes rostros femeninos de la actuación chilena.   

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