Cerati, un crimen sin resolver

El 15 de mayo de 2010 se bajaba del escenario del que sería su recital en Caracas, Venezuela. Todo daba vueltas y Gustavo ya no era el mismo, no era Cerati.

Su cuerpo, según cuenta Adrián Taverna, sonidista de Cerati en esa gira, el cuerpo del cantautor no estaba respondiendo como debería hacerlo una persona de 51 años a la fecha del accidente, sino que ya, días antes, presentaba algunos inconvenientes a la hora de desplazarse, hablar o incluso mostrando un cansancio poco común en él. Todo comenzaba a indicar que algo estaba mal en la interna más profunda del astro argentino.

Sabidos son los problemas de adicción al cigarrillo e incluso consumo excesivo de alcohol y trasnoche que Cerati enfrentó en una etapa de su vida, lo que tuvo como consecuencia un desgaste inusitado en el organismo del cantante, muchos de ellos gatillantes del estado que lo mantuvo en coma por poco más de cuatro años.

Gustavo Adrián Cerati Clarck, descendiente de italiano e irlandeses estaba en un renacer artístico, pleno y más firme en sus interpretaciones, en sus composiciones y aquella proyección que le permitirían abordar nuevas tierras creativas o volver a esos espacios de origen de su música, en donde encontraba parte de su esencia primigenia  y que, en ocasiones le sirvió como una relanzamiento creativo musical que, por lo general, lo posicionaba nuevamente como una estrella vigente de la música latinoamericana, con giras, conciertos y discos que calaban hondo en gran parte de la fanaticada.

El trayecto de Gustavo Cerati había tomado un segundo aire, una segunda vida que le permitía ratificar, enmendar y consolidar aquellas glorias pasadas, aquellas glorias contemporáneas y crear nuevos hitos en una carrera que desde ya se vislumbraba como una de las más exitosas del rock argentino.

Gustavo Cerati en su última presentación en Viña del Mar 2007.

Parte de una generación bendita, muchos de ellos nacieron bajo el alero de Spinetta, entre los que se destacaron Charly García, Pedro Aznar y Fito Páez, que ayudó a transportar al rock argentino a un pedestal del que hasta el día de hoy ningún estilo de música ha podido desbancar, y que llevó al rock como expresión musical, por lo menos de este lado, a vivir una época de plenitud y calidad artística, posicionándose al nivel de artistas que únicamente se pensaba que salían desde el otro lado del océano.

Cerati era parte de esa generación. Cerati, junto a sus compañeros, era Soda Stereo. Cerati era Cerati durante su etapa como solista, aquella etapa que vivió altos y bajos y que incluso lo llevó a recluirse y replantearse sus convicciones musicales para luego relanzar y volver con más fuerza. Gustavo Cerati era un crimen que venía cometiéndose y re cometiéndose una etapa tras otra, pero que nunca tuvo una solución definitiva.

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