“La casa lobo”, sin duda alguna, ha sido una de las grandes sorpresas que el cine chileno ha brindado en los últimos 20 años, logrando llevar la animación criolla a los más altos estándares cinematográficos del mundo. Justamente, sus creadores, Cristóbal León y Joaquín Cociña (a quienes entrevistamos acá), traen a la postra su nuevo proyecto llamado “Los Huesos”, el cual cuenta con la producción del destacado director Ari Aster, mente detrás de dos de los filmes de terror más nombrados del último tiempo: “Hereditary” y “Midsommar“.
El crítico Glenn Kenny, del The New York Times, vanaglorió el cine de los cineastas nacionales: “Estos cineastas tienen una perspectiva y una voz que se siente completamente nueva”. Este tipo de frases se repitieron tras el estreno de “La casa lobo” en Estados Unidos, atrayendo aún más al público anglosajón.
“Siempre pienso “La Casa Lobo”como un sueño que está adentro de la cabeza, pero también algo que está al interior del estómago, como una especie de casa que te comió y, pensando en lo que tú dices de la alquimia, pienso que también es una especie de metabolismo, de digestión”, es parte de lo dicho Cristóbal León a La Máquina con respecto a “La Casa Lobo”, inspirada en los horrores de Colonia Dignidad, al sur de Chile.
Ahora, tras este éxito, la dupla de directores se unen a Ari Aster, quien ejercerá como productor ejecutivo del corto de 16 minutos “Los Huesos” (The Bones), el cual se posiciona como protagonista a Constanza Nordenflycht, la joven que a los 15 años inició una relación con el militar y político chileno Diego Portales, con quien tuvo tres hijos solo reconocidos por el Estado chileno tras la muerte del político en 1837.
“Esta niña hace una ceremonia en que desentierra dos cuerpos que resultan ser los cuerpos de Diego Portales y de Jaime Guzmán, un Guzmán del futuro, y hace una especie de ceremonia para borrar ese vínculo filial”, explica Cociña.
“Esta niña hace una ceremonia en que desentierra dos cuerpos que resultan ser los cuerpos de Diego Portales y de Jaime Guzmán, un Guzmán del futuro, y hace una especie de ceremonia para borrar ese vínculo filial”, mencionó Cociña a Culto de La Tercera.
El corto “Los Huesos” posee otra inspiración: el nacimiento del cine en stop motion, asociado al ruso Vladislav Starévich al inicio del siglo XX.
“En la época en que era director del Museo de Historia Natural de Kovno, Lituania, intentó grabar a las escarabajos y, como le fue imposible, resolvió reemplazar las patas de los insectos por alambres. Sin ese ejercicio, probablemente no existirían las obras de los estudios Aardman (Pollitos en fuga) ni algunos de los filmes de Tim Burton (El cadáver de la novia, Frankenweenie) y Wes Anderson (Isla de perros)”, afirma el artículo de La Tercera.
Desde Estados Unidos, Ari Aster conectó con lo que imaginó la dupla, a la que elogió por “su firma asombrosa e inconfundible”, según dijo a Variety. “Cuando le contamos sobre el cortometraje y vio las primeras imágenes, de inmediato nombró a Vladislav Starévich y a Joel-Peter Witkin, que son los dos artistas que inspiraron más fuertemente el corto”, afirmó Cristóbal León.
En estos momentos, el corto apunta a un estreno en festivales (Venecia es la prioridad, aseguran), mientras alistan para 2022 el rodaje del largometraje que sucederá a “La casa lobo”, que combinará animación con live action.