Antes de convertirse en una de las cineastas más incisivas del documental político contemporáneo, Laura Poitras pensaba que su vida estaría en una cocina. En sus últimos años de adolescencia imaginaba ser chef y trabajó en restaurantes en Boston y San Francisco. Fue en esta ciudad, en el San Francisco Art Institute, donde tomó sus primeras clases de cine. “Cuando vivía en San Francisco, tomé una clase de cine y me enamoré por completo. Antes de eso me encantaba el cine, ir al cine, ver películas, pero no imaginaba hacerlas. Cuando tomé una cámara, todo cambió”, narra la directora que estrena Cover-Up en FIDOCS, su nuevo documental que viene de recibir una gran ovación en el Festival de Venecia.
Si bien en sus estudios comenzó aprendiendo sobre cine de vanguardia y cine arte, más cercano al cine experimental, fue en el documental donde Poitras logró unir sus intereses. “Estaba leyendo mucha sociología y ciencia política, lo que me interesaba mucho. Después fui a estudiar posgrado a Nueva York, en The New School, donde leía mucha teoría crítica. Así fue como llegué al documental. Combinaba mi interés por el arte y por la política. El documental los unía”, cuenta Poitras, quien luego ganaría el Óscar a Mejor Documental por Citizenfour, el 2015.
Para Poitras, el documental posee una capacidad expresiva que el periodismo no siempre alcanza. La directora afirma: “el documental te permite llegar a la audiencia a un nivel distinto del que puede lograr el periodismo”. Por eso, sus películas siguen a personas que están luchando por algo o en búsqueda de justicia. “Al seguir la historia individual, espero estar construyendo una historia más amplia. Una crítica al gobierno, al poder estadounidense o al poder corporativo. El documental me permite hablar de algo muy político en un nivel amplio, pero anclarlo en una narración. Ese tipo de relato es único en el cine. Puedes llegar a la gente de otra manera”, comenta la cineasta.

La combinación entre arte, política y análisis estructural ha guiado toda su filmografía. Poitras escoge a personajes que han intervenido directamente en los círculos de poder. Personas que denuncian, que cuestionan y que, incluso, arriesgan su vida por hacerlo. “Me interesan las personas que hacen algo, que cambian la forma en que entendemos el mundo. Me interesa filmar a quienes toman riesgo para generar esos cambios. La gente que es un poco outsider y que desafía el statu quo. Edward Snowden, que reveló la vigilancia masiva global; Julian Assange, que levantó el velo sobre la política exterior estadounidense; la artista Nan Goldin, que lideró un movimiento muy exitoso contra la familia Sackler y la promoción del OxyContin”, dice la directora, que ganó un León de Oro en Venecia con Toda la belleza y el dolor, sobre la vida y la lucha de Nan Goldin.
“Y ahora Seymour Hersh, un periodista legendario que ha hecho muchísimo para que entendamos el mundo, incluso las intervenciones de Estados Unidos en muchos países, incluyendo Chile a través de la CIA y del apoyo a Pinochet. Como ciudadana estadounidense, estos son los temas que importa, y por eso hago estas películas”, agrega Poitras sobre Seymour Hersh, su nuevo protagonista.
Cover-up es un documental codirigido por Laura Poitras y Mark Obenhaus que retrata la vida y el trabajo del periodista Seymour Hersh, una de las figuras más influyentes e incómodas del periodismo estadounidense. La película se adentra en su método, las obsesiones y las tensiones éticas de un reportero que, durante seis décadas, ha revelado algunos de los episodios más oscuros del poder norteamericano, pasando por Vietnam, Irak, y las operaciones clandestinas de la CIA y la intervención en Chile durante el gobierno de Salvador Allende, que luego llevaron a un Golpe de Estado. Poitras entrelaza archivos, entrevistas y el propio presente de Hersh para mostrar no solo su legado, sino cómo se ha deteriorado el periodismo de investigación en tiempos donde la prensa es cada vez más vulnerable a la presión estatal y corporativa.

La relación con Seymour Hersh no comenzó con el rodaje. Poitras le pidió hacer un documental por primera vez en 2005, tras su investigación sobre la tortura a prisioneros en Abu Ghraib, en Irak. “Yo estaba completamente en contra de esa guerra. Me parecía una catástrofe. Él estaba haciendo el mejor periodismo. Le pregunté y dijo que no. Cada cierto tiempo volvía a preguntarle y finalmente dijo que sí. Su trabajo es impresionante. Ha expuesto tanto abuso que sorprende realmente. Y además es un gran personaje”, aclara sobre su interés en Hersh.
Luego de la insistencia, el periodista finalmente cedió. “Es muy protector de sus fuentes. La idea de que yo lo siguiera con una cámara lo ponía nervioso. Creo que aceptó ahora porque está preocupado por el estado del periodismo y siente que la película puede decir algo al respecto. Pero como se ve en la película, él sigue nervioso por sus fuentes, sus notas, todo. También siente que él no es la historia, que la historia es lo que él escribe. Además, esta vez colaboré con Mark Obenhaus, con quien él ya ha trabajado antes, lo que generó confianza”, añade sobre la película que podrá verse en FIDOCS el jueves 20 a las 20:45 horas, en Centro Arte Alameda.
Entre los abusos que cometió Estados Unidos, uno cobra especial relevancia para la sociedad chilena. En 1974, Seymour Hersh escribió para The New York Times sobre el rol de Estados Unidos en la desestabilización del gobierno de Salvador Allende, durante el mandato de Richard Nixon y Henry Kissinger. “Seymour estaba obsesionado con reportar lo que Estados Unidos estaba haciendo para derrocar a Allende y con el rol central de Henry Kissinger usando la CIA para derribar gobiernos democráticamente electos en Chile y otros países. Hersh sentía que la intervención estadounidense era profundamente inmoral. Como resultado, Chile tuvo a Pinochet, un fascista real, durante tantos años. Era importante incluir esto en la película, porque él considera que es uno de los trabajos de los que está más orgulloso”, relata Poitras, quien tuvo su primera nominación a los Premios Óscar con My Country, My Country en 2008, la primera entrega de su trilogía sobre la guerra de Irak.

“Mientras hacíamos la película sentíamos que su reporteo sobre Chile era uno de los más importantes. Representa algo muy terrible sobre la historia estadounidense y el rol de la CIA. Proyectarla en Chile significa muchísimo para nosotros. Ojalá pudiera estar allá, y estoy segura de que Seymour Hersh también querría, porque esto realmente importa. También quiero que la vean personas de Irak y de Vietnam, porque su trabajo allí fue igualmente crucial. Él marcó un ejemplo de lo que es posible para un periodista: levantar el velo sobre lo que Estados Unidos hace y ha hecho”, señala la cineasta, que fue parte del documental colaborativo The Year of the Everlasting Storm (2021), película co-dirigida por Anthony Chen, Jafar Panahi, Laura Poitras, Dominga Sotomayor, Malik Vitthal y Apichatpong Weerasethakul, documental que cerró FIDOCS en 2021.
Uno de los temas fundamentales de los trabajos de Laura Poitras es la vigilancia. Y esta se volvió una experiencia concreta luego de Citizenfour (2014), documental sobre Edward Snowden y la revelación de la existencia de un programa de espionaje mundial por parte de Estados Unidos. Sus trabajos sobre Irak y Snowden significaron que la documentalista fuese parte de la lista de vigilancia del gobierno de Estados Unidos. “Hay un antes y un después de Snowden en mi vida. Él expuso que Estados Unidos estaba espiando al mundo entero y recolectando datos de personas inocentes. Y ahora no es solo el gobierno: las grandes compañías tecnológicas, como Google o Facebook, también vigilan. Había mucha ingenuidad sobre internet en sus inicios. Snowden mostró los peligros reales cuando estas herramientas están en manos de gobiernos”, explica Poitras. “Cuando estábamos en Hong Kong reporteando sobre Snowden, fue muy aterrador. Sabíamos que estábamos enfureciendo no solo al gobierno estadounidense, sino a muchos gobiernos del mundo”, complementa.
Habiendo pasado más de 10 años desde las revelaciones de Edward Snowden, quien ahora está radicado en Rusia, el problema de la vigilancia no parece mejorar, y los datos están más vulnerables que nunca. “Creo que las redes sociales son muy peligrosas. La gente debe ser cuidadosa. Para los periodistas es peor, porque deben proteger sus fuentes. Pero incluso para cualquier persona, su información personal está siendo absorbida por estas compañías y se usa en su contra. Yo trato de evitar las redes sociales. Sé que no todos pueden hacerlo, pero me parece muy peligroso”, cuenta la directora.

Otro tema presente entre las investigaciones de Seymour Hersh y que preocupa a Laura Poitras es la situación en Gaza. “Gaza forma parte de la película porque Seymour ha reportado mucho sobre el tema. Estamos conectando Vietnam, Irak y Gaza a través del rol de Estados Unidos. Como ciudadana estadounidense es devastador saber que estamos suministrando las armas que se están usando. Debemos hacer todo lo posible para detener esto. La gente está muriendo de hambre. La comunidad internacional debe intervenir y Estados Unidos debe dejar de enviar armas”, declara Poitras.
Cover-Up se suma a otras películas que ponen en discusión lo que ocurre en Palestina, como lo es No Other Land (2024), la reciente ganadora a Mejor Documental en los Premios Óscar. Sobre aquella película, La cineasta señala que “los realizadores son amigos míos y Yuval Abraham es un gran periodista. Es una película muy importante. los documentalistas están haciendo el trabajo que los periodistas deberían estar haciendo: hacer preguntas difíciles. Ellos son algunos de los cineastas más valientes que conozco”.
Sobre la actualidad estadounidense, donde las libertades civiles son vulneradas y existe un hostigamiento contra los inmigrantes por parte del gobierno de Donald Trump, la documentalista también habla con preocupación: “Es aterrador lo que está pasando. La persecución a los inmigrantes por parte de ICE es una pesadilla. Y esto no surge de la nada. Estados Unidos siempre ha estado involucrado en ciclos de violencia. Ahora es especialmente horrible contra los inmigrantes. Creo que nuestra democracia se siente muy frágil”.
Pero, pese a lo sombrío del panorama y las imágenes dolorosas que circulan, la cineasta no renuncia a tener esperanza. “Me niego a creer que todo sea una causa perdida. No podemos renunciar a las cosas bellas del mundo y de la humanidad. Vivo en Nueva York y acabamos de elegir a Zohan Mamdani como alcalde. Eso me da esperanza. Dice algo sobre rechazar estructuras de poder y prejuicios. Creo que tenemos que seguir luchando y teniendo esperanza. Aunque sí, es un tiempo oscuro por la dirección que están tomando muchos gobiernos”, cierra Laura Poitras.











