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La lista de Schindler: más allá de Steven Spielberg y Liam Neeson

Los recuentos cinematográficos acerca de lo que fue el régimen Nazi en la primera parte del siglo XX, además de su periodo sociopolítico, son vastos, de excelente calidad en su mayoría y un recurso que ha servido no solo artística o comercialmente, sino también como una forma de verse, reconocerse y entender por qué no es posible que el mundo vuelva a tener regímenes como lo fueron el de Adolf Hitler (1889-1945) o el del fascista italiano Benito Mussolini (1883-1945), quienes finalmente fueron enjuiciados, cada uno a su forma, culminando sus estados dictatoriales.

Dentro de lo amplio e importante que es el “universo cinematográfico” de las películas dedicadas al régimen de Hitler, ya sea directa o indirectamente, abordando o no la temática del holocausto judío, hay una en particular que repara especialmente en un hecho especial: La lista de Schindler.

La lista de Schindler: Un héroe en tiempos de horror

La lista de Schindler, del director Steven Spielberg (1946) y cerebro de cintas como E.T, Tiburón, Volver al Futuro, Poltergeist, Los Picapiedra, Indiana Jones, entre otras tantas exitosas películas, relata hechos reales que en su tiempo contravinieron y significaron gran peligro para su protagonista verdadero, Oskar Schindler (1908-1974). El filme funciona como un resumen de lo que fue la real historia del empresario alemán, quien, paradójicamente, fue parte del Partido Nazi.

Protagonizada por Liam Neeson (Búsqueda implacable) y de una duración de 195 minutos, se narran los acontecimientos ocurridos en Cracovia, Polonia, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el empresario personificado por Neeson llega decidido a la ciudad a crear fortuna, por lo que, previsto de una buena cantidad de dinero y haciendo uso de sus contactos en las más altas esferas del Partido Nazi, Schindler soborna a los oficiales nazis y de las SS además de adquirir una fábrica en la que daría trabajo a los judíos de ghettos de la ciudad polaca donde los propios hebreos habitaban.

Dotado con una significativa riqueza, contactos y una fábrica en proceso, Schindler daría por iniciados los trabajos de gestión, contratando al contador judío Itzhak Stern (Ben Kingsley), quien aportaría una importante lista de contactos en el mercado negro y banqueros judíos, permitiendo acelerar el proceso de apertura de la fábrica.

Fábrica de Oskar Schindler Excursión con KrakowDirect
En el Monte Tzión; en la tumba de Oskar Schindler!! - YouTube
Tumba de Oskar Schindler

Mientras Schindler daba por iniciada su puesta en marcha, a la ciudad polaca llegaría el alto oficial nazista, Amon Goth, quien supervisaría la construcción de campo de concentración Plaszow.

Una vez terminado, el campo de concentración sería utilizado para su función: exterminio de judíos. Impactado por lo que veía, el desalojo, gritos, golpes, sangre, niños separados de sus padres, de sus hogares y sin miramiento siquiera por si en los ghettos habían o no ancianos, los nazis comenzaron la desocupación de los edificios, dando paso a ocupar las recientes instalaciones de exterminio.

Todo cambia para Schindler cuando en medio de la desocupación, fusilamientos y torturas, ve a una niña vestida de un largo traje rojo, quien minutos después es vista por el propio empresario en un montón de cadáveres, como si fuesen simples sacos de alimento. Horrorizado, Schindler ve como la situación no es casual, sino que obedece a un patrón de comportamiento del terrorífico y sanguinario oficial Goth, quien goza disparando al azar desde balcones y malos tratos a su asistente, Helen Hirsch.

Schindler's List | La lista de schindler, Peliculas, Documentales

A pesar de los horrores que Schindler presenció, se vio obligado a cambiar de planes sigilosamente, pues no podía alzarse contra quienes, en la práctica, eran de su propio bando, por lo que iniciaría una alianza con el oficial Goth, adulándolo y sobornando a sus hombres y al propio oficial con el fin de mantener cierto control sobre sus acciones además de establecer una careta importante ante lo que serían sus verdaderas intenciones a partir de ese momento: salvar vidas. Con este propósito, Schindler propondría la construcción de subcampo a un costado de la fábrica, lugar donde podría controlar casi enteramente lo que sucedía, creando mejores condiciones a las que se vivirían en el campo de concentración de Plaszow.

En resumen, la bien dirigida cinta por Spielberg muestra cómo el empresario alemán, conmovido por los horrores de la guerra y en especial por la brutalidad de Goth, cambiaría su foco inicial de enriquecerse por el de salvar la mayor cantidad de vidas posibles gracias a su fábrica de menaje, sobornando oficiales nazis, permitiendo la celebración del Sabat (festividad judía) por parte de sus trabajadores, para finalmente quedarse sin fortuna entre los sobornos, el gasto en municiones y sobre todo al verse afectado comercialmente al negarse a convertir su fábrica en una productora de pertrechos para la guerra.

Todo ocurre en escalas de grises, como una fiel metáfora de lo tiempos en que Schindler se dedicó a salvar vidas, todo menos las escenas finales, las que cambian a un nítido y ferviente color donde los protagonistas verdaderos rinden tributo a su salvador en Jerusalén.

Foto de La lista de Schindler - Foto 20 sobre 30 - SensaCine.com
Liam Nesson antes de ser Qui-Gon, reclutado por Yoda.

Oskar Schindler, más allá de Liam Nesson

Como bien se menciona, la película actúa en sí misma como un resumen y ficcionado relato de los verdaderos acontecimientos que vivió Schindler, quien a pesar de su heroico cambio de prisma, aun así sería perseguido por el Ejército Rojo luego de finalizada la invasión a Alemania en abril de 1945, el suicidio de Hitler y el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Debido al avance del Ejército Rojo, los nazis y en especial las SS, se vieron obligados a cerrar progresivamente sus campos de concentración, lo que inevitablemente llegaría a suelo polaco, obligando al empresario y exespía a hacer lo mismo, echando por tierra todo el trabajo realizado, ya que la mayoría de los judíos apresados eran enviados a Auschwitz, siendo rápidamente reducidos y exterminados en las cámaras de gas.

Para evitar el tan trágico destino, Schindler, haciendo uso de sus ya últimos recursos, sobornaría a los oficiales, acompañado por su habilidad de persuasión, convenciendo al oficial Goth de trasladar a más 1.200 judíos trabajadores de su fábrica hasta Brunnlitz, donde ayudaría a buscarles acomodo junto a algunos judíos que, en el camino, buscaban protección de los intentos nazistas por ocultar la evidencia de sus crímenes.

Oskar Schindler, el hombre que salvó a 1200 judíos del holocausto
Oskar Schindler

En 1945, intentando cumplir con este protectorado, Schindler se vería sumamente expuesto cuando, intentando reubicar a algunos refugiados, estos serían rechazados de la mina de Goleschau. 250 judíos serían devueltos, sumando para los judíos el asedio de los nazis y de los soviéticos para Schindler, quien lograría llegar nuevamente a Brunnlitz a salvo con 200 personas tras el deceso por enfermedad de 50 refugiados.

El asedio soviético y el asedio nazi nuevamente eran burlados por Oskar Schindler.

Finalmente, ya reunidos en su fábrica, Schindler convivió con los judíos, quienes intentaron y lograron crear las coartadas para que, en caso de ser apresados por los soviéticos o las tropas norteamericanas, el empresario tuviese una razón para evitar la acusación de ser un criminal de guerra por sus evidentes lazos con las altas esferas alemanas.

El 7 de mayo de 1945, casi un mes exacto después de la rendición alemana y la muerte de Hitler, todos como una gran familia escucharían el discurso de Winston Churchill confirmando la rendición definitiva de las fuerzas del Tercer Reich y el triunfo de la lista de Schindler.

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