“Shifting Baselines”: El documental que critica a Elon Musk y refleja el costo ambiental de mirar hacia el espacio

El título del documental de Julien Élie no es casual. Shifting Baselines toma prestado un concepto central de la biología marina acuñado por Daniel Pauly. El científico lo utiliza para describir cómo cada generación ha normalizado la degradación ambiental que hereda, creyendo que ese es el estado original del mundo. El biólogo marino francés advertía en 1995 que la pérdida ecológica no solo ocurre en el territorio. También sucede en la percepción y el horizonte cultural. Con eso como base, el documental de Élie convierte la idea científica en una operación cinematográfica, donde mira el paisaje de Boca Chica, en Texas, mientras comprendemos que esto ya es una versión cada vez más empobrecida y destruida por el proyecto espacial de Elon Musk.

La película tuvo su estreno en Chile en el Festival Internacional de Documentales de Santiago, FIDOCS, donde compite en la Competencia Internacional, festival donde en 2019 Élie participó con Soles Negros. Antes de llegar a Santiago, Shifting Baselines tuvo su premier mundial en Visions du Réel, uno de los espacios más relevantes del documental contemporáneo.

'Shifting Baselines', documental de Julien Élie en la Competencia Internacional Fidocs
‘Shifting Baselines’, documental de Julien Élie en la Competencia Internacional Fidocs

Shifting Baselines sigue la transformación de Boca Chica, en el sur de Texas. Un territorio costero donde playas, dunas y humedales han sido progresivamente alterados por la instalación y operaciones de SpaceX. A través de imágenes en blanco y negro y testimonios de residentes, seguidores de Elon Musk, científicos y trabajadores locales, el documental muestra cómo el paisaje natural, la fauna y la vida comunitaria son desplazados en nombre del progreso tecnológico y el anhelo —a veces irracional— de la exploración espacial. Sin necesidad de narración explícita, la película revela la normalización del daño ambiental y cuestiona el costo real de mirar hacia otros planetas mientras descuidamos el nuestro.

Uno de los ejes más interesantes del documental es la idea de que la violencia ecológica suele ir lenta, incremental y dispersa. Shifting Baselines responde a ese desafío mediante el uso del blanco y negro. A la elección de color, se suma el silencio y los planos largos, además de encuadres que representan la pequeñez humana. El documental relata, también, cómo se presenta el sacrificio de un territorio como progreso o innovación por parte de un megaproyecto industrial. Élie expone esa narrativa con turistas celebrando lanzamientos y outsiders sociales que viajan para presenciar la historia, deseando ser los elegidos para una nueva vida fuera del planeta. La película muestra lo que Anna Tsing, antropóloga estadounidense, define como paisajes arruinados. Estos son lugares donde el capitalismo avanzado produce nuevas formas de abandono y sus nuevas formas de habitarlo.

'Shifting Baselines', documental de Julien Élie en la Competencia Internacional Fidocs
‘Shifting Baselines’, documental de Julien Élie en la Competencia Internacional Fidocs

Parte del poder del documental está en su negativa a ofrecer imágenes espectaculares del desastre. No abundan las explosiones ni las catástrofes visibles, pero se muestra, desde la sutileza, un territorio erosionado por la reiteración. Élie parece filmar el daño ambiental desde una ética distinta, con una cámara que acompaña evidenciando todas las perspectivas posibles.

También hay un trabajo sonoro notable. El ruido metálico del andamiaje espacial, los motores, los pasos sobre la arena, conviven con el silencio del humedal y los cantos de aves desplazadas. Son paisajes acústicos incompatibles, pero obligados a coexistir por la ambición humana que genera la devastación del lugar

Aunque en la película predomina la denuncia ambiental, también funciona como reflexión sobre el colonialismo tecnológico. Esta carrera espacial privada actualiza la imaginación imperial. Incluso, comparando los cohetes de SpaceX con La Niña, La Pinta y la Santa María, las tres embarcaciones que Cristóbal Colón utilizó en su primer viaje a América, en 1492. A eso se suma la idea de conquistar lo que está lejano —pese a las dificultades prácticas— sin hacerse cargo de lo que se está destruyendo cerca, sin querer enfrentar la crisis ambiental actual. Los cohetes prometen Marte, mientras destruyen Boca Chica y la Tierra. La película sugiere que la esperanza tecnológica opera como consuelo cultural, un deseo colectivo como ilusión de futuro frente a una Tierra en retroceso

'Shifting Baselines', documental de Julien Élie en la Competencia Internacional Fidocs
‘Shifting Baselines’, documental de Julien Élie en la Competencia Internacional Fidocs

Al ver el documental, resulta inquietante pensar qué pasará cuando las siguientes generaciones miren a Boca Chica creyendo, como advertía Daniel Pauly, que siempre fue así. Una sociedad que no recuerda lo que se perdió será incapaz de exigir su recuperación. El problema, entonces, no es únicamente ecológico o ético, sino también de memoria.

Shifting Baselines no profundiza en los actores corporativos, las regulaciones estatales o las dimensiones geopolíticas del negocio espacial. Pero no necesita hacerlo. Su potencia está en la percepción, en transmitir y hacer visible el daño ambiental de una carrera espacial que ya lleva 65.000 satélites lanzados, muchos de ellos ya convertidos en basura espacial. Una carrera que empeora con la aparición de competidores privados. Tampoco moraliza, presenta personajes que anhelan la vida espacial, pero esa irracionalidad también aporta a la figuración de la devastación ambiental y amplía la mirada de la crisis que vivimos. Una devastación que parece no ser suficiente para replantearse las formas de crecimiento.