Chile es un país pequeño y los círculos de personas en un determinado rubro suelen ser, casi por obviedad, reducidos, por lo cual a menudo es posible ver que se repiten apellidos en determinados contextos -política sobre todo-, y en este caso el arte es solo un espacio más donde ello ocurre, pero de todas maneras, en este caso puntual, el seguimiento de esta dinastía artística ofrece a una exponente nueva y aunque detrás de su nombre prosigue un apellido altamente reconocible, Mariana di Girolamo Arteaga brilla con luz propia y así lo ha demostrado su constante y ascendente carrera.
La teleserie “Pitucas sin lucas” (Mega) llegaba a la pantalla con la intención de dar el puntapié inicial a lo que pretendía ser (y finalmente sería) el “imperio” con el que el canal privado pretendía imponerse en la realización de las tradicionales telenovelas de las 20 horas.
En este drama era posible ser testigo del enfrentamiento shakespeariano, donde dos familias antagonistas se veían enfrentadas y a la vez unidas por el amor que nacía entre los seis hijos y los dos padres que encabezaban los clanes familiares.
Puntualmente, Mariana di Girolamo tenía sus primeras escenas interpretando a “María Belén”, personaje con el que hizo de las suyas y rápidamente demostró con luz propia el peso del arte que corre por sus venas, pero por sobre todo sus habilidades natas que ya desde entonces comenzaba a mostrar, desterrando todos los mitos y prejuicios sociales de que “está en la tele por pituto”. Al menos en este caso no es ni será así.
Mariana Di Girolamo se ha presentado y posicionado en la escena teatral y televisiva chilena de tal manera que ha hecho olvidar precisamente aquellos rumores de pasillo donde se dice o se habla sobre la figura del pituto.
Pero lo concreto es que ha escalado sistemáticamente en sus roles de protagonismo en que, por ejemplo, en “Perdona nuestras pecados” (Mega) interpretó a “María Elsa Quiroga”, rol protagónico de una teleserie (que por momentos tenía claras muestras e intentonas de querer ser serie), la cual logró en el mismo personaje y contexto similar, desarrollar diversos registros de un personaje que debía (y así lo hizo) ir construyéndose con el paso de los años , demostrando diferentes actitudes y conductas acorde a los momentos y etapas que su personaje.
Lo anterior, ya sea en su inicio como una inocente colegiala llegando hasta la etapa donde debía enfrentar las vicisitudes de la vida adulta, incluso siendo madre de familia. Fue durante este personaje cuando fue posible evidenciar y ver con muestras concretas el potencial de una actriz que será, sin dudas, el gran rostro del teatro, la televisión ,y¿ por qué?, no del cine chileno.
Dueña de una capacidad de interpretación sobresaliente y capaz de adecuarse a los contextos sociales y ambientales propios de la producción de la que es parte, Di Girolamo se muestra como si su cuerpo, actitudes y aptitudes actorales se mimetizaran con el contexto en el que se desarrolla su respectivo personaje.
Desenvuelta, con personalidad, lúcida y capaz de ser aún mejor de lo que ya es, Mariana Di Girolamo presenta en pantalla todo el peso de la jerarquía artística que rodea su apellido, pero también le entrega su propio sello diferenciador, destacándose por sí misma y no dependiendo de otros, sino mostrando sus habilidades y talentos al servicio de un colectivo, que de momento le han significado éxitos televisivos y actualmente la tiene al aire.
Aquello ocurre hoy con “Río Oscuro” (Canal 13), producción en la que, al contrario de lo que habían sido sus otras apariciones, debe recorrer el camino de un guion más oscuro, denso y que le significará convivir en la mayoría de la teleserie con un rol, un personaje y un entorno que pondrá constantemente al límite diversas situaciones, como por ejemplo deberá enfrentar un oscuro pasado que esta vez será propio y en el cual su personaje de “Rosario” tomará un rol importantísimo para desentrañar lo sucedido con “Manuel” (José Antonio Raffo).
Finalmente, y creo que esto no está en discusión, Mariana Di Girolamo Arteaga es sin lugar a vacilaciones la gran actriz joven de Chile, dejando de ser hace largo rato una promesa de las tablas, pero manteniéndose en un rango etario y una etapa profesional en la que es posible decir, con convicción, que el camino que le queda por recorrer es largo, pero que a su vez será un trayecto en el que potenciará y mejorará todas sus cualidades como la gran actriz de este país.