El Sobreviviente avanza a través de un material original sombrío el cual no está a las alturas de sus expectativas, pero que mantiene un ritmo ágil. En La Máquina tienes más detalles.
“El Sobreviviente” (2025) llega como una reinvención ambiciosa de The Running Man, la novela distópica de Stephen King que siempre mereció una adaptación más fiel a su espíritu. Edgar Wright, conocido por su estilo visual rápido y juguetón, sorprende con una propuesta más sobria, más sombría y completamente enfocada en recuperar el ánimo crítico y desgarrador del libro original. En tiempos donde la realidad y el entretenimiento se mezclan sin pudor, esta película entra justo donde duele.
La película se estrena este jueves 27 de noviembre en cines chilenos.
Actuaciones que Sostienen la Narrativa
El pilar de la película es Glen Powell, quien demuestra que es capaz de más que papeles ligeros o de galán carismático. Su Ben Richards es un hombre contra las cuerdas: un padre vulnerable, pobre, acorralado por un sistema que no le deja otra opción que entregar su vida a un show televisivo que se alimenta de sangre. Powell logra equilibrar angustia, cansancio físico y una humanidad que se nota incluso cuando está cubierto de heridas.
El elenco secundario aporta capas de complejidad. Josh Brolin encarna a la perfección a un operador mediático capaz de justificar cualquier atrocidad si eso mantiene alto el rating. Colman Domingo brilla con un personaje que mezcla carisma con oscuridad inquietante, siempre tratando de presentar a nuestro protagonista como un ser despreciable. Lo interesante es que ninguno de ellos actúa como villano exagerado; todo son engranajes de un sistema cínico que funciona con normalidad, como si matar a alguien en horario prime fuera lo más cotidiano del mundo. Esa normalidad es uno de los aspectos más perturbadores de la película.

Del Libro a la Pantalla (Otra Vez)
A diferencia de la versión del 87, Wright recupera la crudeza del libro sin copiarlo. Trae de vuelta la desigualdad, la desesperación y el peso moral del espectáculo. Aunque el Ben de esta versión es más empático que su contraparte literaria y el final no alcanza el nihilismo brutal que escribió King, la película mantiene intacto el mensaje original: cuando una sociedad convierte el sufrimiento humano en entretenimiento, algo esencial se rompe para siempre. No es solo acción ni solo crítica; es la mezcla de ambas la que sostiene la historia.
La ambientación también juega un rol clave. El futuro que se muestra no es brillante ni tecnológico; es gris, industrial, decadente, lleno de rincones que parecen abandonados por décadas. Ese paisaje habla de un sistema que consume y descarta tanto objetos como personas. Wright utiliza esta estética para reforzar la sensación de encierro y desesperanza que envuelve a Richards desde el primer minuto.

Acción moderna, Pero con Propósito
La acción merece mención aparte. No hay coreografías limpias ni héroes indestructibles. Las persecuciones están filmadas con una brutalidad que se siente en el cuerpo: golpes torpes, respiración agitada, heridas que afectan, cansancio genuino. Es una acción que no embellece la violencia, sino que la expone. Y eso contribuye a la sensación de que el show dentro de la película es repugnante precisamente porque la audiencia disfruta viendo a un hombre desmoronarse. Wright entiende que “El Sobreviviente” nunca fue un “gran espectáculo”, sino una crítica a la espectacularización del sufrimiento, y eso se nota en cada secuencia.
Uno de los puntos más fuertes de la cinta es su lectura social. Presenta un mundo donde los pobres son los protagonistas de los shows mortales que entretienen a los más privilegiados, un mundo donde las tragedias se transmiten en vivo y la línea entre información y espectáculo ya no existe. Ese mundo no se siente lejano. La película no da sermones, pero sí deja la sensación incómoda de que estamos más cerca de esa distopía de lo que quisiéramos admitir. Entre redes sociales, contenido violento viral y audiencias hambrientas de morbo, el mensaje resuena más de lo que uno quisiera.

Una Crítica Que Resuena Hoy con El Sobreviviente
“El Sobreviviente” logra lo que muchas adaptaciones de King no alcanzan: rescatar la esencia, actualizarla y transformarla en una experiencia que funciona por sí misma. Es una película que golpea tanto por su acción cruda como por su mirada social, que incomoda sin caer en discursos fáciles y que recuerda que la distopía no siempre viene acompañada de grandes avances tecnológicos; a veces basta con dejar que la indiferencia y el morbo hagan su trabajo.
En un panorama saturado de cintas de acción, esta película destaca porque tiene algo que decir. Es una historia de supervivencia, sí, pero también una advertencia, un espejo y un recordatorio de que a veces la ficción solo exagera lo que ya estamos viviendo. Y por eso mismo vale la pena echarle una mirada. La película se estrena el 27 de noviembre en cines chilenos.










