El tiempo avanza y todos, sin excepción alguna, vemos cómo aquellos actores que vimos debutar, hacer sus primeras armas y consolidarse como rostros jóvenes, e incluso como promesas de la actuación y el espectáculo chileno, ahora son ya grandes, tanto en edad como en su quehacer profesional.
Por lo que el “recambio” o aparición de nuevos rostros que refresquen y cumplan el papel de actores y actrices promisorios, da pie a las nuevas generaciones. Pero este proceso, lamentablemente, parecía estancado… hasta que llegó un joven actriz valdiviana.
Vivianne Dietz (24) es una joven actriz nacida en la ciudad de Valdivia, irrumpiendo en forma elocuente, segura y rápidamente en la actuación, logrando un lugar en la escena nacional. Dietz, sin mediar casi ningún escalón previo de preparación, se presentaría en pantalla como una actriz de bagaje, con altura y peso actoral.
Su primera aparición y, por ende, debut televisivo, se daría en una producción que buscaría innovar en la percepción del público para con las teleseries nacionales y en especial la relación de la televisión con los telespectadores más jóvenes (o incluso adolescentes): Wena Profe (TVN).
En aquella teleserie emitida por el canal estatal, el papel de Belén González, interpretado por Vivianne, era el de una joven perteneciente al grupo “cool” del Bristol School, donde rápidamente se vería conflictuada por los nuevos mundos que la música – potenciada por el personaje de Javier Meza (Marcelo Alonso) -, sus nuevos amigos y los diferentes tipos de conflictos amorosos vividos durante el desarrollo de la historia.
En este papel, Vivianne Dietz hacía su aparición, hecho que pasaría mayormente desapercibido debido a su gran capacidad actoral. ¿Cómo? Simplemente no se notaba que recién esa era su primera producción televisiva o que había apenas cursado dos años de actuación en la Universidad de Chile. Su talento es natural, propio, le nace en forma espontánea.
Su desarrollo, a pesar de ser, repito, su primera vez frente a cámara, se dio en forma notable, íntegra en su relación tanto con el papel en sí como sus demás compañeros, muchos de ellos también hacían sus primeras armas.
Su carrera había comenzado y ya había dado de qué hablar. Rápidamente daba un gran salto, siendo llamada a ser parte del Área Dramática de Mega, estación televisiva cuyo posicionamiento la coloca hoy como el mejor lugar para poder hacer ficción. Y Vivianne estaba ahí. Fue llamada para ser parte del proyecto de Yo soy Lorenzo.
En la producción del canal privado, asumiría un rol que anteriormente, en otras épocas, sería impensado para alguien que recién tenía mínima experiencia en cuanto a horas de pantalla o incursiones teatrales. Era una apuesta, un atrevimiento y una jugada audaz por parte del equipo creativo que, sin dudas, salió de la mejor manera.
Lo anterior asumiendo este papel protagónico, en además un horario que para el canal en sí ha sido durante los últimos años una de sus franjas más exitosas, Vivianne Dietz tendría la posibilidad de probarse a sí misma ya no solo con la exigencia propia de la actuación, sino que además respondería a la implicancia que significa ser portadora de un papel protagónico.
En Yo soy Lorenzo, ya no solo sería capaz de demostrar lo ya hecho en su producción anterior, sino que además podría ratificar y ampliar su registro actoral, colocándose en situaciones dentro del desarrollo de la trama, que significaría, junto a lo anteriormente mencionado, un esfuerzo que cumpliría con creces, demostrando así su gran capacidad de adaptación, profesionalismo, realizando una labor que es propia de actrices de dilatada y amplia trayectoria, asumiendo el protagonismo y haciéndose de la historia como propia.
Vivianne Dietz irrumpió en el mundo de las teleseries y el teatro en forma sólida y sin titubeos. Con un potencial incalculable, está llamada a ser la gran actriz de la Generación Z, de la era de lo instantáneo, de las series y de aquel mundo que las producciones nacionales aún deben ir descubriendo, pero sin duda su aparición es más que una buena noticia para el presente y el futuro de la actuación chilena.