La directora tacneña Natalia Maysundo inicia una gira por salas chilenas para presentar “Las cautivas”, documental que explora las memorias divididas entre Tacna y Arica. El documental se proyectará en La Serena, Copiapó, Iquique, Antofagasta, Valparaíso, Santiago, Coyhaique y Puerto Montt, con funciones especiales que incluirán cineforos con la participación de su directora y parte del equipo realizador. Entérate en La Máquina.
La cineasta Natalia Maysundo cursaba el último año de Ciencias de la Comunicación cuando asistió a un taller de DocuPerú, una organización que promueve la realización y difusión de documentales en el país vecino. Entre las películas que revisaron, una impactó profundamente en ella: Choropampa, el precio del oro (2002), documental que narra la historia de Lot Saavedra, alcalde de un poblado afectado por un derrame de 150 kilos de mercurio, producto de la industria minera.
“Cuando vi ese proyecto, sentí que se unían las dos cosas que más me gustaban. Primero, hablar de justicia social y tocar temas que hagan reflexionar a las personas. Segundo, poder mezclarlo con el arte, desde el planteamiento del montaje, la musicalización y las imágenes”, comenta la directora sobre este filme, que pasó triunfante por el Festival de Cine Documental de Ámsterdam y Múnich.

Para la tacneña Natalia Maysundo, hacer cine parecía al principio un sueño inalcanzable en un país donde aún no existían los estímulos ni el apoyo necesarios para desarrollar proyectos audiovisuales. Pero, a fuerza de persistencia y años de trabajo, logró concretar Las cautivas, su primer largometraje documental.
“A veces, cuando uno quiere algo, insiste. Y a pura insistencia, me mudé a Lima, contacté a esta organización (DocuPerú) y empecé a trabajar con ellos, haciendo cortometrajes y proyectos de cine comunitario. Después nació la idea de hacer Las cautivas. Han sido 15 o 20 años de mi vida buscando hacer películas”, relata la realizadora, quien también dirigió el cortometraje Ánima Absorta, centrado en la escritora limeña Magda Portal.
Las cautivas es un documental que entrelaza el relato íntimo con la vivencia colectiva, donde se cruzan la historia familiar de la directora con las fracturas geopolíticas tras la Guerra del Pacífico. La película busca reconstruir la historia de sus bisabuelos, Dimas e Isabel, quienes vivieron entre Tacna y Arica durante la posguerra, además de indagar en la propia identidad de la realizadora.
A partir de una historia familiar marcada por el exilio forzado y la fragmentación identitaria causada por la imposición de una nueva frontera, la película reflexiona sobre las consecuencias de la chilenización y los efectos emocionales tras las divisiones territoriales. Mezcla archivos, testimonios y la puesta en escena de la obra Tacna y Arica. El Juez (1926), de Dora Mayer, proponiendo un viaje al pasado que dialoga con heridas que perduran en el presente. El filme, luego de su paso por festivales internacionales, llega ahora a salas chilenas con funciones acompañadas de cineforos.

La historia de sus bisabuelos fue una constante en las reuniones familiares. Cada 28 de agosto se reunían para celebrar la reincorporación de Tacna al Perú, y en esos encuentros se transmitían las vivencias y recuerdos de la posguerra.
“Mi familia siempre contaba esa historia con mucho dolor. Se les caían las lágrimas recordando el sufrimiento que mis abuelos vivieron y que nos transmitían. Al hacer la película fui entendiendo que esos dolores se heredan, es un traspaso generacional”, explica Maysundo, quien también posee nacionalidad chilena.
“Cuando empecé el colegio, me enseñaron sobre la historia de Perú, de Tacna, de la Guerra del Pacífico, de los héroes nacionales y la resistencia peruana durante la ocupación chilena. Pero para mí había contradicciones. En el colegio me decían que Chile quitaba territorios, que habíamos perdido la guerra; siempre vi esta posición del vencedor y el vencido. Sin embargo, cuando llegaba a casa, llegaba toda mi familia de Chile, y éramos todos la misma familia, nos reíamos, las caras se parecían. Mi mamá me explicaba que éramos peruanos que vivían en Arica y que habíamos vivido toda esa situación de la guerra. Para mí fue fascinante entender esto y comprender por qué nuestra familia era, a la vez, peruana y chilena”, agrega la realizadora.
Natalia recuerda el origen doloroso de Las cautivas, una historia que desde su infancia la obligó a enfrentar el desarraigo y lo que su familia vivió luego de la guerra.
“Fue una locura entender que mis bisabuelos tuvieron que emigrar, que irse, que los querían violentar, y así con miles de familias. Muy chica tuve que comprenderlo para entender la constitución de mi familia y mi identidad. Cuando me mudé a Lima, me di cuenta de que era una historia poco conocida. Había gente que abrazaba mucho la peruanidad, pero cuando salía el tema de la Guerra del Pacífico sentía que había un sesgo y no se entendía lo que pasó después, que fue la separación familiar. Por eso nace también la película: quería que esta historia se conozca y que se reconozca la identidad de muchas personas, incluida la mía. Además, es un homenaje a mis bisabuelos, que eran los grandes protagonistas de estos relatos familiares en los almuerzos”, menciona la directora, que también indagó en su identidad durante la investigación del filme.

La historia de sus bisabuelos y la investigación para realizar la película influyeron en el resultado final, que fue mutando desde la idea original concebida en 2015.
“Cuando empecé a hacer la película, era mucho más personal que la que terminé haciendo. Yo pasaba por un proceso de haber dejado la ciudad en donde nací para llegar a una ciudad compleja y diversa como Lima, donde los estratos sociales están mucho más marcados. Llegué sintiéndome extraña y sigo sintiéndome extraña, a pesar de vivir aquí hace 12 o 13 años. El relato de mis bisabuelos cobra sentido en ese momento, por el desarraigo, por extrañar mi casa, dejar a mis amigos y enfrentarme a un lugar nuevo. Fue ahí que nació la idea de hacer la película y hablar desde mi proceso de migración”, aclara la directora, que también tiene un rol durante la película.
“Hice las entrevistas a mis familiares, grabé algunas cosas y cuando me enfrenté al material no podía montarlo, sentía que algo faltaba, que no estaba completo. La película tomó bastantes años y creo que no está mal. Siento que un proyecto documental va tomando consistencia así. Fue un proceso largo, pero la película tomó forma gracias a ese tiempo“, relata Maysundo, quien pasó por Talents Buenos Aires y por el laboratorio de desarrollo de proyectos Transfrontera durante la producción.
“Sentía que no podía contar solo mi historia para tratar todo un momento histórico que había involucrado a dos países. Fue bien complejo, pero cuando encontramos el texto Tacna y Arica. El Juez, que finalmente montamos en la película como un proceso artístico y de encuentro entre los actores y actrices, me ayudó a que la película no sea tan personal y sean más personas contando su propia historia, hablando de este proceso y entendiendo el territorio donde viven en su cotidianidad de persona transfronteriza”, aclara la directora, sobre cómo la película fue ampliando su alcance durante su desarrollo.

La película ya ha pasado por 18 festivales, donde ha tenido buena acogida, y ha recibido comentarios de personas con una historia familiar parecida.
“Fue muy chévere entender que no solo estaba hablando por mí, sino que estaba representando a muchas personas que tienen esta identidad fracturada y fragmentada”, cuenta Maysundo. “Creo que es una historia muy regionalizada en Tacna y Arica y que no sale de ahí. La gente se sorprende de que pasó esto. Yo me quedo contenta de que la gente conozca lo que sucedió, no para buscar culpables, sino para entender que estos procesos siguen sucediendo, tal vez en otros contextos y con otras nacionalidades, pero seguimos replicando esta separación. Incluso ahora, vemos que hay varios conflictos bélicos en el mundo, no solo en Gaza, también en Rusia y Ucrania, en el Congo, y sigue siendo por lo mismo, la lucha por un territorio, un espacio geográfico. Creo que la película sigue teniendo eco en lo que pasa hoy”, agrega.
Para Natalia Maysundo, la relación actual entre las personas de Tacna y Arica se da de manera armónica y de apoyo mutuo.
“Mucha gente de Arica viaja a Tacna a comer ceviche, al médico o encuentran cosas más baratas que en Chile. Y sucedió lo mismo en los 90, cuando tuvimos una crisis económica con Alan García de presidente. Siempre hemos sido ciudades que se han apoyado, creo que hemos encontrado una manera de convivir y entender qué nos relaciona y qué nos separa, pero sobre todo a entender que somos ciudades hermanas. Finalmente, las fronteras no son rígidas, son porosas y creo que Tacna y Arica son un gran ejemplo de un espacio territorial donde se puede convivir siendo de distintos países. A mí me gustaba mucho moverme o que mis tíos y primos de Chile vinieran”, relata.

Ahora, la directora se trasladará a la otra frontera para su próximo documental. Su siguiente proyecto se relaciona con la Guerra del Cenepa, un conflicto de 1995 que enfrentó a los ejércitos de Perú y Ecuador, y que también tiene relación con su historia familiar.
“Mi padre era un exmilitar y él fue a este conflicto. Era comandante de artillería y siempre contaba que estuvo en combate. Creo que fue una persona muy herida a partir de esa situación. No sé si fue estrés postraumático, pero yo sentí que no volvió siendo el mismo. La historia tiene que ver con la paternidad, pero con la ausencia de paternidad. Estoy intentando hacer un proyecto que hable de la ausencia paterna, del abandono, pero relacionado con el conflicto que vivimos”, comparte Maysundo sobre su próximo filme.
“La Guerra del Cenepa fue el último conflicto que tuvimos. Duró unos meses, pero se perdieron vidas; muchos jóvenes fueron mandados sin prepararse. Entonces quiero explorar esto, hablar de esa figura del soldado desconocido y cómo esto se relaciona con las fracturas familiares. Mi padre falleció en 2023, pero para mí murió en esa guerra. Volvió no siendo el mismo y fue un proceso muy doloroso para mí perderlo. Estoy tocando un tema muy personal, pero volviéndolo nuevamente en algo colectivo. Algo en mi cabeza funciona así”, concluye la realizadora.
“Cuando ves una película, aunque no estés relacionado con la historia, siempre te toca de alguna forma. He aprendido mucho de la vida viendo cine. De la vida y de mí misma. Para mí, hacer películas tiene que ver con conocerme y conocer quién soy y sanar algunas cosas. Hoy vi un meme donde salía Dalí diciendo ‘Este dolor que siento es arte’. Y esa soy yo haciendo películas”, finaliza Natalia Maysundo.
Conoce los horarios y lugares de las funciones
Jueves 17 de julio – 18:45 horas – Santiago
Centro Arte Alameda
Cineforo junto a Natalia Maysundo y Colectivo Sin Fronteras
Jueves 17 de julio – 19:30 horas – Santiago
Sala Multimedia San Joaquín
Viernes 18 de julio – 18:00 horas – Arica
Biblioteca Municipal Alfredo W.C
Cineforo junto a Rocío Romero
Viernes 18 de julio – 19:00 horas – Concepción
Alianza Francesa
Viernes 18 de julio – 19:30 horas – Santiago
Sala de cine de Ñuñoa
Sábado 19 de julio – 19:00 horas – Santiago
Cine CCC
Cineforo junto a Natalia Maysundo y Compromiso Migrante
Miércoles 23 de julio – 19:30 horas – Copiapó
Ser Humano
Cineforo junto a Natalia Maysundo
Jueves 24 de julio – 19:00 horas – La Serena
Sala Latente
Cineforo junto a Natalia Maysundo
Jueves 24 de julio – 19:00 horas – Valparaíso
Insomnia
Cineforo junto a Melisa Miranda y Daniela Camino
Jueves 24 de julio – 19:00 horas – Santiago
Cine CCC
Cineforo junto a Martin Torres Rodriguez
Viernes 25 de julio – 19:30 horas – Iquique
Espacio Akana
Cineforo junto a Natalia Maysundo
Viernes 25 de julio – 19:30 horas – Antofagasta
Esquina Retornable
Cineforo junto a Melisa Miranda
Jueves 31 de julio – 19:30 horas – Coyhaique
Sala Microcine
Jueves 28 de agosto – 19:00 horas – Puerto Montt
Sala Mafalda Mora











