“El niño y la montaña“, dirigido por Santiago Aguilera, sigue cosechando elogios a lo largo de todos los festivales del mundo, convirtiéndose en el cortometraje más premiado de la historia del cine chileno con un total de 87 galardones, siendo su próximo objetivo representar a Chile en la ceremonia de los Oscar 2021. La obra, inspirada en Hernán Leal, además, puede ser vista de manera gratuita a través de la plataforma OndaMedia, hasta el domingo 18 de julio, en el marco del Festival Chilemonos.
Sin embargo, pese a su éxito global, muy pocos conocen la historia detrás de Hernán, el protagonista del corto, quien está inspirado en la vida del empresario y montañista chileno, Hernán Leal, que además es el productor del proyecto, cuya duración es de 12 minutos.
Durante los últimos años, Hernán Leal se ha convertido en uno de los montañistas más destacados de Chile y Sudamérica, tras escalar las siete cumbres más altas de cada continente (incluida la de Norteamérica) y posteriormente alcanzar la cima del Everest y el Lhotse -cuarta montaña más alta del mundo- en un periodo de dos días, siendo el primer latinoamericano en lograrlo.
Sin embargo, el montañista reconoce que su sueño de escalar no llegó de la noche a la mañana, sino que es un deseo desde niño que tuvo que postergar durante muchos años, pero que se cumplió pese al paso del tiempo y a complicaciones en su capacidad respiratoria tras una parálisis en su cuerda vocal derecha.
“El mensaje que quiere dar el cortometraje es que los sueños se pueden postergar, pero nunca olvidar. Y se pueden cumplir independiente de los obstáculos de la edad o los recursos que uno pueda tener”, dice Hernán Leal a La Máquina desde Nepal, país donde en los próximos días escalará el Makalu (8.463 msnm), la quinta montaña más grande del mundo.
“El propósito es motivar a los niños a soñar en grande, y a los adultos que sí tienen sueños de infancia se pueden cumplir, jamás olvidar, porque siempre hay una manera de hacerlos”, añade el montañista y empresario.
¿Cómo nace la idea de hacer este cortometraje?
Tiene un origen bien extraño. Cuando hice por primera vez la cumbre del Everest, el director de la escuela de Osorno de donde yo salí me propuso una charla, cosa que yo nunca en mi vida había hecho, porque además tengo un problema en la voz con una parálisis en la cuerda vocal. Me dijo que me animara, que los chicos estaban muy emocionados y querían saber de la hazaña que había hecho. Me animé e hice la charla. Recuerdo que hubo un silencio, todos callados durante una hora. Ahí me di cuenta que tenía un talento para motivar a los niños.
Así empecé a dar charlas motivacionales, sobre todo a niños de escasos recursos y de lugares apartados. Todo a través de un programa llamado ‘La ruta de los sueños’, que no solo eran charlas, sino que diferentes actividades y juegos. Pero como tengo problemas a la voz, esforzarla me cansaba, entonces comenzamos a hacer animaciones audiovisuales.
‘El niño y la montaña’ surge de esta necesidad de ayudarme a descansar mi voz y también contar la historia desde otro sentido, porque en mis charlas hablo de las cosas que me motivaron a escalar los desafíos, pero el cortometraje se basa en los sueños postergados.
¿Cuál es el mensaje que buscan entregar con ‘El niño y la montaña’?
El mensaje que quiere dar el cortometraje es que los sueños se pueden postergar, pero nunca olvidar. Y se pueden cumplir independiente de los obstáculos de la edad o los recursos que uno pueda tener. El propósito es motivar a los niños a soñar en grande, y a los adultos que si tienen sueños de infancia se pueden cumplir, jamás olvidar, porque siempre hay una manera de hacerlos.

¿Por qué cree que ha tenido tanto éxito?
Siento que al cortometraje le ha ido tan bien en los festivales en los que ha postulado porque para esta época de pandemia es un mensaje positivo, donde se muestra un plan de un sueño pendiente y se hace realidad en el momento menos adecuado.
¿Se sienten una carta fuerte para quedarse con un Oscar?
Nuestro propósito en un comienzo era otro, pero ante los comentarios invitamos a un crítico de cine y nos dijo que nos irían bien si postulábamos a festivales. Empezamos a fines de marzo de 2020 y a las 2 semanas ya teníamos dos nominaciones, y al primer mes 2 o 3 premios. Hoy tenemos 87.
Participar en los Oscar es parte de un sueño y responde al mensaje del cortometraje de que se pueden cumplir sin importar los obstáculos. Todo este proceso nos tiene muy contentos y emocionados. Pero más allá del premio, queremos que el mensaje llegue y se multiplique.
¿Cómo fue el financiamiento del corto?
El financiamiento corrió por parte de mí, Fastco y Poston Works. Los tres pusimos el dinero para hacerlo realidad.
No todos pueden darse ese lujo…¿Debería haber mayor apoyo del Estado al desarrollo de la cultura?
Sí, sobre todo en esta época. Aparentemente la cultura no es un negocio…Obviamente el Estado debería hacer un esfuerzo. Pero los privados también tienen que jugársela. Debe haber más incentivo para que se atrevan. A estas alturas han sido varias las películas ‘top’ que han estado nominadas a los Oscar en los últimos 4 a 5 años, y eso significa que en Chile hay buenos realizadores, guionistas, actores, prensa.
El llamado no es solo al Estado, que por cierto lo tiene que hacer y colocar los incentivos, también a los privados para que apoyen y fomenten la cultura y el arte. En pandemia uno de los grandes problemas ha sido lo psicológico por la gente encerrada. El gobierno tiene que ponerse las pilas en muchos aspectos, la gente necesita liberar tensiones. Con esa misma lógica necesitamos apoyar al arte, no solo audiovisual, sino que a todo tipo, donde la creatividad debe seguir e incentivarse.