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Evangelion: Por qué la vida es un teatro (y eso está bien)

No hay duda de que el anime ‘Neon Genesis Evangelion‘ es una de las obras orientales que más hondo ha calado en Latinoamérica. Desde los memes respecto a su final inentendible hasta la espectacularidad con que conjuga la psicología de sus personajes, esta famosa deconstrucción del género mecha cuenta con un innegable legado que vive incluso hoy, a meses de que se cumplan 25 años desde su lanzamiento.

La obra ha tomado mucha notoriedad desde el año pasado. Primero, debido a su polémico estreno en Netflix, pero también debido al anuncio de la esperadísima película del Rebuild de la serie, “Evangelion: 3.0+1.0 Thrice Upon a Time”. Es difícil de explicar para quienes no estén relacionados con el concepto de “rebuild”, pero es la cuarta de una serie de películas del autor original de la serie, Hideaki Anno, que reversionan la historia original. 

Afiche promocional de Evangelion: 3.0+1.0 Thrice Upon a Time, a estrenarse post pandemia.

No queda claro si es una continuación de la historia, un remake para nuevas generaciones o algo intermedio, ya que Anno y su equipo de directores del estudio Gainax siempre han evitado dar respuestas absolutas, a fin de que podamos interpretar la obra por nosotros mismos. Lo que sí sabemos es que como la película es promocionada bajo el slogan “bye-bye, all of EVANGELION” (“chao a todo lo de Evangelion”, traduciremos libremente), el hype está altísimo.

Lamentablemente, su estreno ha quedado indefinidamente postergado debido a la crisis del COVID-19, pero ya se han liberado varios trailers y un adelanto de los primeros 10 minutos de la película en japonés, cosas que aseguran que está próxima a estrenarse, pese a sus múltiples retrasos (la primera vez que se anunció era para 2017) e incluso un cambio de nombre, pasando de Evangelion 4.0: You can (not) redo a su título actual.

https://www.youtube.com/watch?v=VBimsuxZBvk
Si no has visto las tres películas previas, no te recomendamos este adelanto de la cuarta Rebuild.

Sin embargo, y pese a que los rebuild son todo un mundo, hoy queremos volver al anime original, aquella serie icónica que fue estrenada el 2001 en Chile con una presentación que, al igual que su opening, vive hasta hoy en el corazón de muchos. En concreto, queremos adentrarnos en aguas peligrosas: el final de la serie original.

Evangelion: ¿por qué es tan difícil su final?

Es parte de la cultura popular la idea de que “nadie puede entender el final de Evangelion” y, no, no vamos a tratar de explicarlo en este artículo. Pero siguiendo el espíritu de sus creadores de estimular que la serie tenga variadas interpretaciones, vamos a armar una de las posibles lecturas que podrían desprenderse de la serie a partir de lo mostrado en su capítulo final.

En ese sentido, esta no tratará de ser la interpretación definitiva ni nada por el estilo, pero por razones obvias contendrá spoilers de la serie original.

Metraje del épico estreno de la serie en Chile el 2001.

Por más críptico que sea, el final de la serie no carece de sentido. Más aún, su forma abrumadora de contar la historia tiene una justificación externa a la serie en sí: problemas de gestión que limitaron el tiempo de trabajo de los últimos episodios, lo que llevó a planos con nula movilidad, reciclaje de dibujos anteriores y hasta bocetos a medio terminar. Sin embargo, tampoco es que el estilo minimalista no haya sido desde siempre la concepción estética de la serie.

Desde un principio, Evangelion tendía a hacer mucho con poco y ese estilo visual resultaba ideal para narrar una historia que, por más que trate sobre robots gigantes salvando a la humanidad, en el fondo, habla del dilema de la otredad: cómo relacionarse con otros seres humanos e incluso con uno mismo. Y es que el contexto extradiegético de la obra no se acaba en los bocetos.

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La clase de arte con el que juega Evangelion en esta etapa.

Hideaki Anno pasaba por una depresión profunda desde antes de iniciar la serie, cosa que plasma en Evangelion y sus personajes principales. Dicho proceso personal empujó a la serie hacia lugares muy personales, donde el desarrollo psicológico era fundamental. A la par, Anno leía hasta el hartazgo sobre filosofía y psicoanálisis, quizás para no ahogarse en su propio mar de dudas. Es por ello que hay un sinfín de referencias simbólicas en la obra, desde la cábala hebrea hasta las pulsiones de placer y muerte de Freud.

Así, los últimos dos capítulos suceden, sin explicación previa, dentro de la mente de los protagonistas, el espacio más relevante para la serie a esas alturas. Por eso, la trama en sí se “resolvería” más adelante en la película “The End of Evangelion” (1997), donde se muestra el desarrollo de los hechos que sucedían en paralelo a los pensamientos del final de la serie.

Los otros, ese mal necesario

Hasta ahora, no hemos dicho nada que no descanse en algún artículo o video de YouTube con más o menos conspiraciones entre lo divino y lo fálico. Pero los episodios 25 y 26, los finales de la serie, muestran antecedentes que sirven para realizar algunas lecturas hacia la serie que quizás sí sean un aporte.

A estas alturas de la trama, la instrumentalización humana es completada y la humanidad es una sola en el vacío. Siendo Shinji el principal conductor de la instrumentalización debido a su rol durante el tercer impacto (como se ve en la película paralela), es su mente la que dirige las interacciones de todas las mentes. Así, sentado bajo el foco de luz, Shinji se enfrenta a sus propios temores mientras es el centro de las críticas del resto de personajes.

Más tarde, veremos que Shinji no es el único que se enfrenta a esa clase de juicio. Al contrario, Misato, Rei y Asuka se turnan, junto al protagonista para convertirse en el centro de interés, pero siempre iniciando con un diálogo bastante similar al siguiente:

Asuka: ¿Dónde estoy?
Shinji: En mi corazón dentro del tuyo, Asuka.
Asuka: Y al mismo tiempo, mi corazón dentro del tuyo, Shinji

Para entender este diálogo, es bueno echar mano a algo de psicología social, misma fuente de la que bebió Hideaki Anno al escribir estos párrafos. Y es que una de las maneras en que se puede entender la individualidad, es bajo la idea de que somos inconcebibles si no es por nuestra interacción con los otros. El teórico estadounidense George H. Mead ilustra esto con su modelo del self (o sí-mismo), donde ser individuo es dialogar entre un yo y un .

La idea de Mead era ilustrar cómo una parte de la persona es subjetiva, personal, un yo invisible y distinto a los demás. Mientras tanto, el es una parte del individuo que se construye en función de las relaciones con otros y los roles que cada quién debe cumplir en ellas. El individuo es el contraste entre ambas partes, una oposición necesaria para vivir en un mundo donde interactuar con otros es el hermoso caos de no poder saber nunca qué piensa exactamente el otro. Entonces, una parte vital de nosotros mismos es lo que somos en el corazón del otro, en el lenguaje de Evangelion.

Y ese es, justamente, el punto de toda la historia. La instrumentalización humana, ese intento de “fusión espiritual” de la raza humana, se nos presenta como una forma de romper los límites entre el yo y el mí. Dado que cada mente es un misterio indescifrable para todas las demás, se produce un vacío en el interior de las personas, una necesidad de estar con los demás que nunca logra ser resuelta del todo… a menos que todos fuésemos uno, que es justamente lo que buscan SEELE y Nerv a lo largo de la serie. 

Algo falta dentro de nuestro corazón. Nos da terror. Nos da ansiedad. Por eso queremos ser uno. Queremos completarnos. Ese es el proyecto de instrumentalización.

Diálogo dicho por Misato, Ritsuko, Rei y Asuka en el último episodio.

Tú (no) necesitas ser un héroe”, es una guía para la serie que explica en detalle la misma, las películas y los rebuild, por lo que si desean mayor claridad respecto a la obra, el libro de Álvaro Arbonés de la editorial española Héroes de Papel puede ser un excelente primer paso. En este texto, se plantea que una forma de leer el problema de la serie es la idea de “el dilema del erizo”.

Esta famosa parábola del filósofo alemán Arthur Schopenhauer nos pone en la piel de un erizo, un animal espinudo que descubre que para evitar el frío debe dormir cerca de otros erizos, pero, mientras más se acerca, más clavará sus púas en los demás, así como los otros erizos lo clavarán a él. Así, vivir es no morir en el frío de la soledad y tolerar el dolor que implican las espinas, pero no lo suficiente como para que el dolor te mate. Esto no es más que otra forma que formular, genialmente, el mismo problema al que se enfrenta Shinji. Pero la serie llevará la discusión un paso más allá.

Tú no necesitas ser un héroe: Neon Genesis Evangelion: Amazon.es ...
El libro “Tú (no) necesitas ser un héroe” del filósofo español Álvaro Arbonés.

La vida es un escenario y nosotros sus actores

Mientras los lilin, nombre que reciben los humanos en la serie, se unen en uno solo durante la instrumentalización humana, el anime decide mostrarnos las luces, el telón y las tablas. Se nos revela que todo este tiempo las interacciones han sido en un teatro que el propio Shinji está observando desde el público. Si relacionarse con los otros es cumplir roles, hacer evidente el contexto teatral es mostrar lo que hay tras las bambalinas de la interacción con otros.

Cada personaje que pasa al escenario, descubre partes de ellos mismos que ha escondido al resto e incluso de sí mismo. En el caso de Misato, la careta que se crea por sus carencias paternales y de pareja; con Rei, aparece el vacío de no sentirse una humana  sino más bien un objeto; para Asuka, la presión de tener que mostrarse madura y fuerte desde muy pequeña. Cada quien debe asumir su propio conflicto y angustia al verse en el centro del escenario.

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Shinji se descubre como espectador de sí mismo, de Asuka y de Misato.

Volviendo a tomarle prestada una página a la teoría social, comparar el relacionarse con otros con la teatralidad no es algo nuevo. De hecho, el mero término “persona” es una adaptación al latín del término griego prosopon, nombre que recibían dentro del teatro griego las máscaras que usaban los actores para representar sus roles. De ahí viene el famoso símbolo del teatro de dos máscaras, una sonriendo y otra horrorizada.

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Algunos prosopones de la Grecia de Pericles (aproximadamente, siglo IV a.C.)

Siguiendo esa premisa, el sociólogo canadiense Erving Goffman plantea una teoría cuyo centro es la interacción humana. Para él, la estructura social descansa en la interpretación de distintos roles que interiorizamos y forman nuestra identidad. Cada quien cumple diferentes papeles según el contexto, aun así siempre con la intención, no necesariamente consciente, de generar una reacción determinada en un otro.

Para Goffman, las personas tratamos de controlar la impresión que generamos a los demás, como el teatro lo hace con su público. El escenario es el contexto social donde todos somos actores y actrices que generamos impresiones en el resto. Comunicamos siempre, voluntaria e involuntariamente, desde roles que varían según la situación. En concreto, la forma en cómo nos mostramos no es la misma en el trabajo, frente a la familia, con los amigos, en pareja o con un desconocido, porque la impresión que buscamos generar con el rol interiorizado varía caso a caso.

Desconocemos si Hideaki Anno leyó a Goffman, pero el gesto es evidente. No solamente está el teatro, también hay muchos primeros planos de los elementos tras bambalinas; los focos, las cuerdas del telón, la marcas del montaje, todo aquello que se necesita para montar un espectáculo pero que escondemos para sostener la verosimilitud del teatro. Y si todo esto no fuera suficiente, Evangelion pone incluso a Shinji con el guion de la serie en mano para explicarnos su punto: el anime es un comentario sobre ese teatro al que llamamos sociedad.

Shinji con el guión de la serie en la mano durante su último episodio.

Que el teatro sea el espacio donde cada personaje pase por el proceso de aceptarse y entender su forma de relacionarse con los demás parece una respuesta sacada de La presentación de la persona en la vida cotidiana, libro de Goffman donde se expone lo anterior. Pero la experiencia del protagonista en el teatro es la más certera de todas en este aspecto y va a hacer patente la moraleja de la historia.

En el último episodio de la serie, Shinji descubre que no puede esperar que el resto solucione sus problemas por él. Contrario a lo que se estila en un shönen, género desde el que parte Evangelion para contrevenirlo totalmente, Shinji no tiene la voluntad para salvar al mundo. Quiere que lo salven y, si cometió alguna acción heroica, fue solo por cumplir el rol que le impusieron para obtener la gracia del resto. Cultivaba profundamente el y los roles que le tocaban, mas nunca su yo.

Mark Watches 'Neon Genesis Evangelion': Episode 25 – A World ...
El EVA-01 es la sombra de Shinji actuando solo para agradar a los demás.

Justamente lo que descubre Shinji es que si sus relaciones con otros se construyen con la mera intención de agradar a los demás, nunca estará bien consigo mismo. Los demás son importantísimos, sí. Pero, en palabras de la serie, si no valora su verdad subjetiva, la realidad le va a pasar por encima. Con ello, literalmente quiebra la imagen del teatro en los últimos minutos de la serie y descubre que debe quererse para convertirse en su propio héroe. 

Todos hemos sido Shinji Ikari y quizás por eso se odia tanto al personaje. Todos hemos tenido un EVA, una sombra de lo que somos para los demás que nos empuja a actuar de determinada manera. Y eso está bien, es parte de la vida. La única moraleja que quiere dejarnos la serie es que podemos hacer la paz con nosotros/as mismos/as y aceptarnos por lo que somos, no por lo que deberíamos ser. Porque odiarnos a nosotros mismos nunca será el camino correcto hacia hacer el bien a quienes queremos.

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Omedetou. (Felicidades)
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  • Buenísimo, siempre me ha intrigado también un momento de una de las películas (me parece que es The end of Evangelion) en el que aparecen imágenes de un cine y de la vida real… creo que también refuerza esta idea de la teatralidad de la interacción entre seres humanos, dentro de la serie y fuera. Me gusta mucho como Evangelion rompe la cuarta pared con estos símbolos como la lectura del libreto, siento que es una forma de hacernos mirar a nosotros mismos “espectadores” como personajes de la historia, con nuestros conflictos y disimilitudes reflejados allí.

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