Recientemente la plataforma de streaming, Ondamedia, añadió a su catálogo la aplaudida película “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”, del director chileno José Luis Torres Leiva (El cielo, la tierra, y la lluvia, 2008), protagonizada por Julieta Figueroa y Amparo Noguera.
Estrenada en el 2019 en el Festival de San Sebastián, “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos” ha recibido sólidas críticas en distintas instancias internacionales, gozando de un estilo único y una temática poco explorada en el cine nacional. Desde la semana pasada se encuentra disponible para todo el territorio nacional de manera completamente gratuita y en La Máquina analizamos este largometraje y conversamos con Amparo Noguera, conociendo la historia de María y Ana.
El advenimiento de la muerte
Dos mujeres maduras que han unido sus vidas en el amor y en el compañerismo se preparan para el terrible momento de la separación. Tras el diagnóstico de María (Julieta Figueroa) con una enfermedad terminal, ella y Ana (Amparo Noguera) se mudan a una casita en medio del bosque y alejada de la ciudad y de los tratamientos invasivos, para esperar la muerte juntas.
Esa puede ser una sinopsis sencilla de lo que nos muestra la cinta en sus cortos pero provechosos 88 minutos de largometraje, sin embargo vamos a encontrarnos con mucho más que eso. Aunque parece una historia lineal simple, que tiene un principio y un final más o menos claro, la narrativa de Torres Leiva en “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos” explora caminos inciertos e insospechados que nos servirán para traer a la luz aquellas reflexiones que inevitablemente tenemos acerca del fin de la vida.
La muerte, filosóficamente hablando, ha sido explorada en el último siglo como el momento cúlmine en el que se acaban todas las posibilidades. Todo está sobre la mesa, no hay nada más que decir o qué hacer. Los poetas, por supuesto, han visto este fenómeno con otros ojos en los que el dolor es protagonista de este camino pedregoso que recorrimos cuando caemos en la cuenta de que nos morimos, de que los demás se mueren, de que el tiempo se acaba. Y es que el título de esta cinta nace inspirado de un poema escrito por el poeta italiano Cesare Pavese, que narra el dolor insoportable del desamor y el advenimiento de la muerte.
“Vendrá la muerte y tendrá tus ojos/ esta muerte que nos acompaña/ desde el alba a la noche, insomne,/sorda, como un viejo remordimiento/o un absurdo defecto. Tus ojos/serán una palabra inútil,/un grito callado, un silencio./ Así los ves cada mañana/ cuando sola te inclinas/ ante el espejo. Oh, amada esperanza,/ aquel día sabremos, también,/ que eres la vida y eres la nada”.
Así, marcada por un compás que se nos antoja al de un poema, la cinta se toma descansos visuales y auditivos en los que historias cortas se van entremezclando con la narración principal, funcionando como alegoría de distintos descubrimientos en las vidas de las protagonistas, así como también homenajes para la que debe partir.
Un poema visual
Las palabras, como cada fotograma, nos develan un sentido y un esfuerzo por transmitir un sentimiento de dolor, de resignación e incertidumbre del que su director, José Luis Torres Leiva, se apropia para llevarnos a la reflexión.
En esa línea, la protagonista de “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”, Amparo Noguera, relató cuál es el objetivo de la cinta: “Es una historia de amor que habla de entrega, de la posibilidad de amar a través de la libertad. Donde amar es amar la libertad y respetar las decisiones del otro(a)”. Y es que aunque que pueda resultar todo un desafío para la personaje de Ana permitir que su compañera decida enfrentar la muerte a la cara, la empatía y la contención de su parte son totales.
La propia Amparo, cuando relata lo honrada que se siente de pertenecer a esta cinta, destaca el hermoso trabajo de Cristián Soto en fotografía y de José Luis en dirección. Un trabajo delicado, cuidado y consciente que dibuja cada una de las sensaciones vividas por los personajes en colores y juegos de cámara que nos ayudan a dejar de sentirnos tan intrusos en la situación tan delicada y tan privada a la que hemos sido invitados como espectadores.
Espectadores del sufrimiento, del renacer de un amor, del fin de las posibilidades pero del inicio de otras. 88 minutos de arte nacional que no tienen desperdicio, disponible en www.ondamedia.cl.